CONCIERTO DE JOAN MANUEL SERRAT (1990)
En el repertorio de las emociones musicales fuertes vividas en la historia de los grandes conciertos realizados en Chile desde fines de los ’80 en adelante, la actuación de regreso de Joan Manuel Serrat en el país en 1990 tiene un lugar de privilegio ganado por derecho propio. “Por fin… Serrat” es el sencillo y elocuente nombre que recibió ese concierto, y la frase sintetiza todo el significado de la jornada. Proscrito y literalmente impedido de entrar a Chile por los militares durante la dictadura, Serrat se reencontró con su público el 28 y 29 de abril de 1990 en el Estadio Nacional.
En un Estadio Nacional dispuesto de manera distinta, con el escenario enfrentado a la tribuna bajo marquesina, el autor catalán puso al día su relación con el público chileno con el propio Presidente Patricio Aylwin presente entre la audiencia, mientras el espíritu de la época se vivía en cánticos entonados por la gente como el de “Y ya cayó, y ya cayó” alusivos a la dictadura.
Serrat había llegado dos días antes y renunciaba a todo trato especial en este regreso, solicitando ingresar a Chile como cualquier persona corriente, sin ser recibido en el salón VIP del aeropuerto como había ocurrido en Argentina y Paraguay, dos paradas previas de su gira. El 30, después de sus conciertos y en respuesta a una invitación de Ricardo Lagos, Ministro de Educación, se reunió con intelectuales y artistas en el Ministerio, en una jornada similar a la que había vivido dos décadas antes. Y ya en escena el cantante recreó en vivo canciones como “Defensa de la alegría”, una emotiva “Penélope”, “Mediterráneo”, “Bienaventurados”, “Para la libertad”, “A quien corresponda”, “Se equivocó la paloma”, “Lecciones de urbanidad”, incluidas algunas en catalán como “La luna” y una versión para “Volver a los 17”, de Violeta Parra, en medio de un Estadio Nacional iluminado por miles de espontáneas antorchas. Seis veces tuvo que despedirse del público, en un viaje durante el cual por fin empezó a retomar un vínculo que a partir de entonces nunca ha dejado de ser continuado con su público chileno.
El Presidente dijo:
“Vine a ver a un artista defensor de la democracia” (Patricio Aylwin, Presidente de Chile, al llegar al concierto de Serrat).
Serrat dijo:
“Aquí me tienen, por fin. Por ganas yo no me quedaba. Aquí me tienen, feliz y complacido de tener un contacto con ustedes después de estar diecisiete años separados. Por estar aquí y al ver a vuestro Presidente le expreso mis más buenos deseos para todos ustedes. Para lo que viene, para los que no están, para los que están sólo en nuestros recuerdos, imborrables, pero, a pesar de todo, ya no están. Un recuerdo para esos que no volveremos a ver más, para los que el exilio mantuvo fuera de sus casas y quién sabe si los volveremos a tener aquí. Para los que aún permanecen encerrados en las cárceles, como los presos políticos, que en algún tiempo más tendrán que estar junto a todos los hombres libres de buena voluntad” (el saludo de Serrat en medio de su concierto de regreso en Chile, Fortín Mapocho, domingo 29 de abril de 1990).
La prensa dijo:
“De pie, el Estadio Nacional ovacionó a Serrat. Fue el gran protagonista de la noche, en un show pensado para tenerlo a él, sus versos y su música, como los centros de atención insobornables de cada velada […] Los 25 mil del Nacional se retiraron tranquilos y felices. Su encuentro con Serrat resultó rotundo, imborrable, emocionante. ¿Alguien podría exigir más?” (Iván Valenzuela, El Mercurio, domingo 29 de abril de 1990).
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