jueves, abril 30, 2020

Así será el concierto desde los balcones en Barcelona

Así será el concierto desde los balcones en Barcelona

Europa Press | Barcelona | 30/04/2020

Foto Andreu Buenafuente, en una imagen de archivo.
30-04-2020

Barcelona organizará un concierto con más de 20 actuaciones desde los balcones y azoteas de la ciudad, que se convertirán en escenarios de artistas como Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Manolo García, Antonio Orozco, Els Catarres y Dorian, entre otros, que se grabará previamente y se retransmitirá el sábado 9 de mayo desde las 18.00 por Betevé y aquí.

Lo ha anunciado este jueves en rueda de prensa telemática la alcaldesa Ada Colau junto al presentador Andreu Buenafuente y la actriz Clara Segura, que harán de conductores de la iniciativa, que lleva por nombre Barcelona, ens en sortirem, y que ha contado con las intervenciones de Serrat, Sau y Stay Homas.

Cada artista interpretará una canción, y el concierto, que quiere ser una muestra de cariño de los artistas hacia la ciudad y que se grabará con drones, finalizará a las 20 horas coincidiendo con el aplauso al personal sanitario, con una actuación especial.

El cartel está encabezado por Joan Manel Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Manolo Garcia, Marina Rossell, Maria del Mar Bonet, Antonio Orozco, Amaia, Txarango, Els Catarres, Stay Homas, Sopa de cabra, Sidonie, El niño de la hipoteca, Dorian, Joan Dausà, Clara Peya, Lildami, Koers, Suu y Roba Estesa; además, Coque Malla y Leiva se unirán al concierto desde Madrid.

El concierto está producido por El Terrat (The Mediapro Studio) bajo la dirección creativa de David Lillo y Enric Cambray y la realización de Oriol Bosch.

Un concierto sin lujos
Buenafuente ha dicho que «es un reto de producción sin precedentes, en un tiempo récord y posible gracias a la generosidad y predisposición de los artistas», que en un inicio iban a ser unos 10 ó 12, pero que ha crecido hasta unos 25, y ha remarcado que la opción de hacerlo en directo ha sido inviable para mantener unos índices de calidad óptimos.

No quieren «lujos, ni un videoclip, pero sí mucha calidad de sonido», por lo que trabajarán con cámaras y cada artista tendrá dos para conseguir esta calidad, y desde drones se grabarán imágenes aéreas de las calles de la ciudad vacía, a través de las cuales se irán enlazando todas las actuaciones.

Según Buenafuente, la idea es que cada artista esté en una azotea con la que se vincule habitualmente, de manera que algunos artistas actuarán desde su propia azotea y otros se desplazarán a tejados emblemáticos de la ciudad: es el caso de Clara Segura, que ha desvelado que conducirá el concierto desde la azotea de la Casa Batlló, y Serrat, que ha detallado que estará en uno del barrio de Gràcia.

Segura ha puesto en valor las azoteas y balcones «que se han convertido en los nuevos pequeños teatros de los barrios y las ciudades, y que han sido el altavoz que la gente ha podido compartir», y que han supuesto la necesidad de verse y sentirse más cerca.

Por su parte, Serrat ve la iniciativa como una manera de agradecer a las personas que han estado trabajando en primera línea durante la crisis sanitaria y la posibilidad de trasladar un mensaje de optimismo y esperanza a la ciudad: «La música no cura pero nos hace compañía. La música no gana grandes combates pero sí estimula combatientes».

Un regalo para la ciudadanía
Colau ha afirmado que el concierto es un «regalo colectivo para la ciudadanía y un mensaje de esperanza para la ciudad y para el mundo entero», y ha asegurado que Barcelona seguirá trabajando para hacer unas políticas de apoyo al sector de la cultura, uno de los sectores más afectados por la crisis.

«Las azoteas y balcones son el nuevo escenario de una Barcelona confinada, pero no resignada, no reprimida. Valiente, creativa, esperanzada, que está convencida que los conseguiremos y saldremos hacia adelante», ha expresado la alcaldesa.

Ha señalado que, por parte del Ayuntamiento de Barcelona, se han destinado a la iniciativa «algo más de 200.000 euros», una cantidad que considera mínima en comparación a lo que costaría un evento de este tipo en condiciones normales.

Serrat, Txarango, Amaia... Barcelona organiza un macroconcierto en los balcones

Serrat, Txarango, Amaia... Barcelona organiza un macroconcierto en los balcones

Por Time Out Barcelona Editors
Publicación: jueves 30 abril 2020, 13:09h

Barcelona también tendrá su macroconcierto virtual. Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Txarango, Manolo García y Amaia son algunos de la veintena de artistas que participarán en el espectáculo 'Barcelona ens en sortirem', que se celebrará el sábado 9 de mayo a partir de las 18 h. Impulsado por el Ayuntamiento y con la producción de El Terrat, el evento consistirá en un recorrido de dos horas por los balcones y terrazas de los y las cantantes y se podrá seguir desde betevé y ensensortirem.barcelona.

Andreu Buenafuente y Clara Segura presentarán el concierto, con el que se quiere mandar un mensaje de esperanza a los y las barcelonesas, y cada artista interpretará una canción. Además de los nombres mencionados, también estarán Marina Rossell, Maria del Mar Bonet, Antonio Orozco, Els Catarres, Stay Homas, Sopa de Cabra, Sidonie, El Niño de la Hipoteca, Dorian, Joan Dausà, Clara Peya, Lildami, Koers, Suu y Roba Estesa. También habrá conexiones desde Madrid, desde donde se unirán a la fiesta Coque Malla y Leiva.

Bajo la dirección creativa de David Lillo y Enric Cambray y la realización de Oriol Bosch, el espectáculo nos paseará por Barcelona a vista de pájaro e irá enlazando las azoteas, balcones y terrazas de los artistas que participan en él.

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Dondequiera que estés - Joan Manuel Serrat

Serrat, Amaia, Stay Homas y Maria del Mar Bonet le cantan a la esperanza desde sus balcones y terrazas

Serrat, Amaia, Stay Homas y Maria del Mar Bonet le cantan a la esperanza desde sus balcones y terrazas

Barcelona impulsa el festival «Ens en sortirem» para enviar un mensaje de esperanza a través de la música

Foto Los catalanes Stay Homas, durante una de sus actuaciones en las redes sociales - Instagram

David Morán
BARCELONA
Actualizado:30/04/2020 19:22h

Días después de que los Stay Homas se hayan convertido en un inesperado fenómeno de música confinada peor con las redes bien abiertas y de que Joan Manuel Serrat se dejase grabar dedicándole «Aquellas pequeñas cosas» a la Cruz Roja y a quienes dan la cara en primera línea contra el coronavirus; días también después de que los balcones se hayan convertido en inesperados escenarios desde los que aplaudir, cantar y, según el día, reír o llorar, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido recurrir a los efectos curativos y balsámicos de la música para lanzar un mensaje de esperanza. «Teníamos que hacer algo bonito para situar ese horizonte de esperanza que tenemos por delante», ha explicado la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante la presentación en rueda de prensa.

Con esa idea y también la de agradecer a los ciudadanos que llevan confinados en casa casi dos meses, el consistorio ha impulsado «Barcelona, ens en sortirem», un concierto homenaje que reunirá el próximo 9 de mayo a Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Manolo García, Antonio Orozco, Amaia, Txarango, Stay Homas, Marina Rossell, Maria del Mar Bonet o Els Catarres, entre muchos otros.

«La música no gana grandes combates, pero estimula a los combatientes
Joan Manuel Serrat

Lo de reunir, claro, es un decir, ya que todos cantarán desde balcones y terrazas (o, mejor dicho, lo habrán hecho, ya que la interpretaciones no serán en directo) mientras la realización encadena sus actuaciones utilizando planos aéreos de Barcelona.El concierto se retransmitirá el sábado, 9 de mayo, a partir de las seis de la tarde, y contará con invitados especiales como Leiva y Coque Malla, que se conectarán desde Madrid.

«Un ciudad en la que nos hemos volcado en mostrar nuestra gratitud a quienes han estado en primera línea se merece también que enviemos un mensaje de optimismo y esperanza. Sabemos que el dolor que mucha gente está pasando no se puede voltear con la música, pero sí que puede crear una cierta compañía. La música no gana grandes combates, pero estimula a los combatientes«, ha explicado Serrat durante su intervención.

