Huella hernandiana en Chile
La revista 'Nerudiana' publica un artículo de Francisco Escudero con testimonios sobre la estancia del Poeta en la cárcel de Alicante
Aunque el Centenario de Miguel Hernández ha finalizado, los ecos de la celebración siguen vivos. Uno de ellos llega del otro lado del Atlántico, de Santiago de Chile, donde la Fundación Pablo Neruda ha publicado en el número 10 de su revista 'Nerudiana' un trabajo del escritor y periodista oriolano afincado en Elche Francisco Escudero, coordinador local de la celebración.
Bajo el título 'Miguel Hernández en la prisión de Alicante. Testimonios carcelarios', Escudero recoge declaraciones y escritos de personas que convivieron con el poeta en la cárcel o se preocuparon de su caso, para bien o para mal. Unas aportaciones que, como señala el autor, «revelan la situación abandono en que estuvo Miguel en la recta final de su vida».
La publicación de este artículo en la prestigiosa publicación literaria surgió a raíz de la estancia de Escudero el año pasado en Santiago de Chile, donde participó como representante del Ayuntamiento de Elche en los actos que la Fundación Neruda organizó con motivo del centenario hernandiano. Los testimonios recogidos en el trabajo literario fueron presentados por el escritor en el congreso internacional que se celebró en Orihuela, Elche y Alicante.
Los testimonios que recopila Escudero proceden principalmente de quienes más visitaron al poeta en prisión: sus hermanos Vicente y Elvira, y su esposa Josefina Manresa. Esta última, «como estaba casada sólo por lo civil con Miguel y el régimen franquista no consideraba válido el matrimonio, tuvo muchos problemas para poder visitar a su marido». Para que pudiera ver a su hijo Manolillo en tales circunstancias adversas, según explica Escudero, el niño entraba en prisión como hijo del pintor Eusebio Oca, con quien el poeta compartía celda.
Entre los testimonios recopilados figura una carta que el hermano de Miguel envió a Vicente Escudero, padre del periodista, en la que le relata «los detalles de sus estancias en la cárcel para ver a su hermano».
También hay testimonios escritos de Luis Fabregat, destacado militante socialista oriolano, compañero de cárcel del poeta, que fue uno de los que le amortajaron y sacaron el féretro al patio. Fabregat relataba en los escritos que dejó a su familia, según recoge Escudero, que «las peticiones de traslado de Miguel a un sanatorio estaban siendo frenadas por el padre Vendrell, porque se estaba 'trabajando al pájaro'. En concreto, le pedía una retractación de sus ideas comunistas y su incorporación a la Iglesia».
«La capaza, Maruja»
Relata también cómo se valió de su hermana, Maruja Fabregat, para sacar clandestinamente de la cárcel algunos poemas de Miguel. «Concretamente en una capaza de doble fondo. Por eso en sus cartas reitera: 'La capaza, Maruja, no te olvides de la capaza'».
Escudero señala que a Miguel Hernández «le ayudaron en la cárcel también gente de derechas». Añade que una de las declaraciones favorables estaba firmada por Juan Bellod Salmerón, secretario de la Jefatura Provincial de Falange y de las JONS de Valencia, que había publicado junto al autor oriolano en la revista 'El Gallo Crisis' de Ramón Sijé.
Destaca también Escudero que «las reiteradas peticiones de traslado de Miguel al sanatorio de Valencia no parten de la dirección del centro penitenciario, sino de Manuel Augusto García Viñoles, director general de Cinematografía en los primeros años del franquismo y quien puso en marcha el No-Do. Había establecido amistad con algunos poetas de izquierdas antes de la Guerra Civil, entre ellos Hernández. «Según Fabregat, las gestiones de Viñoles eran frenadas por el padre Vendrell».
La revista 'Nerudiana' se puede descargar en formato PDF en la dirección www.fundacionneruda.org, apartado Publicaciones.
Imagenes e información http://www.laverdad.es/alicante/v/
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