Pueblo blanco
(Joan Manuel Serrat)
Colgado de un barranco
duerme mi pueblo blanco
bajo un cielo que, a fuerza
de no ver nunca el mar,
se olvidó de llorar.
Por sus callejas de polvo y piedra
por no pasar, ni pasó la guerra.
Sólo el olvido...
camina lento bordeando la cañada
donde no crece una flor
ni trashuma un pastor.
El sacristán ha visto
hacerse viejo al cura.
El cura ha visto al cabo
y el cabo al sacristán.
Y mi pueblo después
vio morir a los tres...
Y me pregunto por qué nacerá gente
si nacer o morir es indiferente.
De la siega a la siembra
se vive en la taberna.
Las comadres murmuran
su historia en el umbral
de sus casas de cal.
Y las muchachas hacen bolillos
buscando, ocultas tras los visillos,
a ese hombre joven
que, noche a noche, forjaron en su mente.
Fuerte pa' ser su señor.
Tierno para el amor...
Ellas sueñan con él,
y él con irse muy lejos
de su pueblo. Y los viejos
sueñan morirse en paz,
y morir por morir,
quieren morirse al sol.
La boca abierta al calor, como lagartos.
Medio ocultos tras un sombrero de esparto.
Escapad gente tierna,
que esta tierra está enferma,
y no esperes mañana
lo que no te dio ayer,
que no hay nada que hacer.
Toma tu mula, tu hembra y tu arreo.
Sigue el camino del pueblo hebreo
y busca otra luna.
Tal vez mañana sonría la fortuna.
Y si te toca llorar
es mejor frente al mar.
Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
juro por lo que fui
que me iría de aquí...
Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.
http://www.youtube.com/user/latieta
martes, agosto 30, 2005
PUEBLO BLANCO
martes, agosto 23, 2005
ENTREVISTA PUBLICADA EN EL PERIÓDICO EL 23 DE AGOSTO DEL 2005
"Brindo porque la salud
y la gente me acompañen"
• El cantante festeja su recuperación con una maratoniana gira de verano
NÚRIA MARTORELL
Del derecho y del revés / uno sólo es lo que es / y anda siempre con lo puesto".
Los versos son de 1983 (de la canción Sinceramente tuyo), pero los podría haber escrito ahora. En la gira 100x100 Serrat el cantautor muestra las dos caras de la vida y emprende un viaje ligero de equipaje: el piano de Ricard Miralles y un legado despojado de artificios.
"Nunca es triste la verdad, / lo que no tiene es remedio", prosigue el estribillo. Su verdad es que es un mito que no renuncia, dice, a ser persona. Que ha superado un cáncer de vejiga y que su leyenda se ha agrandado. Que sus letras laten golpe a golpe (parafraseando el Cantares de Machado). Y que culmina los conciertos de este tour alzando su copa por los sueños que aún le brinda el futuro.
--¿Qué siente cuando va a actuar a una ciudad y constata que las entradas llevan días agotadas?
--Llevar tantos años en este oficio y tener la posibilidad de poder seguir yendo de un sitio a otro haciendo música me permite reencontrarme con todo un mundo de sensaciones y de sentimientos: los amigos, los paisajes, los recuerdos, los colores, las comidas, los olores, los acentos... Es realmente un mundo fantástico. Es como vivir en alta revolución. Y que las entradas estén agotadas me permite disfrutar de todo esto; el éxito es lo único que permite a un artista seguir en el oficio. Es decir: no sólo hacer lo que me gusta sino divertirme con lo que me gusta.
--¿Le sorprende sentirse tan querido?
--Uno tiene la sensación de que para esto ha nacido. Tengo claro que el hombre nace para querer y para ser querido. Pasar por esta vida sin ello, pues no sé..., a lo mejor puede resultarle interesante a alguien, pero para mí no tendría el menor sentido.
--Después de su primera actuación en Cádiz, en 1969, inició su apasionado idilio con Latinoamérica. En el flamenco existen los cantes de ida y vuelta, que se enriquecen con los matices de ambos lados del Atlántico. ¿Existe un Serrat de ida y vuelta?