Según el Ayuntamiento, el repertorio de los artistas estará relacionado con la superación, la cooperación y la fuerza colectiva. Sopa de Cabra, Sidonie, El Niño de la Hipoteca, Dorian, Joan Dausà, Clara Peya, Lildami, Koers, Suu y Roba Estesa completan la nómina de artistas que participarán en un este festival confinado que presentarán Andreu Buenafuente y Clara Segura.

El concierto estará producido por El Terrat (The Mediapro Studio), bajo la dirección de David Lillo y Enric Cambray y cuenta con una aportación municipal de "algo más de 200.000 euros", cantidad que Colau considera mínima en comparación a lo que costaría un evento de este tipo en condiciones normales y con la que, al parecer, se quiere romper esa tendencia del gratis total que impera estos días en los contenidos culturales servidos a través de las redes.

Barcelona proposa una vintena d’actuacions musicals des de balcons i terrats El concert serà el 9 de maig i hi actuaran artistes com Antonio Orozco, Sílvia Pérez Cruz o els Txarango

Barcelona proposa una vintena d’actuacions musicals des de balcons i terrats
El concert serà el 9 de maig i hi actuaran artistes com Antonio Orozco, Sílvia Pérez Cruz o els Txarango

Redacció | Dijous, 30 d'Abr del 2020, a les 21.30

L’Ajuntament ha impulsat la iniciativa Barcelona, ens en sortirem, que consistirà en una vintena d’actuacions musicals en terrats i balcons de Barcelona el dia 9 de maig a les 18 h, que es retransmetran per betevé.

Els artistes que hi actuaran seran Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Manolo García, Antonio Orozco, Amaia, Txarango, Stay Homas, que s’han viralitzat durant aquest confinament amb la seva cançó “Gotta be patient‘, Marina Rossell, Maria del Mar Bonet o Els Catarres, entre d’altres. El concert estarà presentat per Andreu Buenafuente i Clara Segura. Les actuacions s’enregistraran i s’emetran el 9 de maig.

Cada artista interpretarà un tema i el concert finalitzarà amb una actuació especial. El repertori dels artistes girarà al voltant de la superació, la cooperació i la força col·lectiva, en una mostra d’estima dels artistes cap a la ciutat. El concert s’enregistrarà amb drons i acabarà a les 20 h coincidint amb l’aplaudiment diari al personal sanitari.

El PP critica que el govern es gasti 200.000 euros en la producció del concert

Des del Grup Municipal del PP han valorat positivament la idea de fer un concert però han criticat que el govern de Colau destini 200.000 euros a la producció de l’esdeveniment, que es retransmetrà en directe. El regidor del grup, Oscar Ramírez, ha preguntat perquè s’ha encarregat la producció del concert a Mediapro i el Terrat.

Oscar Ramírez Lara
@oramirezlara
La idea de hacer un concierto por el confinamiento nos parece excelente! Pero es necesario que el Ayuntamiento se gaste 200.000€ en la producción que casualmente la llevan Mediapro y Terrat. Y nuestra TV pública @beteve no tiene capacidad para cubrirlo? 


Barcelona proposa una vintena d'actuacions musicals des de balcons i terrats

Barcelona proposa una vintena d'actuacions musicals des de balcons i terrats


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Balcones de Barcelona acogerán un concierto de grandes de la música

Balcones de Barcelona acogerán un concierto de grandes de la música

EFE
Barcelona
30 abr. 2020

El Terrat, bajo el paraguas de The Mediapro Studio, y el Ayuntamiento de Barcelona, prepara un concierto colectivo para el sábado día 9 cuyos escenarios serán distintos balcones barceloneses y en el que participarán, entre otros, Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz y Manolo García.

La iniciativa la han presentado en rueda de prensa telemática la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, el humorista Andreu Buenafuente y la actriz Clara Segura.

INICIATIVA ORIGINAL Serrat, Antonio Orozco y Manolo García cantarán desde sus balcones el 9 de mayo

INICIATIVA ORIGINAL
Serrat, Antonio Orozco y Manolo García cantarán desde sus balcones el 9 de mayo

El concierto virtual 'Barcelona, ens en sortirem' reunirá a 22 artistas que actuarán desde sus casas

Andreu Buenafuente y la actriz Clara Segura conducirán el evento, que se celebrará de 18.00 a 20.00 horas

Jordi Bianciotto
BARCELONA - JUEVES, 30/04/2020 - 23:34

Foto Joan Manuel Serrat, en el concierto de homenaje a Moncho en L’Auditori en enero del 2019.

Joan Manuel Serrat, en el concierto de homenaje a Moncho en L’Auditori en enero del 2019. / ÁLVARO MONGE
Música en agradecimiento a los barceloneses en estas semanas de confinamiento y como “homenaje al mundo de la cultura”, tan tocado por los efectos de la pandemia en la vida pública y la economía. Así lo anunció la alcaldesa Ada Colau este jueves al presentar un concierto virtual de altos vuelos y título esperanzador, ‘Barcelona, ens en sortirem’, que el sábado 9 de mayo reunirá a un total de 22 artistas: Joan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet, Manolo García, Marina Rossell, Sopa de Cabra, Sílvia Pérez Cruz, Antonio Orozco, Txarango, Amaia, Sidonie, Dorian, Coque Malla, Leiva, El Niño de la Hipoteca, Els Catarres, Joan Dausà, Clara Peya, Lildami, Koers, Suu, Roba Estesa y Stay Homas.

Un desfile de actuaciones que tendrán lugar en los balcones y las azoteas de las casas de cada uno de los artistas, y que se podrá seguir a partir de las 18.00 horas a través de TV-3 y Betevé y de la web del ayuntamiento. Cada cantante interpretará una canción y se anuncia una “actuación especial” para el final, un colofón que no se desea desvelar para proteger el efecto sorpresa.

‘Drones’ y equipos profesionales
Las interpretaciones no serán en directo, sino que se grabarán en los próximos días, con equipos destinados a alcanzar una calidad de realización (dos cámaras para cada artista), sonido e imagen profesionales, alejándose de la informalidad de tantos ‘streamings’ grabados con móviles, y contando con ‘drones’ para ofrecer planos aéreos. Casi todos los artistas registrarán sus canciones en Barcelona, si bien Maria del Mar Bonet lo hará desde su casa en Mallorca, y Coque Malla y Leiva, en Madrid. Se prevé que el concierto dure unas dos horas, para dar paso al tradicional aplauso comunitario de las 20.00 horas al sector sanitario y esencial.

Se trata de una iniciativa impulsada por el ayuntamiento de Barcelona de cuya producción se encarga El Terrat, bajo el paraguas de The Mediapro Studio, con dirección de David Lillo y Enric Cambray, presentación de Andreu Buenafuente y Clara Segura, y la colaboración de David Verdaguer, Gemma Nierga y Toni Soler. El consistorio aporta 200.000 euros para el coste mínimo de producción.

Concierto portador de un “mensaje de optimismo y de esperanza”, señaló Serrat en la comparecencia virtual, que celebró la iniciativa desde el plano más personal. “Esto me va a permitir que después de dos meses mi mujer me permita salir de casa”, bromeó el cantautor, para quien la música “no cura, pero hace compañía”, y “no vence grandes combates, pero sí que estimula a los combatientes”.

LAS ENTREVISTAS DE EL GRÁFICO 1984. Serrat: “A pesar de todo, sigo enamorado del deporte"



LAS ENTREVISTAS DE EL GRÁFICO
1984. Serrat: “A pesar de todo, sigo enamorado del deporte"

Por Redacción EG · 29 de abril de 2020

Foto 1: El gesto amable, la sencillez, la predisposición para el diálogo. A los 40 años, Joan Manuel Serrat cautivó a su público.
Foto 2: Amigos: Menotti y Serrat.
Foto 3. : Carlos Irusta, Gustavo Béliz y Serrat.

Gustavo Béliz, cuando trabajaba en El Gráfico, y Carlos Irusta charlan a solas con nuestro querido Joan Manuel Serrat, en el mismo Luna Park donde el catalán ofreció los inolvidables conciertos de 1984.

