RECUERDOS 1999
RICARDO MIRALLES, ARREGLADOR DEL CANTAUTOR CATALAN DURANTE 20 AÑOS
No era sencillo comunicarse con Serrat
Actualmente es el director musical del show Cortezías y Cabralidades.
Además de prestigioso arreglador, es un gran pianista y compositor.
Aquí, cuenta por qué dejó de trabajar con Serrat.
20/08/1999 - 0:00
Para que toda mesa se sostenga, hacen falta tres patas.
En el caso del espectáculo que protagonizan Alberto Cortéz y Facundo Cabral, el sostén musical lo provee nada menos que Ricardo Miralles.
Que es pianista, compositor y uno de los mejores arregladores del mundo.
Así lo demuestran, por dar sólo un ejemplo de su tremendo currículum, sus veinte años y discos con un tal Joan Manuel Serrat, de cuya gloria y sonido fue pieza clave.
De su relación con Serrat le quedó un prestigio intacto y un cierto sabor amargo.
Fueron veinte años juntos, hasta el 89.
Desde entonces nos hemos visto muy poco.
Y mantenemos una relación distante pero cordial.
Eramos jóvenes.
Si nos hubiéramos conocido ahora hubiese sido más fácil la relación.
Me sentí un poco defraudado, porque puse la misma energía y amor que si hubiese sido para mí.
Pero hubo muy buenas cosas, por encima de discusiones de juventud en que no estoy seguro de haber tenido siempre razón.
Creo que, cuando yo estaba con él, el trabajo estaba mejor terminado que lo de ahora, que me parece un poquito... plano.
El mío era un trabajo diferente.
Por qué era diferente?
Por mi estilo.
Mi manera de trabajar, mi personalidad.
Me siento orgulloso de que mi estilo se reconozca al escucharlo.
A lo mejor he escrito más para los músicos que para la gente que compra discos.
Pero Joan Manuel no tenía tanto interés en lo musical.
Nunca fue muy demostrativo: si no se quejaba es que estaba todo bien.
No siempre se comprende el rol y el aporte que pueden hacer algunos arregladores.
Si hay un país latino que sabe qué es un arreglador, es Argentina.
En España no está tan claro.
Allí se confunde con productor.
Y han desaparecido los arreglos desde que los teclados y las PC están en manos de cualquiera.
Hay poca exigencia.
Se hacen canciones con tres tonos y arreglos para la hermana.
Antes alguien tenía que crear un acompañamiento.
Un servicio artesanal para que la gente cante encima, bien o mal.
Antes lo hacían músicos.
Y ahora, cualquiera con una computadora.
Desde que los caminos de Serrat y Miralles se bifurcaron, nada volvió a sonar igual para el poeta catalán.
Pero Miralles -55 años, un matrimonio con una profesora de filología inglesa y tres hijos- sigue siempre adelante sin mirar atrás
.¿Cómo hacés para arreglar un tema?
En general me lo pasan en un casete.
Entonces lo oigo, lo desgrabo y me siento al piano a tocar sobre el tema.
Luego agarro papel.
Quizás escriba una introducción, y tiro para adelante: armo una parte de piano, apunto los contracantos y la armonía, y finalmente orquesto según el tipo de canción, su estética y su texto.
No debe ser fácil estar trabajando para alguien que no aprecia o sintoniza tu arte...
Bueno, cuando ves que la canción dio para hacer volar el rollo melódico, y que la voz no entra en su sitio, que no le da y... te hace mal.
Hablando de arregladores, Miralles evoca al Peter Rugolo de Stan Kenton, al Michel Legrand de la primera época, a Gil Evans, Don Sebesky y algún otro.
Chico Buarque me parece el cantautor más grande de toda la historia de la canción. También me gustan mucho Jaques Brel, Gilbert Becaud o George Brassens
.¿Qué es finalmente un arreglador?
Un arreglista es un músico que en lugar de escribir obras, escribe arreglos.
No hay que hacer nada raro, y ponerse al servicio de la canción.
Se puede ser novedoso pero no extraño.
En los 70 había mucho trabajo para arregladores, tanto que había individuos que decían que sí a cuatro discos a la vez, y así no puedes cumplir con nada.
A veces veo arreglos que ni sacan la melodía, ponen los acordes del compositor y el título en letra gótica.
No es justo ni honrado que eso se cobre como arreglo
.¿No querés hacer algún disco solo?
Cuando se hacen cosas para lo demás, si ponés mucho, también estás haciendo tu música.
No siento la necesidad de proyectarme en ese sentido.
Pero si sale un encargo, se hace. han salido y hecho, como sus obras para piano, cuartetos o las Tres piezas para grupo de cámara, estrenada en Londres en 1994.
Pero no puedes escribir pensando en la posteridad mientras te espera la familia, desliza.
También escribió música para más de veinte películas, y es miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España.
La primera vez que vine a la Argentina fue en el 69.
Escuché a Piazzolla en el Regina. Quedé impresionado. Y lo mismo con Salgán.
Mi padre tenía una orquesta: al final de una fiesta de pueblo, los músicos tocaban tres o cuatro tangos, con batería y todo.
Pero hasta que no vine aquí no sabía qué tenía esa música de viveza
.¿Y qué pensás de músicos clásicos como Daniel Barenboim haciendo tango?
Es un acercamiento a lo popular que me enternece.
Significa que quiere la música de su país y le reconoce su valía que, vamos, ha demostrado gente como Salgán o Piazzolla.
En fin, difícil la posición del arreglador.
Por ejemplo, Joan Manuel sabía lo que quería pero no la manera de transmitirlo.
Era muy difícil la comunicación.
Pero tengo que agradecerle que en contra de las casas de discos defendió mucho mi trabajo.
Porque cuando las cosas no van muy bien, el artista nunca tiene la culpa, sino los de atrás. En un momento lo mío parecía estorbar.
Pude haberme quedado, pero para ir por el mundo trabajando tengo que hacer mi música.
Me di el gusto de irme antes que seguir cobrando por no hacer lo mismo.
Pero me sentía mal en el escenario tocando ciertas cosas, con sequencer y esas mierdas, como apretar un botón al marcar cuatro.
Me fui, y ahora estoy encantado.
Pero no suelo escuchar mis discos.
Coño, a veces me averguenzo. Pero otras me digo: esto no está tan mal.
ElClarin