lunes, julio 20, 2009

Serrat: «Cerrar los ojos a la memoria es cerrarlos al futuro»


Serrat: «Cerrar los ojos a la memoria es cerrarlos al futuro»

El músico, que ultima la grabación de un nuevo disco, abre mañana el Festival de la Cueva de Nerja

Lunes 20 de julio de 2009

POR CRISTINA MARTÍNEZ. ALICANTE El cantautor catalán Joan Manuel Serrat actuará mañana en uno de los enclaves más especiales y musicales del mundo: la Cueva de Nerja. Mientras sigue trabajando en la grabación de su nuevo disco, un trabajo en el que regresa a la poética de Miguel Hernández, presentará su espectáculo íntimo ´100 por 100 Serrat´.

–¿Alguna vez ha dado menos de ese porcentaje al público?
–Es un título que viene de lejos porque la fórmula del concierto empezó en 2005, después de un proceso complicado de salud del que salimos bastante bien librados... Mejor dicho, porque al cabrón de Miralles no le pasó nada [Ricard Miralles, su pianista; Serrat se refiere a su lucha ganada contra el cáncer]. El título se refería a muchas cosas, es un título un tanto simbólico. ´100 x 100´ en salud, en ilusión y, sobre todo, lo que pretende contar es que esta fórmula de guitarra, piano y voz, aparentemente sencilla, es una destilación, llega después de todo un trabajo al cien por cien.

–¿Qué nos puede contar de su nuevo proyecto, ´Hijo de la luz y de la sombra´, en el que vuelve a musicar poemas de su admirado Miguel Hernández?
–Ya es bastante más que un proyecto, está terminándose el proceso de grabación y estoy trabajando mucho todavía en la puesta en escena del espectáculo. Es una revisión de la poesía de Hernández; ahora hago de alguna manera una segunda pasada. Son trece poemas, todos distintos, nuevos. La poesía de Hernández da para eso y para mucho más. Hay muchas cosas que unen, que complementan y diferencian los dos trabajos. Pero es difícil siempre hablar de algo que hay que escuchar...

–Hay muchas formas de luchar contra lo establecido y él tuvo su particular protesta.

¿Cuál cree que son los vehículos que un artista puede utilizar hoy en día para protestar?
–Hernández lo primero que hizo en su vida fue buscar en él mismo siempre y aprender de todo lo que caía en sus manos, fue un hombre muy poco dogmático; él a medida que aprendía, que descubría, iba mudando sin que nada le detuviera. Él se incorpora de una manera limpia y valiente a los descubrimientos que la vida le va ofreciendo... Es fantástico. Es un camino complicado y duro, exige una gran honradez, pero no asegura un final feliz. Yo tengo hoy el doble de la edad que tenía Hernández cuando murió y con eso no quiero desmarcarme, porque los planteamientos no tienen que ser distintos. Creo que el papel fundamental del artista pasa por hacer lo que uno cree que debe hacer, por no tratar de ser otro, sino crecer en uno mismo. Volviendo a Hernández, él nunca pierde su referencia, su tierra, el agua, el amor, el sol, jamás abandona sus fundamentos. Para él, el oficio de ser poeta es algo fundamental, es un destino en la vida al que mantiene absoluta fidelidad..

–¿Cómo ve el mundo Joan Manuel Serrat? Pero el mundo sin música, el real, donde hay crisis, una nueva gripe, corrupción, guerras...
–Yo no vivo en un mundo ajeno a la cotidianidad, vivo en él y no tengo ningún deseo de alejarme, ni de mirarlo desde otro punto de vista que no sea estando en él. Tengo suerte de poder hacerlo en una situación de estabilidad emocional, de poder hacerlo con un oficio que amo y con una gran complicidad. Pero lo afronto con la preocupación de quien ve que el hombre es torpe y muy manejable, y que cada vez que socialmente somos capaces de avanzar algo lo podemos perder en cualquier momento por la falta de voluntad para defenderlo. A veces dejamos en manos de otros soluciones a problemas que son nuestros, que tenemos que resolver nosotros, y si hay otros que deben actuar para hacerlo hay que exigirles responsabilidad en este sentido, pero exigir quiere decir también estar ahí.