¡No molesten, salgan de acá! ¡El señor no tiene nada que hablar ahora!

Entre gritos, manos ansiosas por tocarlo, empujones, cables y gestos violentos, esta frase se repetía incansablemente en el palco de periodistas del Deportivo Español, el sábado 20, antes del partido con Deportivo Italiano. Era el caos ante la presencia del ídolo. El caos. Hasta que de pronto, como ajeno a todo aquel mundo, surgió su acento catalán para calmar a esas cien personas que buscaban acompañarlo rumbo al campo de juego para dar el puntapié inicial: "Un momento, los señores son de EL GRAFICO y yo los cité aquí, quedaron en conversar conmigo". Después siguió un largo silencio, fue como si aquella escena delirante del comienzo hubiera quedado congelada en el tiempo.

Así lo conocimos. Y así preferimos presentar a Joan Manuel Serrat. Atrás quedaba una angustiosa persecución que había comenzado veinticuatro horas antes en el Luna Park. A las amables gestiones de su productor —Chiche Aizenberg—, se sumó la ayuda de nuestro fotógrafo Gerardo Horovitz. El objetivo era la entrevista, pretendiendo robarle un poco del tiempo que Joan Manuel le dedicó a Buenos Aires: mezclándose con su gente, abrazando a la ciudad, bebiéndose toda la vida y todo el afecto que ofrece la idolatría.

"En mi camarín del Luna, a las siete", fue su frase, que para nosotros sonó más bella que cualquiera de sus canciones. Por supuesto, a las seis ya estábamos en la puerta, por las dudas...

—Te sabemos hincha del Barcelona y amante del fútbol. Como argentinos, y con estos antecedentes, es inevitable la primera pregunta. ¿Cómo viviste la actuación de Maradona en España?

—Bueno, no se necesita ni ser hincha del Barcelona ni argentino para deleitarse con el talento de Maradona. Basta solamente con verlo en la cancha

—¿Cómo evaluarías su actuación? ¿Fue éxito? ¿Fue fracaso?

—No fueron sus dos mejores temporadas, sin dudas. Tuvo muy mala suerte, empezando por su enfermedad y por su lesión. Pero un gran jugador siempre deja muestras de su categoría. La valoración de éxito y fracaso pienso que tiene que hacerse desde un punto de vista más personal: preguntándoselo a él. Yo sólo les puedo decir que Maradona en un momento decidió irse e hizo absolutamente todo para que lo echaran. Eso fue lamentable para un gran club como el Barcelona, penoso. Pero en fin, cada uno tiene sus consejeros y gente que le dice lo qué debe hacer. Hay personas que tienen su corte, que evidentemente lo condicionan mucho. Esto es algo que Maradona se planteará cuando pasen los años y cuando futbolísticamente no anden tan bien las cosas para él.

—Hablando de éxito y de fracaso. ¿Te parece que el periodismo latino es demasiado extremista, manejándose siempre en términos de drama o gloria?

—Es que hablar de periodismo latino es una ambigüedad. "L'Equipe" —por ejemplo— es periodismo latino y tiene una línea seria, con excelentes profesionales. Normalmente muchos medios deportivos están llenos de hombres inmaduros y demenciales, que porque no pueden escribir en ningún otro sitio acaban escribiendo sobre deporte. Hay medios que deben llenar espacio con chismes. Tienen que tirarle carne a la fiera cada día. . . Por eso afirmaría que el periodismo latino no tiene ninguna forma concreta: hay periodistas latinos honrados y los hay sinvergüenzas; hay quienes están a sueldo de alguien y hay quienes no están a sueldo de nadie.

—¿Qué tipo de fútbol te gusta más? ¿El de toque o el de fuerza?
—A mí me gusta EL FÚTBOL. No creo que haya más que un fútbol, ¿saben?

—Claro, ¿pero qué prefieres: la furia española o el toque americano?

—Me gusta el fútbol donde se mueve la pelota y se corre lo justo. Lo otro es una cosa distinta, no es fútbol. He tenido muchas broncas hasta viendo jugar a los juveniles. Porque ya de chicos protestan, hacen la ley del orsay, ensucian el partido. Esos chicos a los 18 años estarán quemados, sin haber gozado nunca del verdadero fútbol. Los pibes deben jugar y nada más. No se les puede enseñar a esa edad todas las porquerías que el tiempo se encargará de enseñarles a medida que el físico no les responda. Los niños deben aprender a reírse, a divertirse, a amar el deporte... Yo me aburro mucho en el fútbol actual. Para ver un buen partido hay que ir mucho —demasiado—a la cancha.

—¿Qué partido se te quedó grabado por su belleza?

—Miren si será grave la cosa, que tengo que pensar…

—¿En el Mundial '82 tal vez?

—Me pareció bastante flojo en general. Salvo Italia-Brasil, porque los brasileños fueron todo el partido al frente, sin especular por el resultado. También me agradó Argentina-Hungría, sobre todo porque ustedes venían de perder con Bélgica y muchos podían pensar en que la moral se había venido abajo.

—¿Te desilusionó Argentina en España?

—Creo que no los acompañó la fortuna. El resultado contra Bélgica fue increíble y también les tocó caer con Brasil e Italia en un grupo demasiado difícil.

—¿Compartís la opinión de muchos, en que el equipo estaba sin motivación por el hecho de ya ser campeón del mundo?

—Yo recuerdo lo que se publicó por aquellos días, lo recuerdo bien. Las mismas personas que una semana decían una cosa, después de la derrota dijeron todo lo contrario. Y uno de esos medios fue vuestra revista. Me pareció una falta de delicadeza.

* * *

El fenómeno Serrat en Buenos Aires puede resumirse en un puñado de datos. Desde las cuatro de la mañana había colas para ingresar al Luna Park (su espectáculo comenzaba a las 21.45). Durante las cuatro noches de su actuación en Buenos Aires hubo un estadio repleto que reunió un total de 50.000 espectadores. Aunque espectadores sea una palabra demasiado fría: fueron 50.000 admiradores ferverosos que corearon sus temas, aplaudieron, gozaron, escribieron un poema colectivo de emocionante fidelidad.

Serrat se alojó en la suite presidencial del hotel Panamericano (la misma que recibió a Alfonsín, la doctora Aslan y al bailarín Godunov), pero no se manejó como un tipo famoso. Si hasta se detuvo a bromear con los vendedores de Coca--Cola del Luna. "Este es de los nuestros —diría uno de ellos—. Es gallego pero parece que nos conociéramos de toda la vida".

Así también lo seguimos conociendo…

—¿A qué futbolistas elegirías como los mejores del mundo actualmente?

—Me gustan los creativos, como Rumenigge, Maradona y Platini. Pero en este momento no existe el gran jugador. Existen 20 o 30 figuras de buen nivel y nada más.

—¿Y entre los equipos?

—En Europa los más fuertes hoy en día parecen los ingleses: son temibles en jugadas tradicionales que habían perdido toda peligrosidad, como los corners. Después está el fútbol italiano, con grandes transferencias y un futuro que puede ser espectacular. Y los portugueses parecen retomar el nivel con que lucieron en el Mundial '66. Los que están bajos son los alemanes y los holandeses.

—¿El hecho de que no haya grandes figuras puede estar influenciado por el profesionalismo? Ardiles suele decir que el dinero es inversamente proporcional al rendimiento del jugador…

—Es importante la opinión de Ardiles... Eso puede ocurrir cuando el jugador se desmotiva, cuando se cansa hasta de ganar guita. El profesionalismo es necesario a un cierto nivel, pero siempre ensucia bastante todo. Es indudable que hoy el deporte no es lo sano que debiera ser, por los intereses que lo rodean. Aunque a pesar de todo, sigo creyendo en el deporte.

—¿Qué otras cosas no te gustan de su mundo?

—Los directivos. Los hombres honrados comprenderán al leer esto, porque lo sienten en su propia carne. Estamos llenos de dirigentes que no aman verdaderamente el deporte, sino que buscan o una promoción personal o simplemente robar.

—Contanos un poco de tu amistad con Menotti. . .

