jueves, diciembre 27, 2018

Los 75 de Joan Manuel Serrat

Los 75 de Joan Manuel Serrat

27 diciembre 2018 


«No acaba de entenderse muy bien que alguien como Serrat no proporcione a sus seguidores algún regalo de su archivo más recóndito»

El jueves 27 de diciembre Joan Manuel Serrat celebra sus 75 años en plena gira de Mediterráneo da capo, rememorando una de las obras cumbre de la música española y demostrando su fortaleza sobre las tablas. Por Luis García Gil.

Texto: Luis García Gil.

Joan Manuel Serrat cumple 75 años en un momento dulce, inmerso en la gira Mediterráneo da capo que ofrece una relectura de su legendario disco grabado en Milán a finales de 1971. A pesar de algún contratiempo puntual, que obligó a cancelar varios recitales, Serrat se ha mostrado vocalmente en un buen momento con los recursos que ya sabemos de quien domina y entiende el oficio de manera admirable. Sentir a Serrat en los escenarios del mundo es un privilegio que cuando nos falte echaremos muchísimo de menos, porque nos van quedando pocos referentes.

A nivel musical sabemos que Serrat huye desde hace tiempo de riesgos y esto se extiende al repertorio escogido, en el que siempre se echa en falta una mirada a su pasado más rica, menos tendente a complacer al público mayoritario que siempre espera “Cantares”, “Penélope” y otros clásicos. Ya no recupera canciones inolvidables bastante arrumbadas. ¿Cuánto hace que no se mira en “Cuando me vaya” o en “Mis gaviotas” —hubiese estado bien recuperarla en esta gira—, o en el disco 1978, o en canciones de los noventa de un interés indudable? Dicho lo cual, en esta gira cabe agradecer que al cantar integro Mediterráneo haya desempolvado joyas escasamente transitadas, caso de “Tío Alberto”, “Vagabundear”, “La mujer que yo quiero” o “Vencidos”, el quijotesco poema de León Felipe, una de sus grandes muestras de poesía cantada.

Mediterráneo da capo ha ido girando por España, Argentina y Chile, e incluso hizo una parada emocional en el Olympia de París. El tour proseguirá por otros países durante 2019. Revela la vigencia de un disco enorme y la propia vigencia del cantautor catalán, que mantiene intacto su poder de convocatoria en medio del farragoso procés que le toca tan cerca y le ha situado en el punto de mira de los recalcitrantes, que parece que nunca le supieron escuchar cuando cantaba en “Cada loco con su tema” que prefería los caminos a las fronteras. O en la propia “Vagabundear” de 1971, clamoroso himno de libertad personal.

En lo discográfico, Serrat ha publicado en 2018 la integral de su obra. Primero aparecieron todos sus discos en catalán y a finales de año ha visto la luz la discografía completa en castellano. Ambas absolutamente indispensables, porque no puede entenderse un Serrat sin otro. Cabe destacar las dos hermosas cajas, idóneas para coleccionistas, y la reedición en vinilo de algunos de sus discos, aunque se echa de menos algún regalo de su archivo más recóndito, más allá de aquellos primeros singles en catalán que aparecían en el viejo elepé ochentero Encontre.

En cuanto a las musas, dice seguir escribiendo, aunque no nos entrega ningún disco con canciones nuevas desde Hijo de la luz y de la sombra, su segundo cedé basado en poemas de Miguel Hernández. Más allá del disco compuesto con Sabina —La orquesta del Titanic—, Serrat no ha vuelto a ofrecernos nada de su cosecha creativa en diez años. Suele justificarse aludiendo al mal momento de la industria musical, pero muchos de sus compañeros de generación han continuado grabando canciones y discos pese a ello. Echamos de menos que Serrat le tome al pulso a la actualidad desde su mirada poética de ahora. A poco que se ponga a ello, las musas volverán a sonreírle como antaño. De hecho, su disco Mô (2006) contenía momentos muy inspirados.

Tampoco gusta Serrat de sacar discos en directo, que es también un modo de dejar huella de giras puntuales. Perdimos la ocasión de que aquella gira ligera de equipaje, 100 X 100 Serrat, quedara inmortalizada en disco. Mano a mano con su inseparable Ricard Miralles, el formato lo merecía, y hubiese puesto un contraste necesario tras aquel poco afortunado Serrat Sinfónico. Desconocemos si de Mediterráneo da capo quedará registro en disco. Creo que lo merecería, por las canciones que rescata y por las versiones de otras canciones que hace y que lleva a su terreno personalísimo de intérprete, caso de “Le mer” de Charles Trenet o “Tatuaje”, la copla que se hizo inmortal en la voz de Concha Piquer. Esto me hace pensar también en ese disco de copla que perdimos y que Serrat debía haber grabado.

Al margen de reflexionar sobre el presente que atraviesa en su 75 cumpleaños, hay mucho que celebrar. A estas alturas del partido es ya motivo de felicidad que Serrat haya capeado los temporales y siga ahí, pletórico de facultades, como ese árbol talado que retoña y aún tiene la vida, los arrestos y la canción como hermosos compañeros de viaje y camino. Salud, maestro. Por muchos años.

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