Serrat, un pianista magistral y un público muy emocionado
Por ANDRÉS RIVELLI
lunes 02.03.2009 Actualizado: 05:21
Joan Manuel Serrat volvió a emocionar desde el escenario del Teatro Argentino a los platenses que una vez más, como lo hacen cada vez que el catalán visita la ciudad, agotaron las entradas de las tres funciones con las que presentó este fin de semana (hoy dará la última) su espectáculo "Serrat 100 x 100".
Y no importa que llegue acompañado por una orquesta sinfónica -como lo hizo en el 2004 en el Estadio Unico-, por su tradicional banda o simplemente por su maravilloso pianista y arreglador de siempre, Ricard Miralles, y su guitarra, como lo ha hecho en esta ocasión.
El secreto no es otro que Serrat y sus canciones que se han metido en el corazón de su público. La música de Serrat forma parte de la historia personal de cada uno de los que colman la platea. La infancia, los amores, los encuentros con amigos, la paternidad o, por qué no, algún que otro desengaño, han sido siempre acompañados por los temas del catalán. Por eso siempre emociona reencontrarse con este "viejo amigo" con el que se ha compartido tanto y, al mismo tiempo, volver a recordar esos momentos en los que nos ha acompañado.
El "Nano" lo sabe y lo agradece. No sólo en forma explícita, como lo hizo al cerrar el show del sábado, sino también a la hora de seleccionar las canciones de este espectáculo en que no se guarda nada y a lo largo de más de dos horas de recital desgrana sus clásicos en un clima intimista, sazonando con anécdotas y una dosis de buen humor su diálogo con el público.
"Si bien acordamos con el 'proverbio oriental' que sostiene que 'nadie se baña dos veces en el mismo río', ya que no son las mismas las aguas que bajan por él, ni somos nosotros los mismos a través del tiempo, debo decir que es un gusto regresar a un lugar donde uno se siente querido a compartir la noche, las canciones y un buen vino con amigos", dijo Serrat al reencontrarse con su público.
Cabe aclarar que Serrat sabe que Heráclito era griego, pero bromeó toda la noche citando "proverbios orientales" de lo más heterodoxos.
"Cantares", de su admirado Antonio Machado, "Los fantasmas del Roxy", "De vez en cuando la vida", "Esos locos bajitos", "Aquellas pequeñas cosas", "Bienaventurados", "Para la libertad" (de Miguel Hernández, al que volverá a musicalizar en un nuevo disco), "Lucía", "Penélope", "Mediterráneo", "Benito", "Señora" y "El romance de Curro El Palmo" fueron algunas de las canciones que se oyeron en la sala principal del Teatro Argentino, que contó con una pantalla donde, durante algunos temas, se vieron imágenes que ilustraban las historias.
Un párrafo aparte -que algún día bien podría ser un artículo- merece el arte que desde su piano aporta el legendario Ricard Miralles. Desde los primeros trabajos de Serrat, este músico ha sumado sus arreglos magistrales a las canciones del catalán. Las inconfundibles introducciones de "Esos locos bajitos", "No hago otra cosa que pensar en ti" o "Cantares", el ritmo vertiginoso del teclado en "Hoy puede ser un gran día", entre muchos otros, son aportes casi imperceptibles pero fundamentales de este pianista que acompaña a Serrat en esta serie de recitales.
En síntesis, una vez más, el catalán ha renovado sus lazos de afecto con el público local y queda la promesa, casi una certeza, de que habrá nuevos reencuentros en el futuro.
Por ANDRÉS RIVELLI
lunes 02.03.2009 Actualizado: 05:21
Joan Manuel Serrat volvió a emocionar desde el escenario del Teatro Argentino a los platenses que una vez más, como lo hacen cada vez que el catalán visita la ciudad, agotaron las entradas de las tres funciones con las que presentó este fin de semana (hoy dará la última) su espectáculo "Serrat 100 x 100".
Y no importa que llegue acompañado por una orquesta sinfónica -como lo hizo en el 2004 en el Estadio Unico-, por su tradicional banda o simplemente por su maravilloso pianista y arreglador de siempre, Ricard Miralles, y su guitarra, como lo ha hecho en esta ocasión.
El secreto no es otro que Serrat y sus canciones que se han metido en el corazón de su público. La música de Serrat forma parte de la historia personal de cada uno de los que colman la platea. La infancia, los amores, los encuentros con amigos, la paternidad o, por qué no, algún que otro desengaño, han sido siempre acompañados por los temas del catalán. Por eso siempre emociona reencontrarse con este "viejo amigo" con el que se ha compartido tanto y, al mismo tiempo, volver a recordar esos momentos en los que nos ha acompañado.
El "Nano" lo sabe y lo agradece. No sólo en forma explícita, como lo hizo al cerrar el show del sábado, sino también a la hora de seleccionar las canciones de este espectáculo en que no se guarda nada y a lo largo de más de dos horas de recital desgrana sus clásicos en un clima intimista, sazonando con anécdotas y una dosis de buen humor su diálogo con el público.
"Si bien acordamos con el 'proverbio oriental' que sostiene que 'nadie se baña dos veces en el mismo río', ya que no son las mismas las aguas que bajan por él, ni somos nosotros los mismos a través del tiempo, debo decir que es un gusto regresar a un lugar donde uno se siente querido a compartir la noche, las canciones y un buen vino con amigos", dijo Serrat al reencontrarse con su público.
Cabe aclarar que Serrat sabe que Heráclito era griego, pero bromeó toda la noche citando "proverbios orientales" de lo más heterodoxos.
"Cantares", de su admirado Antonio Machado, "Los fantasmas del Roxy", "De vez en cuando la vida", "Esos locos bajitos", "Aquellas pequeñas cosas", "Bienaventurados", "Para la libertad" (de Miguel Hernández, al que volverá a musicalizar en un nuevo disco), "Lucía", "Penélope", "Mediterráneo", "Benito", "Señora" y "El romance de Curro El Palmo" fueron algunas de las canciones que se oyeron en la sala principal del Teatro Argentino, que contó con una pantalla donde, durante algunos temas, se vieron imágenes que ilustraban las historias.
Un párrafo aparte -que algún día bien podría ser un artículo- merece el arte que desde su piano aporta el legendario Ricard Miralles. Desde los primeros trabajos de Serrat, este músico ha sumado sus arreglos magistrales a las canciones del catalán. Las inconfundibles introducciones de "Esos locos bajitos", "No hago otra cosa que pensar en ti" o "Cantares", el ritmo vertiginoso del teclado en "Hoy puede ser un gran día", entre muchos otros, son aportes casi imperceptibles pero fundamentales de este pianista que acompaña a Serrat en esta serie de recitales.
En síntesis, una vez más, el catalán ha renovado sus lazos de afecto con el público local y queda la promesa, casi una certeza, de que habrá nuevos reencuentros en el futuro.
Fotos de Mari de Chivilcoy
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