—Pues... Menotti es un ser humano grandioso y además un excelente técnico. Creo que compartimos una misma forma de ver la vida. En lo futbolístico podría decirles que en Europa la gente ha quedado deslumbrada con él, porque les dio lo que muchas veces falta allá: alegría, toque, verdadero espectáculo.

Falta apenas una hora para salir a escena. En el mismo camarín que utilizó Frank Sinatra —sobre la calle Madero, el más cercano a la esquina de la avenida Corrientes— avanzamos con Serrat en la charla. Afuera hay murmullo nervioso esperando a este catalán de 40 años, fiel lector de EL GRAFICO, hincha de Boca, alguna vez arquero —hasta los 17 años—en el equipo de la Universidad de Tarragona. El ambiente es tan sencillo como quien lo habita. Si no fuera por la alfombra roja y el espejo profusamente iluminado, podríamos sentirnos en el camarín de cualquier boxeador. Aunque otros detalles denuncian a Joan Manuel: un cartón de Parliament cortos, tres cajas de pañuelos descartables Carilina, un pote de crema Nivea, un frasco de colonia 4711, un trencito de juguete, cuatro pares de zapatos, tres camisas colgadas en sus perchas... En el medio, reemplazando a la camilla de masajes, una mesa de fórmica sobre la que tiramos nuestras preguntas. Ansiosas, desordenadas, pero con un denominador universal: el deporte.

—¿Viste los Juegos Olímpicos? (Los Ángeles 84)

—Algo, pero no tenía demasiadas motivaciones. Me parecieron unos Juegos sin sal, excesivamente politizados por el país organizador, hechos a su medida: con jueces partidistas y para nada neutrales. Por momentos estos Juegos me rebelaron. Además hay otra cosa: los atletas de elite. Esa gente se ha convertido en una cosa muy rara. Yo me encontraría con serias dificultades para hablar de seres humanos normales: son individuos que desde sus hábitos hasta sus métodos de entrenamiento, deforman a la verdadera vida. Y eso es terrible.

—Sabemos que trabajaste como periodista deportivo en el Tour ciclístico de Francia. ¿Cómo fue eso?

—Muy duro, muy desgastante, pero estoy dispuesto a hacerlo otra vez. Trabajé para dos periódicos y una radio. Fue demasiado laburo, la próxima vez haré menos, pero fue fantástica la experiencia. Ponerse del otro lado del espectáculo deportivo valió la pena.

—Y como protagonista, ¿qué deportes practicás habitualmente?

—Apenas muevo el esqueleto un poco. Me gusta jugar al fútbol, correr, andar en bicicleta y jugar al frontón. Cuando veo una pelota que se mueve me voy detrás de ella.

—¿A quién soñabas con parecerte cuando eras chico?

—A Ladislao Kubala, que era mi gran fijación. También gozaba mucho con Alfredo Di Stéfano. Ellos marcaron una época del fútbol de los años '50 en mi país

—¿Y el tenis? ¿Te interesa?

—Yo no gozo viendo jugar a Wilander, por ejemplo, me aburro mucho, como me aburría viendo jugar a Borg y a ese tipo de estilo. Que ellos me perdonen, pero es que yo me he quedado en la época de Nastase y Santana. Aquel era un tenis imaginativo, para gozar, de creación. En cambio en la actualidad todo depende de la táctica y de la fuerza, de lo único que se trata es de destruir al adversario.

—Con este último comentario es casi inútil preguntarte qué pensás del boxeo. . .

—No me gusta en absoluto. No soy partidario del boxeo y mucho menos del boxeo profesional. Si ustedes se atreven, hagan una lista de todos los boxeadores argentinos de los últimos tiempos y sacarán una conclusión: no más de 25 están bien física y económicamente. Los demás están en un mal estado mental, sin plata, destrozados. Por cada uno que se encuentre bien habrá muchísimos más que no sirvan para nada. Yo no soy partidario de la destrucción del ser humano y mucho menos para que otros se enriquezcan o gocen pegando alaridos...

—La última, Joan Manuel, porque el público te espera. En una bellísima canción que escribiste en catalán, decís: "Qué fantástico sería que gane el mejor". ¿Te parece que en las condiciones actuales en que se desarrolla el deporte, gana siempre el mejor?

—A veces gana el mejor. Pero yo también alguna vez escribí que todo es eventual en esta vida, todo es provisional, todo es relativo y todo es puramente accidental. Pero a pesar de todo eso, les repito algo que ya les dije: sigo siendo un enamorado del deporte.

CARLOS IRUSTA y GUSTAVO BELIZ Fotos: CLAUDIO DIVELLA (1984)

Balcones de Barcelona acogerán un concierto de grandes de la música, con Serrat, Manolo García y Silvia Pérez Cruz

Balcones de Barcelona acogerán un concierto de grandes de la música, con Serrat, Manolo García y Silvia Pérez Cruz

EFE30.04.2020 - 13:52H

Lo prepara para el 9 de mayo El Terrat, bajo el paraguas de The Mediapro Studio y el Ayuntamiento de Barcelona.
También actuarán Antonio Orozco, Txarango, Marina Rossell, Sopa de Cabra y Sidonie, entre otros.

El Terrat, bajo el paraguas de The Mediapro Studio, y el Ayuntamiento de Barcelona, prepara un concierto colectivo para el sábado día 9 cuyos escenarios serán distintos balcones barceloneses y en el que participarán, entre otros, Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz y Manolo García.

La iniciativa la han presentado en rueda de prensa telemática la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, el humorista Andreu Buenafuente y la actriz Clara Segura.

Entre los artistas que participarán en el evento se encuentran Joan Manuel Serrat; Sílvia Pérez Cruz; Manolo García; Antonio Orozco; Amaia; Txarango; Stay Homas; Marina Rossell; Maria del Mar Bonet; Els Catarres; Sopa de Cabra; Sidonie; Joan Dausà y Suu.

Coque Malla y Leiva también harán acto de presencia en el concierto, aunque en su caso desde Madrid.

El concierto podrá seguirse por la televisión betevé y una web del ayuntamiento a partir de las 18.00 horas y hasta las 20.00 horas, aproximadamente, de forma que finalice coincidiendo con los ya habituales aplausos de la ciudadanía al personal esencial.

Esta iniciativa busca ser "un homenaje al mundo de la cultura", ha apuntado Colau, que ha definido Barcelona como "una ciudad creativa y valiente" que logrará salir adelante pese a la crisis de la COVID-19.

Buenafuente ha explicado que el concierto no se retransmitirá en directo porque se busca que tenga buena "calidad de sonido e imagen", si bien no habrá "lujos" de ningún tipo.

Todavía debe acabar de definirse a nivel técnico cómo se grabarán las actuaciones, pero Buenafuente ha adelantado que la idea es que cada artista tenga dos cámaras a su disposición y que los balcones se enlacen mediante imágenes grabadas con uno o varios drones.

A preguntas de los periodistas, Colau ha informado de que el consistorio aportará unos 200.000 euros para la realización de este concierto.

Serrat, que también ha participado en el encuentro con los medios, ha reivindicado por su parte que "la música no cura, pero hace compañía. No vence grandes combates, pero sí estimula a los combatientes".

La dirección creativa del espectáculo correrá a cargo de David Lillo y Enric Cambray y la realización será responsabilidad de Oriol Bosch.

LA CRISIS DEL CORONAVIRUS Un concierto desde las azoteas de Barcelona para lanzar un mensaje de optimismo

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Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Manolo García y Stay Homas, entre los 25 artistas que cantarán el sábado 9 de mayo

TONI POLO BETTONICA
Barcelona - 30 ABR 2020 - 07:42 CLT

Barcelona se dará un homenaje musical el sábado, 9 de mayo, a partir de las 18 horas de la tarde, con el que pretende lanzar un mensaje de esperanza y optimismo en plena crisis sanitaria por el coronavirus. Más de 20 cantantes, entre los cuales estarán Joan Manuel Serrat, Sílvia Pérez Cruz, Manolo García, Stay Homas, El Catarres, Sopa de Cabra o, en conexión desde Madrid, Coque Malla y Leiva, subirán a las azoteas e interpretarán una canción cada uno en un multiconcierto organizado por el Ayuntamiento de Barcelona y producido por El Terrat y Mediapro. El comunicador Andreu Buenafuente y la actriz Clara Segura (cada uno desde una azotea) serán los maestros de ceremonias.

