Foto: Luis de las Alas
Llega a Madrid con 'Hijo de la luz y de la luna'
Serrat: 'De la libertad se habla con ligereza, pero se defiende con dificultad'
El cantante presenta su homenaje a Miguel Hernández en la capital
Nacho Ruiz Madrid
Actualizado domingo 12/09/2010
Joan Manuel Serrat entra acompañado de varias personas en uno de los salones de la sede de su sello discográfico, decorado con maderas nobles, una barra de bar y un piano de pared marrón. Alguien comenta: "Esto parece un pub inglés". Se ríe y hace un gesto afirmativo con la cabeza. "Quizá haya que tomarse un gin-tonic", comenta.
Son las siete de la tarde del pasado viernes, así que no es mala proposición, pero al final es el agua -servida en vaso de tubo, eso sí- la única bebida consumida.
Serrat luce buen aspecto, podría pasar por alguien con menos de los 66 años que posee y parece absolutamente recuperado del nódulo pulmonar y el cáncer de vejiga que ha sufrido en los últimos tiempos. Lleva chaqueta gris, pantalones vaqueros y un híbrido entre zapatillas de deporte sin cordones y zapato de sport en los pies.
Su imagen es tan icónica que su presencia resulta natural, como si fuera un amigo de toda la vida, exquisitamente educado ("Hola, soy Joan Manuel, encantado", se presenta) y de rostro risueño.
La excusa para la conversación es la residencia que el barcelonés inicia esta semana en el Teatro de la Zarzuela. Serán nueve noches en las que se representará el espectáculo 'Hijo de la luz y la luna', en el que rinde homenaje a Miguel Hernández, coincidiendo con el centenario del nacimiento del poeta.
Se trata de un show en el que sólo interpreta las canciones recogidas en 'Miguel Hernández' (1972) e 'Hijo de la luz y la luna' (2010). Hecho que se avisa, por cierto. "Así evito frustraciones", explica. Le acompaña un sexteto formado por Ricardo Miralles (piano y dirección musical), Josep Mas Kitflus (teclado y programación), Vicente Climent (batería), Israel Sandoval (guitarra), Olvido Lanza (viola) y Víctor Melo (contrabajo, bajo).
Además de la parte musical, formada por casi una veintena de canciones, destaca la audiovisual, con piezas 'ad hoc' sobre Hernández realizadas por directores como Bigas Lunas, Montxo Armendáriz, Isabel Coixet, José Luis Cuerda, Imanol Uribe o Jaime Chávarri.
¿Cómo se siente ante la perspectiva de nueve conciertos casi consecutivos en Madrid?
Madrid tiene un público que conmigo ha sido siempre muy generoso, me hace sentir muy cómodo y tranquilo. A lo largo de largos años me ha dado mucho apoyo y hemos compartido miles de horas. Así que, sí, vengo calmado por la gente y también por el espectáculo, que está muy consolidado. Es bonito ocupar tantos días un teatro tan especial como el de la Zarzuela. Sólo queda esperar que los accidentes no aparezcan.
¿Es cierto entonces que el público de cada lugar tiene una personalidad propia?
Madrid tiene la grandísima suerte del mestizaje. Por consiguiente, es sumamente rica. La mezcla siempre enriquece a la comunidad con los condimentos y alicientes de las particularidades.
¿Nota la ciudad cambiada cuando viene?
No. Bueno, la noto cambiada con respecto al Madrid de los años 60 que conocí. Pero no al del mes pasado.
¿Se suele mover siempre por los mismos sitios?
Pues como la mayor parte de los ciudadanos. Voy de mi casa [cerca del Palacio Real] a la de los amigos y de ésta a la mía. El pulso de los lugares se mide en las calles, pero eso ya depende de lo callejero que sea uno. En mi caso, va por épocas.
