miércoles, abril 11, 2012

Serrat y Sabina hicieron que la espera valiera la pena


Serrat y Sabina hicieron que la espera valiera la pena

El concierto, de casi tres horas, ofrecido por los dos grandes de la música, dejó al público del Chaco pidiendo bises. Comenzó a las 20.30, cuando todo el público pudo ingresar al predio. Agradecieron el acompañamiento tras la suspensión y bromearon sobre el intenso calor en la región.

Finalmente, tras la suspensión de ayer por las condiciones climáticas los músicos españoles mostraron su arte en el estadio Centenario, haciendo muestra de sus reconocidas dotes y cautivando a miles de personas.

Después del segundo tema saludaron al público. Agradecieron que se aguantaron la espera por la lluvia “que le vino muy bien al Chaco pero muy mal al concierto". Pensaban que nos íbamos a ir sin verlos? De ninguna manera”, dijo Serrat y bromeó con Sabina por el intenso calor. Sabina destacó que de todos los puntos previstos en la gira, Resistencia es el único donde no había estado nunca.

A lo largo de tres horas, los cantautores españoles deleitaron al público con temas de su último disco, "La orquesta del Titanic", y los éxitos infaltables. "Mediterráneo", "Contigo", "19 Días y 500 Noches", "Esos locos bajitos", "Aquellas pequeñas cosas", "Eclipse de mar", "Y sin embargo", "Para la libertad", y entre los bises "Noches de boda-Y nos dieron las 10" y "Fiesta", fueron sin dudas los puntos màs altos de un concierto sin puntos débiles.
Acompañados por excelentes músicos y un sistema de sonido impecable, que daba la impresión de estar escuchando un disco en vivo, Serrat y Sabina brindaron un concierto memorable, que quedará en la memoria y la retina de todos los que estuvieron presentes.
Otra de las perlitas del recital fue un contrapunto, con un recitado en ritmo de payada, en el que Sabina dijo ser hincha de Chaco For Ever y que Serrat era de Sarmiento. Sin embargo, el Nano le respondió: "Sos tan chupamedias que te harías de Mandiyú si cantaras en Corrientes".
Joan Manuel Serrat conserva intacta la rebeldía moral, tenaz, comprometida de unos tiempos difíciles, pero siempre envuelta en el aura de una dicha de vivir, a favor de placeres sencillos, la melancolía.

Y entre tantas palabras de amor de Serrat, los gritos afónicos de Sabina, ambos fundidos, y los dos cruzaron sus canciones, uno con la guitarra se rasca el corazón y otro el hígado.

Estar siempre de parte de los que pierden, apuntarse a las derrotas, convertir cualquier caída en una rima dura, y cantarla como quien grita a la vida, ése es el asunto de Sabina. La frase “Si hubiera sido misionero habría bautizado con whisky a los apaches” lo pinta entero a Joaquín.

Y mientras ese milagro sucedía, Serrat, enamoraba a las madres y a las hijas, haciendo de canalla y sin parar de volar hasta encontrar el corazón dulce en cada uno de los espectadores.

Cantando la moral de la derrota o la gloria de estar vivo, de ser un héroe cotidiano o un superviviente de la propia guerra, los dos han sido elegidos por los dioses, uno con la voz rota, otro modulando un temblor también desgañitado.

Los pájaros volaron juntos esta vez en Resistencia, sólo queda tomarnos una copa en su honor y dar las gracias por dejarnos volar a la misma altura, con estos dos pájaros, Serrat y Sabina. Ya se los espera la próxima.





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