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Historias de balcones en tiempos de confinamiento
Stay Homas, el trío barcelonés que canta cada día sobre el "confineo"

Las actuaciones se grabarán y se emitirán el día 9 a partir de las seis de la tarde (Betevé cederá la señal a todas las televisiones públicas que deseen retransmitirlas) para acabar a las ocho, coincidiendo con el aplauso ciudadano diario en homenaje a todos los que, directa o indirectamente, están trabajando en primera línea contra el coronavirus. Buenafuente ha especificado que, sin ser videoclips y sin contar con ninguna clase de lujos, se va a garantizar una alta calidad de sonido y de imagen. No se grabarán en webcams, sino que habrá dos cámaras por artista e incluso se contará con filmaciones desde drones (no se sabe todavía cuántos). “Nos hemos ajustado a la normativa y ya tenemos los permisos para sobrevolar Barcelona con drones equipados con cámaras”, ha asegurado el presentador.

“En un momento de crisis como el que estamos viviendo nos planteamos hacer este regalo colectivo a la ciudad y demostrar al mundo entero que nos necesitamos los unos a los otros”, ha dicho la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Buenafuente ha calificado la experiencia de “un sueño dentro de una pesadilla” y ha reconocido que para él, presentar un concierto desde terrats es una oportunidad: “Poner una azotea a disposición de unos músicos nos pareció una idea genial”, ha dicho.

Joan Manuel Serrat, convertido en cabeza de cartel, ha reconocido que la llamada para participar le encantó y la aceptó enseguida: “Llevo casi dos meses encerrado en casa”, ha dicho, por videoconferencia desde su casa, “y me encanta este sentimiento de transgresión, de escaparme a la azotea, como los niños traviesos”. Serrat, igual que se ha mostrado encantado porque su mujer le va a “dejar salir de casa, por fin”, se siente orgulloso de ayudar a “hacer que el día sea un poco más amable”. El cantautor ha querido subrayar que “la música siempre es generosa y Barcelona es una ciudad que siempre ha sido solidaria”.

Sabemos que Serrat cantará desde una azotea del barrio de Gracia y que Clara Segura estará, “encantadísima”, en la de la Casa Batlló. Y, es de suponer, Stay Homas (que, como quien dice, juegan en casa) lo harán donde siempre, su balcón: “Estamos encantados de estar en medio de toda esta gente”, han comentado desde su lugar de conexión habitual.

Tanto Colau como Buenafuente han coincidido en destacar que si no nos encontráramos en la situación de confinamiento que vivimos, reunir un cartel como este habría sido prácticamente imposible. La alcaldesa ha revelado que la aportación por parte del Ayuntamiento es de poco más de 200.000 euros, “una cantidad mínima si se compara con lo que habría costado en situación de normalidad”.

miércoles, abril 29, 2020

Reaparece tras derrame cerebral

Reaparece tras derrame cerebral

Por Rafael Suarez -
27 abril, 2020

EL ESPAÑOL MANDÓ UN VIDEO A SUS FANS EN EL QUE EXHORTA A LA GENTE A QUEDARSE EN CASA Y LEER

Luego de ser operado tras la terrible caída que sufrió el pasado 12 de febrero mientras daba un concierto con Joan Manuel Serrat en el Wizink Center, Joaquín Sabina se encuentra en su casa de Madrid, en plena cuarentena. El intérprete dio su primera entrevista a través de Skype con el periodista Jordi Évole en donde recordó el accidente y dio detalles de sus días en cuarentena.

El cantante explicó que se encuentra bien de salud, aunque lamenta no poder tocar la guitarra y ver a sus hijas. Además compartió: “Yo he llevado muy bien la soledad y puedo estar en casa en un rincón leyendo un libro. La soledad no es el problema, sino la prohibición de besar o abrazar a la gente que amas. De hecho todos deberían de tomar un libro en este tiempo de asilamiento”, recomendó el español.

http://diariobasta.com/…/27/reaparece-tras-derrame-cerebral/

martes, abril 28, 2020

UN RECUERDO Crecer con Serrat - Revista Anfibia










UN RECUERDO
Crecer con Serrat - Revista Anfibia

19 abril 2015

A 46 años de la primera vez que vino a la Argentina, Juan Manuel Serrat sigue siendo un fenómeno de masas: 40 mil personas en el Gran Rex, 80 mil en Tigre. Sus seguidores dicen que, como leer a Sartre, sus canciones están asociadas a ciertos valores y a la cultura política de los setenta. La cronista Natalí Schejtman visitó sus shows tratando de identificar la vinculación afectiva con esa nostalgia musical.

A mediados de los 80, Karina Milano esperaba junto a toda su familia para comer en Sorrento, un tradicional restaurante de Mar del Plata. Tenía quince años y poco apuro, cuando vio que por un costado de la fila entraba el cantante Joan Manuel Serrat. Ella lo había conocido gracias a su hermano mayor y le gustaba, sí, pero tampoco la hacía perder la cabeza. De hecho, pensaba que su hermano había exagerado un poco al haberlos hecho escuchar durante todo el camino de City Bell a Mar del Plata canciones del catalán. Sin inquietarse demasiado, la entonces adolescente pasó al salón, se acomodó, y observó cómo muchos de los comensales se acumulaban, acelerados, alrededor de la mesa del cantante. Ella se acercó también. Tímida, le habló y le pidió un autógrafo, pero no quiso importunarlo y actuó expeditiva, apurada. Cuando volvió a su mesa se dio cuenta de que le había faltado algo fundamental: no le había dado un beso.

—Los siguientes 18 años me lamenté por haber sido tan boluda. Después de verlo en el restaurante es como que me encandiló. Lo fui a ver al Super Domo de Mar del Plata y ahí escuché Pueblo Blanco, que es una canción que describe todo un pueblo y al final te das cuenta de que la está cantando un muerto. Yo nunca había escuchado algo así—dice Karina, hoy con 45 años, mientras espera, nerviosa, en las bambalinas del Teatro Argentino de La Plata, para sacarse una foto con Serrat. —A partir de ahí, todos esos años iba a verlo, pero nunca llegaba a estar ni cerca.

El beso se convirtió en un objetivo. Ella y toda su familia escribieron a Sorpresa y media, el programa de Julián Weich que en los noventa y principios de dos mil televisaba y cumplía los “sueños” más concretos de la gente. Pero nada. Sorpresa y media llevaba a una señora a reencontrarse con su familia en España, montaba una fábrica de mermeladas en Tierra de Fuego, pero Serrat no aparecía. El programa terminaba un domingo en el que el cantante tocaba en el Teatro Argentino. Karina rogaba desde la tercera fila implorando que finalmente el programa hubiera elegido el suyo como último sueño del ciclo, hasta que el catalán apareció en escena. Ella decidió que no iba a esperar que la televisión le armara el set: “Nano, ¡un beso!”, le gritó como si le brotara del cuerpo. Serrat la miró desde el escenario y le pidió a un hombre de seguridad que la dejara pasar. Ya estaba ahí y él en vez de un beso en el cachete, le encajó un pico. Después del show, hubo un disco de regalo y una pequeña charla. Cuando volvió a su casa de City Bell su mamá se asustó: lloraba sin parar.

Serrat propone 12 Gran Rex y las entradas se pulverizan, como si estuviera en el pico de popularidad. Es probable que su público –mayormente compuesto por gente de 50 o 60 años, pero no solamente- esté menos en el centro de los medios y las marcas que los adolescentes que hacen cola para ver a Rubius, el Youtuber del momento, y que entonces nadie mande a un camarógrafo a cubrir la escena. Pero los números son estruendosos. Además de los conciertos de Capital Federal, estuvo girando por el país con otros 14. A un recital gratuito que realizó en la estación de Tigre, fueron 80.000 personas. Y no es que haya habido una gran abstinencia. Sólo hace dos años y un poquito vino con Sabina en esa saga de shows a dúo y, antes, en 2010, Serrat solito también estuvo de visita con su habitual sucesión de conciertos masivos.