Foto: Luis de las Alas
¿Y su Barcelona natal? Algunos dicen que ha sido devorada por los turistas
Tanto no (risas). Pero sí que es cierto que ha aumentado muchísimo la afluencia de visitantes en los últimos tiempos. De cualquier manera, ellos tienen un recorrido claro por la Sagrada Familia, la Diagonal, Paseo de Gracia, Las Ramblas... en realidad, Barcelona es una ciudad de barrios, cada uno con su propio funcionamiento interno.
Al Poble Sec, en cambio, sólo llegan turistas despistados. Como mucho, alguno que duerma allí...
Sí, ha cambiado mucho desde que yo nací allí. Cuando era pequeño, era un barrio de emigrantes. Ahora lo sigue siendo, pero no de Andalucía y Extremadura, sino de allende los mares. Antes era también una zona de actores y artistas, por su proximidad al Paralelo, que era el núcleo nocturno de la ciudad. En todo caso, es un barrio vivo que está asumiendo muy bien esta segunda fase migratoria.
Allí hay una placa que conmemora la casa donde nació. ¿Cómo le hacen sentir estas cosas?
Fui de los primeros de mi calle en nacer en una clínica, pero en apenas unos días estaba ya en el barrio. Primero, por muy poquito tiempo, en la calle Vinardó. Mis padres migraban con urgencia por sus propias necesidades. Luego ya fue el 95 de la calle Poeta Cabanyes, que es mi casa.
¿Los homenajes y premios sirven para certificar que uno ha triunfado en la vida?
El éxito lo marcan los afectos del interesado. Mi triunfo en la vida está más cerca de la satisfacción de la familia en la que me crié y la que he logrado formar que de cualquier otra cosa. Está en los amigos que tengo y en lo que he sido capaz de aprender según las posibilidades que me ha dado la vida. Ese es mi gran triunfo. Sentirme satisfecho con mi oficio, también. Pero eso se lo debo a los demás.
El oficio de cantador y escribidor, como dijo una vez…
Sí, exacto. Más cantor que cantador. Yo soy escribidor de canciones, desde luego. Es lo que sé hacer mejor.
¿Se llega a encontrar un método de escritura?
Nadie nace aprendido en nada y menos a escribir. Uno aprende durante toda la vida, no llega un momento en el que dice: "Bueno, yo ya aprendí a componer". También se nos van pegando manías y dudas, como lapas al barco, que hace que todo sea más farragoso. En definitiva, nunca se llega a encontrar la fórmula ideal de escritura o composición. La vida es una búsqueda y un aprendizaje constante.
En ese sentido, ¿es capaz de dilucidar cuáles son esos vicios adquiridos?
Sí, pero cuando los descubro, trato de eliminarnos.
¿Cómo se empieza una canción?
Siempre se parte de una frase o de una idea. A partir de ahí, se va tirando del ovillo y se va deshaciendo la madeja. A veces, la idea cambia completamente y la canción aparece contando otra cosa. Llega un momento, además, en el que ésta pasa a ser compartida con la gente y eso la dota de una nueva dimensión. En todo caso, soy partidario de la modificación permanente. Si hay una frase que no me gusta, la cambio, por qué no. Luego, la gente se cree que te has equivocado al cantarla y te llaman la atención, cuando no tiene nada que ver (sonríe).
¿Analiza su propia obra, la sufre?
Lo que está hecho, está hecho. Luego, si lo tengo que cantar en directo, se puede volver a cambiar. Pero escucho poco mi obra, si lo hago es forzado por el olvido. Ahí es donde se produce el descubrimiento y la satisfacción de lo ya realizado.
¿Podría cantar cualquier canción de su repertorio?
Nunca utilizo ningún medio para recordarlas, pero hay algunas que, de buenas a primeras, tendría problemas para recordarlas y hasta para comentarlas.
Una curiosidad: Mediterráneo debe ser una de las canciones más difíciles que hay para tocarla con la guitarra…
Pues un fracaso de canción, entonces. Pretendía ser fácil de escuchar y de tocar (ríe).
¿Está en contacto con la música que se hace ahora?
