Serrat, en ´tierra querida´
Mil cien espectadores abarrotaron el Claustre de Sant Domingo en el concierto inaugural del 48 Festival de Pollença que ofreció ayer el cantautor catalán
GABRIEL RODAS. PALMA.
Ya se sabe que en las distancias cortas, el músico auténtico se crece. Joan Manuel Serrat lo hizo ayer, ante 1.100 entregados espectadores que llenaron el Claustre de Sant Domingo con motivo del concierto inaugural del 48 Festival de Pollença. Fue un concierto "en paños menores", como a su protagonista le gusta decir, un recital que mostró al genio catalán más cercano que nunca, lo que supuso para el público una oportunidad para acercarse a la esencia del artista.
Su actuación, enmarcada en una nueva fase de la gira 100x100 Serrat, que aparcará este año tras ofrecer más de 300 conciertos vistos por 600.000 espectadores, se centró en los temas clásicos y más reconocidos de su extenso cancionero. "Elegir un repertorio es un ejercicio difícil, tanto como montar una película, pero a mí me resulta muy atractivo y le dedico mucho tiempo", se sinceró.
Con su inseparable taburete, agarrado a su guitarra y con el fiel piano de Ricard Miralles, Serrat prescindió esta vez de alardes orquestales y tendió la mano a su auditorio para regalarle sus poéticas composiciones. "Estoy muy satisfecho de inaugurar este festival en un marco tan espléndido como el claustro de Sant Domingo", fueron sus primeras palabras en público. "Gracias por hacerme compañía", expresó. "A tí", se escuchó desde las primeras filas.
Serrat arrancó con ternura, con Cançó de bressol, basada en un tema popular aragonés, y Malamar, de su disco Mô. En el concierto no hubo sorpresas, aunque en su encuentro con la prensa adelantó que tiene pensado publicar un nuevo trabajo, dedicado a Miguel Hernández, el próximo mes de noviembre. "El álbum está muy avanzado, pero siempre tengo la tentación de ir modificando cosas, un deseo que no desaparecerá hasta que salga el disco", admitió.
"Quien no conoce a Miguel Hernández se pierde un poeta fundamental –añadió–. Hay que leerlo y releerlo. Su uso del lenguaje es contundente y liviano a la vez. Mide cada una de sus palabras. Me fascina su capacidad para absorber todo lo que leía y vivía y luego transportarlo a la poesía".
Serrat se sintió como en casa en una isla que conoce muy bien y en la que ha residido largas temporadas. "Mallorca es para mí un territorio familiar y querido. Sigue siendo muy bonito aunque le hayan pegado mil patadas", comentó minutos antes de salir a escena.
El cantautor, de 65 años, alabó el recinto de Sant Domingo, "un lugar muy emblemático con una sonoridad muy envolvente", y comentó que no le gusta repetirse en los conciertos, de ahí que introduzca alguna canción nueva en cada actuación, "para combatir algo tan peligroso como es la rutina", apuntó.
A pesar de lo intensa que pueda resultar una gira como la suya, aclaró que tiene tiempo para todo, "para correr, leer y tener relaciones íntimas", dijo entre risas. También para estar al día del club de sus amores, el Barça, un equipo que "lo ha ganado todo" y que "si no pierde el rumbo seguirá haciendo bien las cosas".
Información e imagen de http://www.diariodemallorca.es/
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