Esos números, por supuesto, no son algo que suceda muy a menudo con un artista: ¿Cómo es que un español, que toca hace 50 años, sigue manteniéndose tan vigente en Argentina?

Gladys Nogueira, bibliotecaria y docente de Lanús de 60 años, está saliendo del Gran Rex junto a su marido y miles de personas más. Pide que le saquen una foto con el fondo de la puerta del teatro que tiene la imagen de Serrat ploteada sobre el vidrio. Es uno de los cientos shows que él dio en Argentina en toda su vida y debe ser algo así como la vez número 20 que ella lo ve en vivo, pero Gladys siente que Serrat le habló a quien ella es aquí y ahora. A su marido, Hugo, con la cámara de fotos colgada al cuello y todavía cierta expresión conmovida detrás de los anteojos, no le interesa especialmente hacer un análisis sociocultural sobre la relación entre la clase media argentina y Joan Manuel, pero ante la pregunta de por qué le gusta tanto y asiste tan religiosamente a sus conciertos, este analista de sistemas dice: “Crecí con él. Punto”.

Y Serrat también creció con y como su público. En cada uno de sus shows parece haber una especie de efecto Boyhood. La película de Richard Linklater contaba los avatares de una familia estadounidense de 2000 con un detalle de producción: fue filmada durante 12 años, cosa que le aporta a los personajes un extra de verosimilitud que viene de la mano de ver a los mismos actores cada vez más grandes, ajados, maduros. La familia ficcional compuesta por Serrat y su asiduo público argentino también se enfrenta, en esa cita que ocurre cada un número de años, al paso del tiempo, sus consecuencias emocionales y hasta los cambios físicos de ambas partes.

Gladys puede recordar con mucha facilidad la primera vez que supo de la existencia de Serrat. Es 1969, ella tiene 13 años y con su vecina de Lanús miran ansiosas Sábados Circulares porque ese día se presenta un hombre que hacía delirar a las jovencitas de la época… Sandro. Pero antes, Pipo Mancera quiere presentar a un nuevo talento catalán, que viene dando qué hablar en España.

Y aparece Serrat en polera y saco, en blanco y negro, con pelo largo y patillas, las cejas muy tupidas y algunos lunares que sólo exacerban su sensualidad romántica. Gladys, del otro lado de la pantalla, se enamora para siempre de sus canciones Tu nombre me sabe a hierba y Poema de amor. También escucha por primera vez la lengua catalana. Busca en las disquerías, radios, revistas, no mucho más. Muy pronto ya tiene colgadas en su cuarto las letras de sus canciones favoritas escritas a mano y algunos posters. Joan Manuel Serrat se va volviendo una celebridad y aparece en propagandas de jeans, películas y tapas de revistas. Ya en 1972 Manuel Vázquez Montalbán da cuenta de esto en el libro Serrat: “En Argentina había puesto el catalán de moda entre la juventud. Una canción suya como Adeu, Adeu… amor meu i sort incorporó al lenguaje de la juventud bonaerense la expresión ´Adeu´ para despedirse…”

Los abuelos de Gladys contribuyen a su fanatismo y le regalan el simple para su cumpleaños. Después viene el long play, y en el 71, el show en vivo en el Opera. Fueron tantos, que ahora no se acuerda con exactitud las fechas de los otros conciertos a los que fue en esa época. Lo que sí recuerda es que la vida cotidiana va cambiando y que eso también atraviesa a su ídolo popular, antifranquista y libertario: en 1972, por ejemplo, un show al que fue se suspendió por una amenaza de bomba.

El camino de un cantautor romántico de pueblo a un estandarte ideológico y transnacional incluye unos cuantos hitos. En 1968, un Serrat de 25 años había sido elegido como el representante de Televisión Española de Eurovisión, festival de música europeo con intenciones de disputarle mercado a los estadounidenses. Sus canciones eran románticas pero también hablaban de tipos humanos de pueblo y de cierto folklore de la posguerra española. Melancolía, capacidad de observación y mucha juventud lo hacían gozar de una fama incipiente en ascenso (al borde del 70 en el ranking de la española Mundo Joven iba primero él, seguido por Raphael y los Beatles). Serrat, contento por ir al Eurovisión, avisó un pequeño detalle: pensaba cantar la canción en catalán. TVE se negó y él renunció a la representación.

En una entrevista televisiva que dio en 1977, entre cigarrillo y cigarrillo, vuelve a este episodio:

-Todas las actitudes que yo haya podido tomar en mi vida han estado debidas a una cosa: yo soy un artista popular. Si esta popularidad me ha llegado, es debido a una gente, a un pueblo, que es el que escucha mis canciones, compra mis discos, me viene a ver al teatro. Cuando existen problemas que implican a toda esta gente me implican a mí. Por el hecho de que soy un artista popular no me inhibo, al contrario, debo estar mucho más el servicio de todas estas cosas.

El tono de ese Serrat todavía es algo virulento. Se nota que los ataques que recibió en ese momento –desde que había orquestado una campaña de prensa hasta que era anti español, sumándose a otros que ya lo habían atacado por cantar y grabar en castellano- todavía lo irritan. Después del affair Eurovisión, que lo ubicó en el panteón de los rebeldes de su época, fue prohibido por la dictadura de Franco, se encerró con otros intelectuales y se pronunció en contra del fusilamiento de etarras y tuvo que exiliarse durante 11 meses en México. Por esa época, había lanzado su disco Miguel Hernández, en el que musicalizaba la obra del poeta muerto en la cárcel como preso político de la guerra civil española. Pero puede que, aun con estos antecedentes, a alguno le surjan dudas sobre por qué es tan habitual que los periodistas le pregunten por la Argentina, con mayor o menor intención tomarle prueba de comprobación de lectura de diarios locales. Sólo por mencionar dos ejemplos recientes, hace unas semanas, Alfredo Leuco le pidió un descripción de cada presidente que había conocido desde 1983 en una entrevista para “Los Leuco”, y a fin del año pasado, Alejandro Fantino también rompía el hielo de “Animales sueltos” con preguntas sobre cómo había encontrado al país y su ciudad capital. Sucede que hay cuestiones estrictamente argentinas (y otras tantas Latinoamericanas) en la configuración del Serrat politizado que tanto horadó en la cultura progresista nacional. A comienzos de los años setenta Serrat ya era un asiduo visitante de la región y estaba muy al tanto del clima de países como Chile, Uruguay y México. El joven, todavía con pelo largo, se había involucrado en asuntos concretos: llegó a vincularse al FREJULI en 1972, durante la campaña de Cámpora. También compuso un tema, “La Montonera”, dedicado a una amiga suya asesinada por la Triple A que “Con esas manos de quererte tanto pintaba en las paredes ‘Luche y Vuelve’/ manchando de esperanzas y de cantos las veredas de aquel 69…”. Serrat nunca grabó oficialmente ese tema y apenas si lo cantó un par de veces en vivo, entre ellas, en un concierto en solidaridad con el pueblo argentino que se realizó en Madrid a fines de los setenta, como cuenta Juan José Salinas en una entrevista realizada en 1984 para El porteño. En los cinco tomos de La Voluntad, el fresco de la militancia de los sesenta y setenta a cargo de Martín Caparrós y Eduardo Anguita, Serrat sobrevuela con unos cuantos cameos que incluyen desde un concierto en Berisso hasta el pedido de ayuda económica en 1972 por parte de los familiares de presos políticos, a lo que el cantautor responde con una donación abultada