--Creo que mi vida es un cante de ida y vuelta: con Latinoamérica y entre Catalunya y España.
--Cuando visita ciudades con estas playas, ¿no se le pasa por la cabeza olvidarse del avión y colarse como un veraneante más?
--Yo ya vivo colándome como una persona más, siempre, esté donde esté. Creo que el no poder funcionar como una persona más limita mucho la existencia. El hecho de que me tropiece con inconvenientes del personaje no quiere decir que renuncie a la persona. Yo no renuncio nunca a tratar de meterme en los sitios. Además, en la vida, por regla general, me he llevado muchas sorpresas. La gente no sólo me ha permitido estar cómodo, sino que me ha hecho compañía en esta comodidad.
--Yo ya vivo colándome como una persona más, siempre, esté donde esté. Creo que el no poder funcionar como una persona más limita mucho la existencia. El hecho de que me tropiece con inconvenientes del personaje no quiere decir que renuncie a la persona. Yo no renuncio nunca a tratar de meterme en los sitios. Además, en la vida, por regla general, me he llevado muchas sorpresas. La gente no sólo me ha permitido estar cómodo, sino que me ha hecho compañía en esta comodidad.
--Pero con esta gira tan maratoniana, ¿le queda tiempo para disfrutar, para percatarse de cómo cambian las ciudades, sus gentes...?
--Yo siempre he hecho giras así de maratonianas. En realidad, cada artista funciona según lo que la vida le permite y lo que escoge. Yo tengo la posibilidad de escoger entre hacer las giras más tranquilas o más intensas. Y me quedo con esta última opción porque estoy mejor físicamente trabajando así que más lento. Si tuviera que hacer una o dos actuaciones a la semana, sería un desastre. Tengo que hacer cuatro o cinco. Sólo así encuentro el puntito....
--El Barça ganó al Cádiz en el Trofeo Carranza, 1-3, y ahora viene otro catalán a rematarles el verano... ¿Se lo tendrán en cuenta?
--No, no. El Barça ganó al Cádiz y salió aplaudido del Carranza. Y yo no vengo a ganar al Cádiz, vengo a vivir en Cádiz y a estar con los gaditanos. Esta zona, precisamente, está llena de recuerdos entrañables para mí. Aquí había un local llamado El Cortijo de los Rosales donde hice mis primeros conciertos en Cádiz y donde tuve a uno de mis mejores amigos, Antonio Martín de Mora. Ah, y por cierto, aquí hay mucho culé.
--En su último disco en catalán (Material sensible), hace 16 años, le dedicó una canción a Kubala. Ahora que prepara un nuevo compacto, también en catalán, ¿se imagina una colaboración con Carlinhos Brown para, a ritmo brasileño, cantar las alabanzas a Ronaldinho?
--No, no, en absoluto. Queda muy claro que eso que tiene el fútbol que hace que se clave en el corazón de las personas nace en la infancia. Yo también canté la alineación de mi infancia, que es donde está lo más puro de mis sentimientos futbolísticos y mi relación con el equipo y con este juego. Yo me lo paso muy bien ahora con el equipo que hay, lo disfruto mucho, y gozo del fútbol que hacen y de los resultados que obtienen. Pero sin duda alguna el corazón de los hombres con el fútbol está profundamente atado a la entretela de la niñez. A los álbumes de cromos, a la primera camiseta que tuvieron, cuando las camisetas no llevaban nombre...
--Parece que tiene amigos en cada puerto. Ese mismo Antonio Martín de Mora del que antes hablaba sé que le regalaba un jamón, un violín de pata negra (como él decía), después de que actuara en su local...
--Sí. Y yo le traía fuets de Vic. Era un personaje que todavía ahora, y años antes de su muerte a causa de una hemiplejia que le enclaustró en casa mucho tiempo, es y sigue siendo un referente como persona.
--¿Es cierto que publicará un libro sobre la gente que ha conocido?
