¡Que se lleva a Miguel Hernández!
30.10.10
“¡Que se lleva a Miguel Hernández! ¡Que se lo lleva, que se lo lleva!”. Este grito gutural, desgarrado, sale del pueblo. ¿Qué pueblo? Pues, evidentemente, el que representa una mujer encanecida, derrotada, sufriente, a la que le han matado los unos a su padre, y los otros a su hombre y a sus dos hijos. Con el rostro desfigurado por un nuevo dolor, con las arrugas de la frente a punto de estallar, con las pulsaciones enfilándose hacia el abismo, la mujer del pueblo llora desconsoladamente: “Si sólo tiene 31 años... ¡No te lo lleves, por favor!”.
Pero, ¿quién se lo lleva? “¡La muerte, la muerte, la muerte...!”. La muerte, la mujer del luto, fría, gélida y constante en sus machetazos, trata de arrancar al poeta de los brazos de la mujer derrotada, la mujer del pueblo. En ese instante, Miguel Hernández, que se evapora en la cárcel de Franco, en su Alicante, también empuja, lucha por vivir. Ama la vida sobre todas las cosas. Y exhala sus últimos versos. Suenan con la voz que, oh, providencia, recuerda a un tal Joan Manuel Serrat.
En ellos habla de la ilusión de un niño cabrero que latía escribiendo, de las luchas con el padre incomprensivo, del amor por la madre vencida al hastío y la convención, de la ilusión de los tiempos de escuela, de la jovialidad del niño que revolucionaba su Orihuela a base de risas y primeros poemas, del círculo de influencia católico abierto por su hermano José Marín-Ramón Sijé, del primer viaje alocado a un Madrid en el que casi murió de frío y soledad, de fracasos e incomprensiones (pues él sabía lo que realmente era, aunque el mundo no le viera), de su trabajo en la redacción del Cossío, del progresivo avance de su arte (que jamás llegó a ser éxito rotundo en vida), de verdaderas amistades con grandes como Neruda o Aleixandre, del sufrimiento por el rechazo de García Lorca, de amores desgraciados, de soledad, del querer amar a su Josefina, del compromiso social a través del comunismo, del compromiso con sus ideas a través del fusil y el jugarse el pellejo, teniendo sus discursos y composiciones de guerra el sello de la autenticidad (a diferencia de los literatos comunistas que veían pasar la guerra desde su casa), del desgarro por la muerte del hijo anhelado hasta la locura, de la esperanza por el nuevo retoño regalado, correspondiéndole con nanas acebolladas ya desde la cárcel. La misma cárcel en la que se ha casado con Josefina. La misma en la que se pudre.
La mujer del luto no tiene piedad ante el torrente de vida cuyas imágenes han salido de una música suplicante. El aullido de la mujer del pueblo se escucha en todos los campos de España cuando, al fin, sus abrazos son derrotados y el poeta ve cegados para siempre sus aún abiertos ojos. ¡La maldita muerte se ha llevado a Miguel Hernández! Éste ha sido “un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida”. Y traidor: tenía sólo 31 años. Y hoy hubiera cumplido cien.
La mujer del luto nos ha robado casi siete décadas de poesía aliviadora de dolores del alma.
PD. Hace unas horas, mientras escribía sobre Marcelino Camacho, otro hombre del pueblo a través del comunismo (poco importa de dónde proceda el servicio a los hombres siempre y cuando sea desde el verdadero sentido del ofrecimiento), muerto a los 92 años, pensaba en la gran pérdida que supuso la muerte de uno de los grandes de nuestras letras. Miguel Hernández hubiera cumplido hoy cien años. Como Rafael Alberti, como Francisco Ayala, como Fernando Fernán-Gómez, era un artista que podía (y debía, en condiciones normales) haber vivido muchas más décadas. Su historia fue la de uno más que, a uno y otro bando, sufrió el mayor horror para un país: una guerra entre hermanos. Sin embargo, me asombra cómo, sin medios, sin posición social, sin influencias, rechazado por muchos, se convirtió en uno de los grandes de España dejándonos a los 31 años. Fue y es grande. Muy grande. Que la discrepancia ideológica no haga que algunos rechacen de entrada conocerle. Se pierden mucho, muchísimo.
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
Imagen e Informaciòn http://blogs.periodistadigital.com/lahoradelaverdad.php/2010/10/30/ique-se-lleva-a-miguel-hernandez-
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