Sólo en la medida que me brindan los medios de comunicación y lo que escucho por parte de mis vástagos.
Este año es una fecha redonda porque se conmemora el centenario del nacimiento de Miguel Hernández pero, ¿cómo le surgió la necesidad de volver a musicar sus poemas? ¿Tenía la sensación de obra inacabada con el primer volumen de 1972?
Con independencia de que tenía una segunda parte y e igual una tercera, me metí en este proyecto porque, cuando planteé los conciertos de 2010, pensé que probablemente existiría un ambiente en la sociedad y en los medios de comunicación de celebración de Hernández. Primero, consideré tocar un puñado de canciones suyas, hacer un apartado dentro del concierto. Luego, pensé en refrescarlas haciendo un par de nuevas. Al sumergirme en la poesía de nuevo, empecé a hacer maquetas de algunas cosas, tomé apuntes… Fui acumulando material con la intención de escoger. Acabé por bucear a mucha profundidad y metiéndome a cuatro patas a grabar el disco. Una vez terminado, me planteé cómo llevar a cabo el espectáculo.
¿Por qué interpretar sólo las canciones de Miguel Hernández?
Tiene sentido así. Si metiera mis canciones más conocidas como bis, se diluiría el concepto de concierto que ha ocurrido antes. No me he roto el culo trabajando en este espectáculo, sólido y de un buen pasar, para que esto quede oscurecido por unos grandes éxitos. Como se puede comprender, no tengo intención de desairar a nadie. Pero, salvando las distancias, es como si uno va a ver Tosca y, al terminar, se le pide al tenor que cante un aria de Rigoletto. Creo que la gente mayoritariamente lo entiende. No he recibido quejas ni reclamaciones.
Es obvio que cantar Para la libertad no es igual hacerlo ahora que en 1972…
Esperemos que no tengamos que volver a hacerlo con el mismo sentido. De todas maneras, de la libertad se habla con ligereza, pero se defiende con dificultad.
¿Es ahora la poesía menos esencial de lo que era antes?
Nunca ha estado valorada socialmente como algo de lo que se pudiera vivir. Los poetas hacían poesía, pero vivían escribiendo artículos o trabajando en una empresa de publicidad. Su eternidad, por otro lado, es innegable. Está presente desde el primer momento del hombre y lo estará hasta el final. Otra cosa es que, a veces, ni siquiera nos damos cuenta de que está. Hay poesía en cualquier cosa y no necesariamente se expresa a través de la palabra escrita. Se acaba utilizando para decirle a otra persona que la ama o tiene que expresar una emoción.
Sí, concretamente en la seducción siempre se recurre a ella.
Tiene buena prensa en ese aspecto, sí (ríe).
¿Cómo ha vivido Serrat la crisis?
¿Acaso ha terminado como para hablar en pasado (ríe)? Nos ha afectado a todos y de ella saldremos juntos o no saldremos.
De lo que no tendrá queja es del Barça…
Sólo cuenta el presente, lo que ocurre en el momento. El pasado ya es pasado y ni siquiera importa mucho lo que vaya a ocurrir.
Bueno, pero seis copas son muchas, hasta de gin-tonics…
Sí, de alcohol sí lo son. Decía Buñuel que los dry martinis eran como los pechos de las mujeres: "Como mucho, dos". Aunque bueno, había una peli (Desafío total) en la que una mujer tenía tres...
Gira
Serrat comenzó la gira 'Hijo de la luz y la luna' el pasado mes de marzo en Elche (Alicante) y, tras un descanso durante el mes de agosto, regresa con nueve conciertos en Madrid. El repertorio se forma por los dos discos que el cantautor ha dedicado a Miguel Hernández.