--No. Escribo para mí, para volcar de alguna forma lo que bulle por dentro. No siempre uno escribe con la necesidad o el deseo de publicarlo o de comercializarlo. El mejor medio que tengo de comunicarme con la gente es escribir canciones y es lo que pienso seguir haciendo. Lo cual no quiere decir que escriba otro tipo de cosas, pensamientos, poemas, cuentos... pero no lo hago con ningún interés lucrativo. Lo hago por el placer de escribir y también por la necesidad de expresarme y de exprimirme y de comunicarme con lo más cercano que tengo, que son mis hijos, mi familia. Porque en lo que yo escriba encontrarán mi pensamiento... Recojo, de alguna manera, la memoria familiar para que no se pierda. Creo que es bueno que ellos sepan de dónde vienen, quiénes eran.... Cosas de este tipo. Y una de las maneras de contar la vida de uno es contar sus historias con gente que ha conocido. Como puede ser el caso de este Martín de Mora.
--Lluís Llach, metido a viticultor como usted, se queja de que sólo se habla de Els Setze Jutges en términos geriátricos y propone que la Diagonal pase a llamarse la avenida de Els Setze Jutges. ¿Sería una manera de reparar el olvido?
--Sí, lo que pasa que es muy difícil reparar las dificultades que se le han puesto a mucha gente para poder desarrollarse en su trabajo. Los Setze Jutges, exceptuando tres de nosotros, y añadiendo a Quico Pí de la Serra, en malas condiciones, y a Guillermina Motta, no han tenido la posibilidad de desarrollar su carrera con normalidad. Creo que va a ser muy difícil reparar algo. Estoy de acuerdo en que ahora parece que se habla de Els Setze Jutges como si fuera la prehistoria, cuando siguen siendo unos referentes clarísimos y muy actuales.
--¿Algo más que lamentar?
--Si algo ha sido lamentable es que el tránsito de la dictadura a la democracia no pasara por los caminos que tendría que haber pasado en lo que se refiere a una defensa de los creadores, que no existió. Aquí ha habido una llamada defensa cultural que no ha pasado por defender a los hombres de la cultura, o al menos no de una manera amplia, solamente de una cultura sectaria, determinada, y muy relacionada con el gobierno de todos estos lustros.
--¿Aprovecha estos viajes de giras para hacer contactos con la gente de los vinos? Esos días, precisamente, sé que se hospeda en Jerez, tierra bodeguera por excelencia...
--Hago contacto con otro tipo de gentes, no precisamente con los grandes viticultores. En realidad, no voy con la maletita debajo del brazo. De hecho, no he ido nunca con la maletita debajo del brazo. No me interesa esta parte del proyecto y nunca he necesitado entrar en el mundo de la producción vitivinícola.
--Pero, ¿le va bien el negocio como viticultor?
--El negocio no sabría qué decirle. Todavía no sé lo que es... Sí sé lo que es el desarrollo de un proyecto, en el cual estoy inmerso. Y que es un proyecto a largo plazo. No entré en él con la necesidad de buscar una clara rentabilidad.
--¿Pues qué le llevó a emprender esta aventura?. ¿Tenía ganas de refrescar sus conocimientos como perito agrícola o está preparando una retirada embriagadora?
--Ninguna de las dos cosas me hacía falta para meterme en todo este lío. Porque la producción y el consumo son dos cosas que pueden ir perfectamente por separado. Uno puede seguir siendo consumidor sin necesidad de ser productor. O sea, que no se necesitan mutuamente. Y respecto a lo de refrescar lo que es mi mundo agropecuario, pues si he de ser sincero, si fuera por mí, la explotación se iría al garete. Porque yo hago cualquier cosa menos dedicarme a la enología ni a la viticultura. Me dedico simplemente a disfrutar.
--En todos sus conciertos de 100x100 Serrat brinda con Ricard Miralles y con el público. ¿Por quién más alzaría ahora su copa?
--En realidad brindamos por el placer de poder hacer música día tras día, de poder estar encima de un escenario y de poder hacerlo en condiciones de salud, con alegría, con el público a nuestro favor y, sobre todo, brindamos por el resultado de esta aventura, porque es muy satisfactorio. Y si ahora brindo de nuevo es por poder mantener durante mucho tiempo la ilusión de hacer este trabajo y por que me acompañen las dos cosas más importantes: la salud y la gente.
sábado, agosto 13, 2005
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