Aunque durante la dictadura sus canciones prácticamente se habían esfumado de las radios y la televisión, los vecinos de la cárcel de Devoto pudieron haber escuchado algunos conciertos que irradiaba el lugar menos pensado: la minúscula ventana de una celda. Del lado de adentro estaba Liliana Chiernajowsky haciendo escalerita humana con sus compañeras para vociferar su acto de rebeldía: cantar canciones, salir momentáneamente de la cárcel desparramando versos como “Para la libertad,/ sangro lucho y pervivo” o “Los muertos están en cautiverio / y no los dejan salir del cementerio”, dos canciones de Serrat modelo 71. Acaso sea esa una de las imágenes más frescas que Liliana, militante, ex constituyente y legisladora de la ciudad de Buenos Aires y comunicadora, guarda de sus años de presa política, entre 1974 y 1981. La música –mucha música, autores diversos- y las historias, como los relatos minuciosos de los sueños que soñaban en la cárcel y de películas que habían visto antes de caer, eran, para ella, una especie de fuga. Y las canciones de Serrat aparecían ahí, como un emblema. Nacida en Comodoro Rivadavia, Liliana se había mudado con su ex marido a Trelew en el 71, hasta que vino el intento de fuga y fusilamiento de los presos del penal de Rawson y se tuvieron que ir. Había conocido la obra del cantautor en esta época, mientras iban descubriendo a los poetas que marcaban el pulso cultural del momento. – Serrat tuvo que ver con una búsqueda todavía un poco antes que la búsqueda política y militante. Es especial para mi porque es de los setenta, es Miguel Hernández, es Machado, es García Lorca. Está asociado a momentos clave de mi vida y de mis hijas. Era todo un clima cultural anterior. Como leer a Sartre. Me parece que el fuerte de Serrat en esa época fue la confluencia con esos valores, con esa cultura política que estaba flotando en el ambiente- dice hoy, con una evocación fresca, como si recordar ese particular aspecto de los años más duros de su vida volviera a darle aire a su memoria. Serrat iba sumergiéndose en los suburbios clandestinos como una bandera y un refugio. A través de sus poemas llegó, incluso, a la Escuela de Mecánica de la Armada en 1978. La detenida desaparecida Elizabeth Marcuzzo acababa de ser madre y los militares le habían dicho que se iba, que la llevaban a Mar del Plata, de donde venía. Pero ella y su compañera Graciela Daleo sospechaban que el destino era otro y que no se iban a volver a ver. En la despedida, según narra La Voluntad, mientras constreñían las caras para evitar el llanto desconsolado, “Pati”, como llamaban a Elizabeth, le entregó a Graciela un pañuelo de seda que había bordado con los versos de De parto, que describían su embarazo en cautiverio: “Se le hinchan los pies, / el cuarto mes /le pesa en el vientre./ A esa muchacha en flor/ por donde anduvo el amor/ derramando simiente”. Graciela pudo entregarle ese pañuelo al hijo de Pati en 1990, cuando lo conoció.

Eso también fue Serrat en ese momento: cada vez menos fogones y radios y más cárceles clandestinas o escuchas puertas adentro. Es difícil reconstruir su rebeldía hoy, cuando recibe un Grammy honorífico como Persona del año (2014) y un premio Azucena Villaflor (2013) de la mano de Cristina Fernández de Kirchner por su compromiso con los derechos humanos. Es decir, cuando estado y mercado celebran a una especie de Sarmiento, como alguna vez, hace muchos años, lo describió Alan Pauls en Rolling Stone, al compararlo con Sabina. Y también, cuando su mención o halago es uno de los lugares comunes que tiene a mano todo aquel que quiera mostrarse bien pensante, o como expresó Rodrigo Fresán en una nota del año 2000 en Radar (Página/12), cuando enumeraba a los múltiples Serrat que cabían en uno y se detenía en “El Nano beatificado a la hora de fundamentar los más rancios clichés supuestamente progres”. Pero en eso que se puede llamar vulgarmente cultura popular, motorizado en parte por canciones que siguen siendo elocuentes pero no oportunistas, flota todo lo que Serrat significó. Su popularidad, su presencia latinoamericana y su particular vínculo con la política argentina en los 70 es crucial para entender ese arraigo y esa especie de confianza perenne en el héroe que siempre “estuvo”. Por eso, entre otras cosas, es comprensible esa extremada atención que le dan sus propios seguidores a sus posicionamientos políticos. Por ejemplo, en el grupo de Facebook de fanáticos de Serrat que comparte Gladys con unos cuantos argentinos y catalanes se armó un debate cuando Serrat, hace unas semanas, fue a tocar a la estación de Tigre en un recital gratuito para el público y apareció en una foto con el candidato Sergio Massa. No debe haber tantos músicos extranjeros sometidos a ese tipo de auditoría.

En una mini encuesta de inexistente rigor demográfico, de 15 Lucías nacidas entre 1983 y 1985, 12 respondieron que se llamaban así por la canción de Serrat, esa que habla de “la más bella historia de amor / que tuve y tendré”.

“Mi mamá me iba a poner Ana o Sofía, pero fue a ver un concierto embazada de mi y amó el nombre por la canción”, dice Lucía, de 29 años. “¡Sí, por Serrat! Zafé de Penélope”, dice otra Lucía. “Yo también… y conozco a varias” dice una tercera Lucía, la hija menor de Liliana Chiernajowsky. En 1984, después de haber salido en libertad y mientras procesaba como podía lo que le había sucedido además de la cárcel –la separación con su hija mayor, la desaparición de su hermano, la muerte de su padre- hizo un íntimo y no especialmente consciente homenaje al poeta “de los 70” y llamó a su hija de la democracia con el nombre de una canción de amor de Serrat. Un nombre que, por cierto, es corto y le encanta.

Entre todo el florecimiento y la cicatrización de esa época, el reencuentro de Serrat con el público argentino es otro capítulo en la mitología progresista argentina. En 1983 ingresan cientos de nuevos fans que quizás conocieron su obra con desfasaje de su publicación y bastante menos amargura. Después de casi nueve años de prohibición de su música, Joan Manuel Serrat volvió amplificado en su simbolismo para un público hambriento y desesperado que ahora lo asociaba directamente con la reconstrucción democrática.

Así lo cuenta Roberto en el foro de jmserrat.com, un sitio web enorme dedicado a brindar toda la información disponible sobre el cantante.

“Serrat era mi máximo ídolo, yo tenía 18 años y estaba terminando el colegio secundario. Me pasaba horas escuchando sus canciones, pero apenas si le conocía la cara. Un día se anuncia en el diario que se iban a poner en venta las entradas para 4 recitales en el Gran Rex (…) Llegué bastante antes de que se abran las boleterías, pero la cola era enorme, daba vuelta las esquinas y se metía en la calle Lavalle. (…) Por fin, llegó el día. Fui solo, el teatro se fue llenando y la ansiedad del público se sentía en el aire. Arrancan los acordes, salen los músicos, dos o tres minutos de música de introducción y aparece el Nano. El tarantan tara ta tan de Cantares, y los aplausos más sostenidos que se puedan imaginar. Él se deja aplaudir unos instantes e intenta empezar a cantar, pero es imposible. Lo intenta varias veces, pero el público de pie aplaude y sigue aplaudiendo, pasan varios minutos, quizás 5 o más, los corredores elevados que hay al costado del Gran Rex están colmados de fotógrafos de medios gráficos, dejan sus cámaras en el piso y se suman a los aplausos, lo desbordan también a Serrat que seguro esperaba un recibimiento grande, pero no esto. Finalmente empieza a cantar y yo empiezo a descubrir a mi ídolo”.

El clima era de apertura, aunque todavía no había democracia. El mismo día que Clarín titulaba en su tapa que “Se ha reestablecido el derecho a huelga”, 5 de junio de 1983, publicaba la celebratoria reseña del concierto. Para Serrat ese no fue un show más y así se lo explicaba a Mona Moncalvillo, un poco abrumado, afectado, en una entrevista en Humor: “De momento, lo que está pasando es como una madeja de emociones muy diferentes, de afectos, desilusiones, ilusiones, esperanzas… Todas estas situaciones necesitan reposo… (…) He llegado a un país que, evidentemente, está sufriendo angustias muy concretas que está volcando en mí, junto con toda la ternura y los afectos… Esto no lleva a una situación normal, ni permite -al menos a mí no me lo permite- situarme en una situación de equilibrio.”

Como los Gran Rex del “retorno” se agotaron en seguida, agregaron funciones en el Luna Park. En 1984, Serrat volvió al Luna y fue memorable. Ahí fue Gladys y también recuerda haber llorado mucho en ese show. Hugo, su marido, había hecho una cola sin precedentes en su vida para conseguir las entradas y cuando llegó el día, se acomodaron en la popular, exultantes. Entre los flashes emotivos de aquel día, suma un dato muy de la primaveral en ciernes: las hordas efervescentes, en su grado máximo de sensibilidad, habían descubierto entre el público la grisácea imagen de Bernardo Neustadt. Los insultos y los gritos alborotados lograron echarlo del estadio.