Del jueves 16 al domingo 19 y del miércoles 22 al domingo 26, a las 20 horas, en el Teatro de la Zarzuela (Jovellanos, 4). 35-65 euros. Web: http://www.jmserrat.com/
¿Y su Barcelona natal? Algunos dicen que ha sido devorada por los turistas
Tanto no (risas). Pero sí que es cierto que ha aumentado muchísimo la afluencia de visitantes en los últimos tiempos. De cualquier manera, ellos tienen un recorrido claro por la Sagrada Familia, la Diagonal, Paseo de Gracia, Las Ramblas... en realidad, Barcelona es una ciudad de barrios, cada uno con su propio funcionamiento interno.
Al Poble Sec, en cambio, sólo llegan turistas despistados. Como mucho, alguno que duerma allí...
Sí, ha cambiado mucho desde que yo nací allí. Cuando era pequeño, era un barrio de emigrantes. Ahora lo sigue siendo, pero no de Andalucía y Extremadura, sino de allende los mares. Antes era también una zona de actores y artistas, por su proximidad al Paralelo, que era el núcleo nocturno de la ciudad. En todo caso, es un barrio vivo que está asumiendo muy bien esta segunda fase migratoria.
Allí hay una placa que conmemora la casa donde nació. ¿Cómo le hacen sentir estas cosas?
Fui de los primeros de mi calle en nacer en una clínica, pero en apenas unos días estaba ya en el barrio. Primero, por muy poquito tiempo, en la calle Vinardó. Mis padres migraban con urgencia por sus propias necesidades. Luego ya fue el 95 de la calle Poeta Cabanyes, que es mi casa.
¿Los homenajes y premios sirven para certificar que uno ha triunfado en la vida?
El éxito lo marcan los afectos del interesado. Mi triunfo en la vida está más cerca de la satisfacción de la familia en la que me crié y la que he logrado formar que de cualquier otra cosa. Está en los amigos que tengo y en lo que he sido capaz de aprender según las posibilidades que me ha dado la vida. Ese es mi gran triunfo. Sentirme satisfecho con mi oficio, también. Pero eso se lo debo a los demás.
El oficio de cantador y escribidor, como dijo una vez…
Sí, exacto. Más cantor que cantador. Yo soy escribidor de canciones, desde luego. Es lo que sé hacer mejor.
¿Se llega a encontrar un método de escritura?
Nadie nace aprendido en nada y menos a escribir. Uno aprende durante toda la vida, no llega un momento en el que dice: "Bueno, yo ya aprendí a componer". También se nos van pegando manías y dudas, como lapas al barco, que hace que todo sea más farragoso. En definitiva, nunca se llega a encontrar la fórmula ideal de escritura o composición. La vida es una búsqueda y un aprendizaje constante.
En ese sentido, ¿es capaz de dilucidar cuáles son esos vicios adquiridos?
Sí, pero cuando los descubro, trato de eliminarnos.
¿Cómo se empieza una canción?
Siempre se parte de una frase o de una idea. A partir de ahí, se va tirando del ovillo y se va deshaciendo la madeja. A veces, la idea cambia completamente y la canción aparece contando otra cosa. Llega un momento, además, en el que ésta pasa a ser compartida con la gente y eso la dota de una nueva dimensión. En todo caso, soy partidario de la modificación permanente. Si hay una frase que no me gusta, la cambio, por qué no. Luego, la gente se cree que te has equivocado al cantarla y te llaman la atención, cuando no tiene nada que ver (sonríe).
¿Analiza su propia obra, la sufre?
Lo que está hecho, está hecho. Luego, si lo tengo que cantar en directo, se puede volver a cambiar. Pero escucho poco mi obra, si lo hago es forzado por el olvido. Ahí es donde se produce el descubrimiento y la satisfacción de lo ya realizado.
¿Podría cantar cualquier canción de su repertorio?
Nunca utilizo ningún medio para recordarlas, pero hay algunas que, de buenas a primeras, tendría problemas para recordarlas y hasta para comentarlas.
Una curiosidad: Mediterráneo debe ser una de las canciones más difíciles que hay para tocarla con la guitarra…
Pues un fracaso de canción, entonces. Pretendía ser fácil de escuchar y de tocar (ríe).
¿Está en contacto con la música que se hace ahora?
