jueves, septiembre 22, 2011

“Los universitarios dan siempre vida”: Serrat


“Los universitarios dan siempre vida”: Serrat

2011-09-22
Hoy, en el Palacio de Minería, el cantante se encontrará una vez más con la UNAM que conoció en los años 70. En esta ocasión para recibir un doctorado honoris causa.

Foto: Claudia Guadarrama

Como exiliado español en México se sintió “no como en una patria de adopción, sino en una patria absolutamente total”.
Hace la friolera de cuarenta y dos años —según recuerda con precisión— fue la primera vez que pisó la Universidad Nacional Autónoma de México.

Tenía cinco discos publicados, tres de ellos en catalán y el más reciente Dedicado a Antonio Machado, Poeta, del que algunas canciones se han convertido en parte de la banda sonora de millones de vidas.

Así lo recuerda Joan Manuel Serrat: “Cuando llego hay escombros todavía, está muy presente Tlatelolco, hay gente en la cárcel producto de la represión, es decir, es una universidad viva y beligerante. Y fue en el año 70 cuando establezco mi gran relación con la UNAM, en un concierto que doy en el auditorio Justo Sierra, y desde entonces tengo una gran relación con el mundo de la universidad”.

En febrero de 2011, invitado como hace 42 años por los estudiantes de la Facultad de Química, el catalán volvió a cantar en territorio universitario. Confiesa que es una zona de la ciudad que le gusta, que visita siempre cuando viene a México: “Los universitarios dan siempre vida, son gente joven y dan lustre, dan ilusión, transmiten energía y uno está muy necesitado de estas cosas”.

Este jueves, en el Palacio de Minería, Serrat regresa una vez más a la Universidad Nacional Autónoma de México a recibir un doctorado honoris causa.

Serrat no quiere ver la ceremonia de hoy como un cierre de ciclo: “Pienso que el camino viene desde antes; este camino, esta relación vienen de alguna manera desde el exilio del 39. Los que encontraron aquí, en aquella época, un lugar donde meter la vida, hasta lo que la vida nos quiera regalar. No me gusta demasiado cerrar círculos ni culminar etapas; creo que en esta vida a cada cosa le sigue otra, pero sin necesidad de cerrar una y abrir la nueva”.

En 1975 le tocó a Serrat estar de gira en México cuando el dictador Francisco Franco decidió matar —por el método de garrote vil— a cinco integrantes de la ETA y el FRAP. Serrat condenó los hechos y le tocó exiliarse en el país.

“Para mí fue muy importante establecer esa relación, porque me dio la posibilidad de conocer, en trámite de urgencia digamos, unas vías de comunicación que existían, pero que de otra manera hubiera tardado muchísimo más en conocer, si es que hubiera llegado a conocerlas, y fue gracias a la gente del exilio, con la que conviví muchísimo tiempo y que me informó con tanto amor y con tanta comunión de la realidad de México y de los mexicanos, que pude avanzar muy de prisa en el camino.”

“Patria es donde comen mis hijos”

Serrat distingue en ese exilio español en México que “se ha sentido no como en una patria de adopción, sino en una patria absolutamente total”.

Patria es una palabra difícil para Serrat porque es complicada para muchos catalanes, si no es que para todos.

A él, afortunado, se lo aclaró todo su madre: “Es un concepto que mi madre me transmitió con mucha claridad. Porque yo estaba un poco confundido en esto de la patria, ya que existen unas patrias que para mí son comunes, pero que no siempre coinciden; entonces le dije a mi madre: ‘¿Qué es esto de la patria?’ Y mi madre me respondió: ‘Creo que la patria es donde comen mis hijos’, con lo cual me dejó absolutamente clarísimo este concepto que pasa por encima de próceres, por encima de banderas, por encima de cualquier otra cosa y baja a lo más real que existe que es el ser humano. En la necesidad del ser humano por clavar las manos y los pies en un territorio que sienta como propio”.

Esto lo dice quien ha conquistado al mundo del castellano, cantando en todos y cada uno de los países de habla hispana, cantando también en catalán. Lo dice quien asegura no estorbarle ser español para ser absolutamente catalán.

Catalán y español

En Cataluña hoy se ha resucitado el debate entre el castellano y el catalán —y con ello el del nacionalismo y las patrias y la identidad— gracias a una decisión del Tribunal Supremo, que ha obligado a las escuelas catalanas a integrar el castellano como “lengua vehicular” y no como una asignatura más.

El compositor es tajante: “Cuando algo como el idioma, que no tiene una marca política, se está discutiendo como asunto político, alguien estará manipulando esta historia. Le puedo decir que en Cataluña llevamos más de 20 años con un modelo lingüístico en el cual no se ha conocido un incidente de importancia que nos haga pensar en plantear una modificación de este modelo. Soy catalán y no me impide ser español, y viceversa. Muy fácil: si alguien me impide hablar en catalán, me empecinaré en hablar en catalán. Si alguien me impide hablar en castellano, me empecinaré en hablar en castellano. Creo que es mi derecho poder gozar de ser quien soy, de ser catalán y de ser español”.

“Desde chico le he ido al Atlante”

El tiempo de la conversación se agota porque hay un amor que Serrat no divide, y el Barcelona juega contra el Valencia (empataron a dos).

—Los aficionados del Barça nunca la han pasado tan bien, ¿no?

—Me acuerdo que cuando mi hija era pequeña la llevaba conmigo a la cancha, en tiempos que ganamos cinco ligas, la Champions; y le decía: “María, fíjate bien, porque esto no lo vas a volver a ver en tu vida”, y no sólo lo ha vuelto a ver, sino que lo ha vuelto ha ver multiplicado, así es que nunca sabes. Ahora realmente es muy difícil volver a conseguir un equipo que juegue como éste, que sea querido y admirado en el mundo como éste, que tenga los resultados que tiene éste, es muy difícil... pero bueno, las olas van y vienen.

—¿Y en México le vas a algún equipo?

—Lo sigo bastante por televisión, a la cancha voy poco, pero por televisión sí.

—Después del honoris causa de mañana, tendrás que ser de los Pumas.

—Yo le tengo mucho cariño a la UNAM, pero, ¿sabes que pasa? Desde chico le he ido al Atlante.

—¿Por los colores?

—Sí, y claro, con todo el amor de mi vida, no voy a traicionar algo tan importante como es mi niño.

México. Carlos Puig



Información http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9030708

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