Era otro Serrat y era otro el contexto que los tenía a todos estremecidos: las canciones más representativas de los setenta como Pueblo Blanco, una canción lúgubre que llegaba a preguntarse “Por qué nace la gente / si nacer o morir es indiferente”, compartían lugar con su repertorio optimista. Por ejemplo:

“Prefiero volar a correr,/hacer a pensar;
amar a querer,/tomar a pedir,
antes que nada soy
partidario de vivir”
(Cada loco con su tema, 1983).

Los locales, cada vez más, fueron haciendo de él un ídolo sensible y atractivo, informado y rebelde dentro del sistema. Clarin lo recibe como un mesías, con una tapa de suplemento dominical dedicada a su bienvenida con textos de León Gieco, Mercedes Sosa y Eladia Blazquez. A año siguiente, ya en democracia, vuelve a presentarse en otra seguidilla de shows memorables.

El Serrat de los 80 canta una canción que se mete en la escena familiar y resuena especialmente en una sociedad que está cambiando, una canción de un varón dedicada a los hijos: Esos locos bajitos, que entre sus versos dice este tipo de cosas:

“Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj.
Que decidan por ellos
que se equivoquen.
Que crezcan y que un día
nos digan adiós”.

Aun al día de hoy, cuando es ya uno de sus himnos, la performance resulta íntimamente pirotécnica: la canción construye una especie de burbuja sentimental entre el músico y su público, lejos de todo. Una mujer en un palco que apenas pasa los 60 y fue al concierto con su hija de 30 lo mira embobada y los ojos de las dos se ponen vidriosos, pensando en quién sabe qué, pero seguro algo extremadamente significativo. Y él canta una canción que habrá cantado miles de veces pero pareciera que cuando la canta ratifica palabra por palabra lo que escribió hace más de treinta años, y a su modo, como anfitrión experimentado, se emociona, se entrega al aura general que tiene intensidad y privacidad, así estemos en un Gran Rex con 3300 personas.

Eso es lo que puede pasar en un show de Serrat, esa vinculación afectiva también existe: ¿Cómo extrañarse de que alguien quiera vivir esa experiencia sensible cada 2, 3 o 5 años?

-¡¡¡¡Te amoooooo!!!!- le grita una mujer desenfrenada desde el pullman.

-Bueno, yo también. No me gusta que lo hagas tan público. A fin de cuentas, soy un hombre casado- contesta él con media sonrisa, y haciendo el gestito manual para que baje un poco la voz.

-¡Mi hijo nació un 27 de diciembre como vos!- le dice otra, cuyo grito viene de más lejos, tal vez el primer o segundo piso.

-Es que sí… – pelotea Joan Manuel como si no le resultara un comentario de lo más absurdo- Es un buen día para nacer-. Y agarra la guitarra con parsimonia para comenzar su próxima canción.

A Sandro las mujeres le tiraban bombachas, pero mientras Serrat avanza con su antología de “unas que sepamos todos”, que incluye temas como Mediterráneo o Cantares, el público le va dejando cartas, alguna foto o pintura enmarcada o misteriosos regalitos en bolsitas prolijas de papel madera. Él agarra todo, y después de exagerar el esfuerzo que hace para agacharse a recoger la bolsita, pide: “¿Podrían darme todo junto así me agacho una vez?”. Carcajadas. En esas casi tres horas de show él es una estrella, está claro, pero también está en el mismo lugar que su público a la hora de enfrentar una verdad: que en 71 años pasa de todo. Y mucho queda. De eso habla especialmente en este show, en el que festeja los 50 años de escenarios: su supervivencia juvenil al whisky Smugler, un brebaje alcohólico de cuestionables consecuencias hepáticas, las visitas al mítico local porteño Caño 14 en los años 70, los amigos que ya no están y el epifánico descubrimiento de los chinchulines. Serrat mira al maestro Ricard Miralles: “Te acordás, Maestro, en 1969, lo que fue venir a Buenos Aires” y él asiente con una sonrisa pícara que dura unos segundos, para después volver su cabeza a las teclas, cosa de no robar protagonismo. Por supuesto que se acuerda Miralles, pianista y director artístico de Serrat desde esa época aunque con algunas intermitencias, su infaltable socio en la construcción de su sonido. Fue un impacto enorme. Tenían veintitantos, salían al teatro Regina a ver a Piazzolla siempre que podían y querían conocerlo todo. Abajo del escenario, el Maestro es un gran conversador, que puede ir del recuerdo de cuando conoció a “Juan Manuel” gracias a Pi de la Serra a una opinión tajante en contra de Puerto Madero. Sentado en el lobby de un hotel bien céntrico, esa zona que le encanta, está más que dispuesto a hablar del público argentino, al que conoce muy bien: no sólo trabaja intensamente con Serrat, sino que lo hizo durante 12 años con Alberto Cortez. –La gente aquí se siente muy partícipe. Veo las caras de la primera fila y realmente están participando y miran con mucha atención, explica, como si todavía lo asombrara esa propensión local a cierta mitificación. Lo que no le asombra tanto es el vínculo tan aferrado de los argentinos con su “jefe”. Entre otras cosas, porque Serrat lo viene trabajando. –Todo lo que dice arriba del escenario es verdad. Él se siente un poco de aquí. Además de ser un artista de muchísima calidad, a él lo mueve la comunicación con la gente. Hay gente que no le da importancia a eso, dicen ´si se interesan, ya se interesarán´, pero él quiere comunicarse con la gente.

En una entrevista reciente al dominical de El periódico, Serrat pidió disculpas a los hijos por cuánto sus padres los habían atormentado con su música y este tipo de frases: “Escucha esto, esto sí que está bien, esto es música y no esa mierda que tú escuchas”. Es simpático el comentario. Y tiene algo de cierto. En la entrega del Grammy honorífico, los cantantes jóvenes como Natalia Jimenez, Pablo Alboran o Debi Nova decían que Serrat los llevaban directo a su casa familiar de la infancia, que él era el “héroe” de sus padres y que por eso era tan emocionante acompañarlo en la ceremonia. Los chicos estos ya entraron en la rueda y les toca una parte del efecto Boyhood. Porque es cierto que hay una buena cantidad de canciones del repertorio de Serrat dedicados a los momentos de una vida, como Mi niñez, Si la muerte pisa mi huerto, Llegar a viejo, Señora, etc… Pero más allá del contenido literal, están las apropiaciones: lo que cada uno hizo con esas canciones tan tremendamente escuchadas. Serrat hasta tiene una teoría sobre cómo el amor hacia él es en cierta forma un amor a uno mismo, como le explicaba hace unos años en un diario español: “Dicen que aman las canciones cuando lo que aman es lo que esas canciones les resucitan. Yo compongo en función de lo que la vida me dicta en cada momento y eso conforma la banda de sonido de los demás y la mía propia”. Es que Serrat no es sólo el emblema ideológico, un hombre maduro con el sex appeal intacto, el comprometido del 70, el rebelde partidario de vivir del 80, ni el que se queja con gracia de que sus cintura no está para agacharse una y otra vez: es también el botón que activa la memoria involuntaria, el que va y viene del presente al pasado, no sólo de su vida, sino de la de cualquier persona que “creció con él”, como Hugo, y que considera a sus canciones la música de algunos hechos fundamentales de su vida: la cárcel, el amor, su infancia, la vuelta de la democracia o los hijos, que quizás se llaman Lucía. La expresión de la gente que sale del teatro es apacible. Hablan. Comparan si está cantando mejor o peor que en Boca, en Ferro, en Atlanta; conversan de a grupitos sobre alguna canción y cuánto honor le hizo (o no) el artista invitado a cantarla a dúo; se apuran porque les cierra el estacionamiento o discuten si ir hasta Guerrín o quedarse en Las Cuartetas. Acaban de vivir un momento de intensidad suficiente para que no les saque el apetito. Acaban de estar en una especie de sesión que, con sus canciones, quizás los haya hecho pensar en sí mismos. Justamente por eso también, parecen considerarlo un interlocutor con el que tienen algún tipo de compromiso. Será hasta la próxima.