miércoles, septiembre 29, 2010

Serrat: una época



HUELLAS DE SERRAT EN UN SERRATIANO EN MEXICO - OCT. 2008 (sábado 04 de oct, 2008)

Serrat: una época

Por: Germán Froto Y Madariaga
ADDENDA

Soy de una generación que creció sin la cibernética ni la globalización.

Esa que se hizo entre los trovadores y el Rock and Roll. Soy de la generación que creció con las canciones de Serrat. De la generación serratiana.

La primera canción, con la que Juan Manuel se dio a conocer en el mundo de habla hispana, fue “Cantares”. Un poema de Antonio Machado que él musicó magistralmente.

Esa era la canción de protesta que se cantaba en todas las reuniones de la bohemia juvenil, así como en las peñas que inundaron al México de los setenta.

De hecho, todos los poemas de Machado que musicó Serrat, hicieron época. “Guitarra del mesón”; “Las Moscas”; “La Saeta”; “Del pasado efímero”; “A un olmo seco”; y “He andado muchos caminos”; entre otras que nos fueron adentrando en una cultura de la estepa castellana.

Canciones como la de “Señora”, eran el reflejo de todas nuestras inquietudes juveniles y reclamos a la suegra. “Póngase usted un vestido viejo, y de reojo en el espejo haga marcha atrás, señora”.

“No la educó, ya me hago cargo, a un soñador de pelo largo, qué le va ‘usté’ a hacer, señora”.

Y en efecto, qué podía hacer aquella pobre dama ante los caprichos de una hija a la que la sangre le buhía por todo el cuerpo a los diez y tantos años.

¿Quién no se enamoró de alguna maestra cuando cursaba la primaria?

A eso Serrat nos dice: “Pero usted, nunca supo, maestra, que cuando quería que cantara que tres por uno hacían tres, mis ojillos rascaban francamente las rodillas que púdicamente, usted apretaba y apretaba”.

Quién más, no sabía de aquella amiga que esperaba y esperaría por siempre a que llegara el hombre que amaba en silencio, como lo hacía Penélope.

“Con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón y su vestido de domingo. Penélope, se sienta en un banco del andén y espera que llegue el primer tren, meneando el abanico”.

En una de sus biografías, se dice de Serrat, que su obra: “Merecería pasar a la historia de los sentimientos que han movido a tanta gente en la segunda mitad del siglo XX”.

Ya avanzando en edad, quién no hubiera querido escribir algo como esto: “Te levantarás despacio, poco antes de que den las diez y te alisarás el pelo, que con mis dedos deshilé. Y te abrocharás la falda y acariciarás mi espalda, con un hasta mañana”.

Juanito, como le decían en su casa, conocía muy bien de las clases sociales, pues surgió de un barrio obrero de Barcelona.

Quizá por eso y otras razones, entendía tan bien a Machado y a su decir, le hubiera gustado escribir las cosas que aquél escribió.

Cuando nos llegó el tiempo de recorrer el mundo, una canción de Serrat, “Mediterráneo”, resonaba en nuestra mente:

“Harto ya de estar harto, ya me cansé, de preguntarle al mundo, por qué y por qué. La Rosa de los Vientos me ha de ayudar, desde ahora vais a verme vagabundear”.

Y el mundo se hizo uno con nosotros, aunque conscientes de que: “Al andar se hace camino y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

Pero, eso no importaba. Había que acelerar el paso e ir cada vez más lejos, para volver al hogar con más ganas y apreciándolo mejor.

En otro intento, Serrat musicó a Benedetti, en un disco titulado: “El sur también existe”, pero no tuvo el éxito que los poemas de Machado. Sin embargo, es bonito escucharlo, porque Benedetti es sin duda un exquisito poeta.

Nos ha regalado Serrat, muchas composiciones más, que tienen que ver con la niñez, la adolescencia o la edad adulta. Las letras de protesta por el estado del mundo, los gringos, la dictadura y todo lo que huela a opresión del hombre.

“Para construir un bello sueño, lo primero que hace falta es estar despierto”, nos dice Serrat.

Y vaya que él se ha pasado la vida despierto, viéndolo todo, analizándolo, tratando de encontrarle el sentido a las cosas.

Ciertamente le debo mucho a Serrat, pero en esencia él tiene la culpa. Pues como lo dice en alguna de sus composiciones
:

“Puede que a ti te guste o puede que no, pero el caso es que tenemos mucho en común. Bajo un mismo cielo, más o menos azul, compartimos el aire y adoramos el sol”.

En esta travesía de la vida, tuve el privilegio de formar parte de esa generación serratiana y eso me enorgullece, porque crecimos libres y libres habremos de morir.

Por lo demás: Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano”.



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