'Mediterráneo' de Joan Manuel Serrat, una extraordinaria oda de un poeta a su mar (y III)
Supongo que está de más decirlo, pero no me sé resistir: aconsejo encarecidamente la lectura del post anterior para contemplarlo como un todo junto a esta nueva entrega. Como ya anuncié en el artículo precedente, éste lo dedicaré al análisis interno de la canción, o poema, como se quiera. Al final del texto vuelvo a transcribir los versos para facilitaros la consulta. Comienzo pues:
En la primera parte de la canción, el poeta se presenta como un hijo del Mar, donde nació, pasó su infancia y adolescencia, donde se formó como hombre y se convirtió en portador de la esencia del Mediterráneo. Un mar, como vemos seguidamente, que funciona como elemento unificador de los pueblos a los que baña, de las diferentes culturas que han florecido a su alrededor.
Aquí nos encontramos con un verso especialmente bueno: de Algeciras a Estambul. Este octosílabo nos proyecta una imagen: ‘de Algeciras a Estambul’ = ‘de una punta a otra del Mediterráneo’. Bien, pues si nos fijamos en su acentuación, la sinalefa inicial le roba protagonismo al acento natural (que recaería en ‘ci’), por lo que en realidad es cantado así: ‘de Algeciras a Estambul‘, es decir, los acentos fuertes recaen en las primera y última sílabas; dicha acentuación refuerza la imagen, la forma ahonda en el contenido: de una punta del verso a la otra, de una punta del Mediterráneo a la otra.
Este bloque se cierra con un pareado que nos habla del alma del Mare Nostrum, el mar que más imperios ha visto crecer y desmoronarse, el mar que fue una herramienta de comercio (no sólo de bienes materiales) y también un campo de batalla. Después llegamos al primer grupo de tercetillos, que acompañan el cambio musical; el primero de ellos es, sencillamente, una genialidad:
"A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino. "
En mi humilde opinión, tres de los mejores versos que se han escrito nunca en lengua castellana, un símil cuya belleza es totalmente insuperable, un verdadero prodigio que me pone los vellos de punta cada vez que lo oigo. Es tan potente la figura que el poeta se ve obligado a no retocar el primer verso, endecasílabo, para que mida igual que los demás, sino que lo arregla comenzándolo con rapidez y prácticamente en anacrusa musical, por lo que podríamos decir que más que un verso de nueve sílabas es un 1+8.
A continuación, el siguiente tercetillo, el poeta deja de hablarnos del mar y se describe a sí mismo: cantor, embustero, con alma de marinero: un hijo del Mediterráneo. Y acaba esta primera parte con una pregunta al aire muy significativa, con la que declara que no podría ser de otra manera, no podría ser otra cosa que un mediterráneo.
En el siguiente bloque el poeta cambia de nuevo su voz, deja de dirigirse al Mediterráneo y nos habla directamente a nosotros. Nos pide que, cuando muera, lo enterremos cerca del Mar. Para ello utiliza una figura mitológica, la ‘parca’. En la mitología romana, las parcae eran las personificaciones del fatum o destino, al que estaban sujetos hasta los mismísimos dioses. La Nona (Cloto en la mitología griega) hilaba el hilo de la vida, la Décima (Láquesis) lo medía y la Morta (Átropos) lo cortaba, eligiendo el momento y la manera de morir de cada uno. A esta última recurre Serrat para hablar de su muerte.
Toda la segunda parte de la canción gira alrededor de la muerte del poeta y sus ulteriores deseos. Se personifica en una barca de la que el propio mar se encargará de romper sus velas (‘dejad que el temporal / desguace sus alas blancas’). De este modo, su muerte no será su final, sino un vehículo para volver a su origen, el Mar, con el que quiere fundirse. Y es que no sólo quiere ser enterrado en un lugar alto para tener buenas vistas, sino que pretende formar parte del ciclo de la vida convirtiéndose en alimento de los pinos y la genista.
En conclusión y volviendo a lo que reza en el título de esta serie, el poeta le canta una oda a su mar. El Mediterráneo es su musa, su amada y su amante; la materia prima de su ser, un símbolo de la infancia perdida y el camposanto donde quiere descansar eternamente. ‘Mediterráneo’ es una canción popular, sin duda alguna, pero no por ello deja de ser un poema bellísimo, con una estructura interna muy trabajada, una unión que engrandece a Joan Manuel Serrat hasta hacerse merecedor del título de Poeta del Pueblo.
'Mediterráneo' de Joan Manuel Serrat
Quizá porque mi niñez (-)
sigue jugando en tu playa, (a)
y escondido tras las cañas (a)
duerme mi primer amor, (b)
llevo tu luz y tu olor (b)
por donde quiera que vaya, (a)
y amontonado en tu arena (c)
guardo amor, juegos y penas. (c)
Yo, (-)
que en la piel tengo el sabor (-)
amargo del llanto eterno, (d),
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul, (e)
para que pintes de azul (e)
sus largas noches de invierno. (d)
A fuerza de desventuras, (f)
tu alma es profunda y oscura. (f)
A tus atardeceres rojos (g)
se acostumbraron mis ojos (g)
como el recodo al camino. (h)
Soy cantor, soy embustero, (i)
me gusta el juego y el vino, (h)
tengo alma de marinero. (i)
¿Qué le voy a hacer, si yo (-)
nací en el Mediterráneo? (-)
Y te acercas y te vas (-)
después de besar mi aldea. (j)
Jugando con la marea (j)
te vas, pensando en volver. (k)
Eres como una mujer (k)
perfumadita de brea, (j)
que se añora y que se quiere, (l)
que se conoce y se teme. (l)
Ay… (-)
Si un día para mi mal (m)
viene a buscarme la parca, (n)
empujad al mar mi barca (n)
con un levante otoñal (m)
y dejad que el temporal (m)
desguace sus alas blancas. (n)
Y a mí enterradme sin duelo (ñ)
entre la playa y el cielo… (ñ)
En la ladera de un monte (o)
más alto que el horizonte, (o)
quiero tener buena vista. (p)
Mi cuerpo será camino, (q)
le daré verde a los pinos (q)
y amarillo a la genista… (p)
Cerca del mar, porque yo (-)
nací en el Mediterráneo… (-)
En Papel en Blanco ‘Mediterráneo’ de Joan Manuel Serrat, una extraordinaria oda de un poeta a su mar (I) ‘Mediterráneo’ de Joan Manuel Serrat, una extraordinaria oda de un poeta a su mar (II)
Foto prakhar
Vídeo Youtube
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