–Hemos hablado de Miguel Hernández, un poeta al que mató la guerra, y tenemos otro que está de actualidad porque van a exhumar sus restos, García Lorca.
–Bueno, a Hernández no le mató la guerra, le dejaron morir atrozmente, fue un crimen perpetrado y coordinado. Yo la memoria histórica la veo absolutamente necesaria. Perder la memoria es perder la posibilidad de afrontar el futuro. El pasado es el libro en el cual tenemos escritos los mecanismos para poder mejorar nuestro presente y prevenir nuestro futuro. Cerrar los ojos a la memoria es cerrar los ojos al futuro. Otra cosa es que la familia de Lorca no quiera que desentierren los restos, pero creo que lo que no quieren es que se convierta en un espectáculo de ´Dónde estás corazón´.

–¿La piratería es el gran enemigo de la música en la actualidad o es la falta de creatividad?
–El mayor enemigo que tiene la música son los malos músicos, y luego hay muchas historias que la pueden perjudicar. Pero la piratería no es un enemigo de la música, es un enemigo de todo aquel que hace un trabajo y pretende ganarse la vida con él. Hubiera podido tener solución si hace años la industria que podía prever que iba a ocurrir esto hubiera trabajado con más humildad y menos prepotencia y hubiera reconducido en origen un tinglado que ahora es muy difícil de controlar. Existe una cierta normalidad que es muy difícil quitar a la gente de la cabeza. No se puede exigir a la gente un comportamiento de gran honestidad en un mundo tan poco honesto. Se tenía que haber hecho cuando las condiciones eran más favorables para hacerlo. Es una cuestión de intereses. A veces uno se avergüenza cuando ve a alguien enarbolando la banderas de la justicia cuando uno lo que enarbola es la bandera de sus intereses propios.

–Hablando de honestidad, ¿alguna vez se ha visto tentado por la política?
–Como en todo, hay políticos honestos y deshonestos; no creo que la política genere nada diferente a otra dedicación. Lo que ocurre es que como la mujer del César, aparte de ser honesta debe parecerlo. Pero yo creo que la política la hacemos todos, cada gesto es política. Y luego hay algunos que se dedican a ello, los que han sido elegidos por los ciudadanos. A esos hay que exigirles lo que tienen que hacer para que sepan que son eventuales. Pero a mí, desde luego, no me apetece entrar en ese mundo.

–Un mundo con el caso Gürtel, con los trajes del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, dando vueltas...
–Yo eso de los trajes lo veo cutre, muy cutre. Creo que esto debería resolverse de una forma rápida y que todos deberían colaborar a terminar con esta historia lo antes posible, sobre todo por una cuestión de higiene pública.

–¿Ve a España más unida o más separada que nunca? Ahora hay muchas rencillas con el tema del Estatut, la financiación...
–España debe recorrer un camino para llegar donde pretenda llegar, que no se sabe muy bien dónde es. No podemos pretender que las cosas se produzcan por decreto, sólo se alcanzan por la voluntad de la gente y la voluntad de la gente ha de ser una historia de entendimiento, debe trabajar en ese camino. Sin ponerse en la piel del que está delante difícilmente se avanza, porque cualquier camino pasa por el respeto y solamente el respeto al pensamiento ajeno, al otro, nos puede llevar a una situación justa y pacífica.

–¿Le asusta el futuro o le asustaba más el pasado?
–El pasado no me asusta, como no me asustan los muertos. Me asusta lo que desconozco, lo que no sé cómo resolver. De momento vamos a preocuparnos por el mundo que tenemos hoy y probablemente así mejoraremos el que dejaremos a nuestros nietos.

–No sé si prefiere no hablar de ello, pero ¿qué aprendió después de atravesar una experiencia tan dura como el cáncer?
–No tengo problema. Aprendí que el fundamento para afrontar una situación de ese tipo pasa por la aceptación, por saber que eso es así y que a partir de ahí hay que plantarle cara. Lo importante no es lo que te ocurre sino la manera con la que afrontas lo que te ocurre. Ahora me encuentro muy bien, dentro de mis posibilidades.

–¿Cómo le gustaría que hablasen de Serrat en el futuro?
–Yo creo que el futuro se ocupará de colocar todo en su sitio. Mi opinión respecto a esto carece de importancia porque el futuro ya me colocará en el sitio que me tenga que colocar. No me importa nada en absoluto. Yo sé lo que piensan de mí mis hijos, mi familia y la gente que amo, más o menos tengo esa parte de mi vida muy satisfecha, que es la que me importa. Además, el oficio me trata bien, hago lo que me gusta hacer. La gente comparte y es cómplice de lo que yo hago desde hace muchos años. Pues ya está... Lo único que quiero es que, sea cual sea el futuro, esté lejos, que me dé tiempo. Necesito tiempo para hacer muchas cosas que aún tengo por hacer. El tiempo, ese aliado y enemigo a la vez.


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