jueves, mayo 07, 2020

Serrat, canción a canción


El libro «Serrat, canción a canción» rastrea las influencias y claves literarias de las que se ha servido Joan Manuel Serrat para ir desarrollando su importante cancionero. Sin rehuir de los asuntos más polémicos de su obra, como el bilingüismo o el compromiso político, Luis García Gil muestra un perfil no biográfico, sino poético de un cantautor que con el paso de los años ha ido componiendo buena parte de la banda sonora de nuestras vidas. Serrat, canción a canción se aleja de la bibliografía existente sobre el cantautor y situa a las canciones en primer término, lejos de otros enfoques más biográficos o generacionales.

«Serrat, canción a canción» obtuvo un gran reconocimiento por parte del público y de los medios de comunicación en España. El libro, editado por Ronsel a finales del año 2004, alcanzó la tercera edición al poco de ponerse a la venta. A finales de 2006 Serrat, canción a canción es editado por Alpha Text en Argentina en una nueva edición ampliada y actualizada.

El primer libro siempre es el más especial. No se trataba del árbol, del hijo y del libro. Si no de algo más profundo porque uno llevaba la escritura en la sangre. Los libros son parte de mi vida y dar a imprenta el primero y dedicárselo a Serrat era como un sueño cumplido. Frisaba la treintena. Mi vida no era un camino de rosas. Andaba en una encrucijada vital. Y escribir era una forma de supervivencia y de recobrar cierta autoestima perdida. La literatura me salvó con el riesgo que esta afirmación conlleva.

Serrat, canción a canción fue un libro trabajado al máximo. Con todo el rigor del que fui capaz. Y toda la pasión. A partir de ahí trato de aunar pasión y rigor en todos mis proyectos. Lo editó Ronsel. Recuerdo la inmensa alegría cuando el editor Javier Batlle aceptó publicarlo. Yo conocía la editorial Ronsel por un libro de Miguel Herráez sobre Julio Cortázar. Me gustaba la edición de aquel libro. Cuando conocí a Batlle comprendí la sutileza del catálogo, fruto de su sensibilidad, y de la que tenía el alma mater de Ronsel, un gallego llamado Olegario Sotelo Blanco.

Batlle tenía algo físicamente del actor Alan Alda. Le perdí la pista, pero recuerdo aquellos días barceloneses de promoción, aquel anticipo que me mandó antes de publicar la obra, cuando había anticipos para los autores, antes de la crisis y de la depreciación de la literatura. Me sentí escritor con este libro. Me acuerdo especialmente de la entrevista que me hiciera Joan Barril en su programa El café de la República en Catalunya Radio.

Hice una ronda de radios y periódicos muy fructífera. Serrat andaba entonces convaleciente de aquel cáncer que padeciera. El libro se situó en todas las librerías importantes de Barcelona en lugar preferente. Fue muy hermoso. Y tuvo una gran acogida que posibilitó todo lo que vino después y mi especialización en la canción de autor.

José Ramón Pardo, mi prologuista, me ayudó mucho en todo ese proceso previo de buscar editorial, pero nada tuvo que ver con Ronsel que fue un hermoso regalo del azar. Otros sesudos estudiosos de la canción no me ayudaron tanto, aunque luego se apuntaran al carro cuando el libro funcionó. Pero no conviene recordarles. Conviene quedarse con todo lo bueno que relaciono a Serrat, canción a canción que luego se editó en Argentina con la mediación de otro espléndido personaje, Ricardo Ottonello. De aquella edición algunos se beneficiaron. El autor no fue informado de nada de lo que aquel libro vendió allá. Cosas que pasan. La amarga cara de los libros y de quienes los manejan. Pero no importaba. Era bonito que aquella edición la prologara el negro Fontanarrosa. Y que en Argentina el libro luciera en los escaparates librescos como merecía. Al fin y al cabo Serrat tiene allá condición de mito popular.


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