Serrat y Sabina abrieron serie de recitales en Luna Park

Serrat y Sabina abrieron serie de recitales en Luna Park

19/03/2012

Como un gusto adquirido que se complace en la repetición y, a la vez, con el imperativo de no agotarse en ese recurso, los españoles Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina inauguraron anoche una serie de 18 conciertos en el estadio Luna Park con el espectáculo "Dos pájaros contraatacan".

Con extensos pergaminos ganados a fuerza de bellas canciones, pero también con períodos poco fecundos sobre sus espaldas, Serrat y Sabina encontraron en el intercambio una forma efectiva de renovar sus búsquedas creativas.

Fue así que llegaron a la Argentina con el álbum "La orquesta del Titanic", con músicas y letras en colaboración y la vocación de siempre por encontrar en la palabra y en la canción el mejor continente para narrar una historia.

El disco está a buena distancia de aquellas canciones que ambos supieron componer en sus años de oro. Canciones como las que quizá ya no vuelvan a componer.

Aun así, "La orquesta del Titanic" reafirma un gesto artístico honesto, reñido con la especulación.

El público supo reconocer anoche esos valores en el estadio Luna Park y, con absoluta concordia entre expectativas y resultados, el concierto se prolongó en una fiesta de más de tres horas.

El recorrido fue previsible y, a un mismo tiempo, efectivo. Las canciones nuevas se cruzaron con consagradas de Serrat y Sabina como "Mediterráneo", "Fiesta" o "Eclipse de mar".

El repertorio musical apareció sabiamente conjugado con una serie de juegos histriónicos en el escenario donde el contrapunto asumió la forma de acuerdos, peleas y bromas.

En ese esquema fueron apareciendo las canciones, sea con préstamos de letras para la interpretación del otro o para un formato a dos voces. En esos intercambios sobresalió, por caso, "De cartón piedra", de Serrat en la voz de Sabina.

Hubo espacio para las citas locales: una payada campera a modo de riña escenificada o una letra acomodada a las melodía tanguera de "Mano a mano".

Los artistas no midieron fuerzas y se entregaron a un concierto con los bises y clásicos que el público demandó.




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