Sólo en la medida que me brindan los medios de comunicación y lo que escucho por parte de mis vástagos.
Este año es una fecha redonda porque se conmemora el centenario del nacimiento de Miguel Hernández pero, ¿cómo le surgió la necesidad de volver a musicar sus poemas? ¿Tenía la sensación de obra inacabada con el primer volumen de 1972?
Con independencia de que tenía una segunda parte y e igual una tercera, me metí en este proyecto porque, cuando planteé los conciertos de 2010, pensé que probablemente existiría un ambiente en la sociedad y en los medios de comunicación de celebración de Hernández. Primero, consideré tocar un puñado de canciones suyas, hacer un apartado dentro del concierto. Luego, pensé en refrescarlas haciendo un par de nuevas. Al sumergirme en la poesía de nuevo, empecé a hacer maquetas de algunas cosas, tomé apuntes… Fui acumulando material con la intención de escoger. Acabé por bucear a mucha profundidad y metiéndome a cuatro patas a grabar el disco. Una vez terminado, me planteé cómo llevar a cabo el espectáculo.
¿Por qué interpretar sólo las canciones de Miguel Hernández?
Tiene sentido así. Si metiera mis canciones más conocidas como bis, se diluiría el concepto de concierto que ha ocurrido antes. No me he roto el culo trabajando en este espectáculo, sólido y de un buen pasar, para que esto quede oscurecido por unos grandes éxitos. Como se puede comprender, no tengo intención de desairar a nadie. Pero, salvando las distancias, es como si uno va a ver Tosca y, al terminar, se le pide al tenor que cante un aria de Rigoletto. Creo que la gente mayoritariamente lo entiende. No he recibido quejas ni reclamaciones.
Es obvio que cantar Para la libertad no es igual hacerlo ahora que en 1972…
Esperemos que no tengamos que volver a hacerlo con el mismo sentido. De todas maneras, de la libertad se habla con ligereza, pero se defiende con dificultad.
¿Es ahora la poesía menos esencial de lo que era antes?
Nunca ha estado valorada socialmente como algo de lo que se pudiera vivir. Los poetas hacían poesía, pero vivían escribiendo artículos o trabajando en una empresa de publicidad. Su eternidad, por otro lado, es innegable. Está presente desde el primer momento del hombre y lo estará hasta el final. Otra cosa es que, a veces, ni siquiera nos damos cuenta de que está. Hay poesía en cualquier cosa y no necesariamente se expresa a través de la palabra escrita. Se acaba utilizando para decirle a otra persona que la ama o tiene que expresar una emoción.
Sí, concretamente en la seducción siempre se recurre a ella.
Tiene buena prensa en ese aspecto, sí (ríe).
¿Cómo ha vivido Serrat la crisis?
¿Acaso ha terminado como para hablar en pasado (ríe)? Nos ha afectado a todos y de ella saldremos juntos o no saldremos.
De lo que no tendrá queja es del Barça…
Sólo cuenta el presente, lo que ocurre en el momento. El pasado ya es pasado y ni siquiera importa mucho lo que vaya a ocurrir.
Bueno, pero seis copas son muchas, hasta de gin-tonics…
Sí, de alcohol sí lo son. Decía Buñuel que los dry martinis eran como los pechos de las mujeres: "Como mucho, dos". Aunque bueno, había una peli (Desafío total) en la que una mujer tenía tres...
Gira
Serrat comenzó la gira 'Hijo de la luz y la luna' el pasado mes de marzo en Elche (Alicante) y, tras un descanso durante el mes de agosto, regresa con nueve conciertos en Madrid. El repertorio se forma por los dos discos que el cantautor ha dedicado a Miguel Hernández.
Del jueves 16 al domingo 19 y del miércoles 22 al domingo 26, a las 20 horas, en el Teatro de la Zarzuela (Jovellanos, 4). 35-65 euros. Web: http://www.jmserrat.com/
Fotos e Informaciòn http://www.elmundo.es/
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