miércoles, noviembre 21, 2012

Sabina y Serrat, tres horas de intercambio de bromas y canciones

Sabina y Serrat, tres horas de intercambio de bromas y canciones

21/11/2012

Los cantautores ofrecieron en Miami tres horas de bromas y sus temas clásicos

Sarah Moreno

smoreno@elnuevoherald.com

Sarah Moreno el Nuevo Herald

Con un espectáculo de más de tres horas, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat contentaron a sus seguidores el sábado en la American Airlines Arena de Miami. Los cantautores españoles, emocionados por la acogida que le dio una audiencia multinacional que fue un caleidoscopio de Latinoamérica, interpretaron cada uno las canciones del otro, formaron dúos e intercambiaron bromas que le dieron una gran energía a esta parada en el sur de la Florida de la gira Dos pájaros contraatacan.

El show, una gran producción que tomó como inspiración los espacios de un barco de lujo, por el CD más reciente de ambos cantautores, La orquesta del Titanic (2012), fue un despliegue de luces coloridas y de imágenes proyectadas en una gran pantalla, las cuales seguían la estética del diseño gráfico de principios del siglo XX.

Estas imágenes, que mostraron tanto las elegantes escaleras y salones del trasatlántico que se hundió en 1912 como dibujos de trazo caricaturesco que recreaban bailarinas de can-can y figuras al estilo juego de Monopolio, sirvieron de marco para un Sabina que salió con ímpetu rockero a interpretar Hoy puede ser un gran día, de Serrat. Ya con las gradas animadas, Serrat cantó Acuérdate de mí, dándole, con su estilo relajado y énfasis melódico, un giro totalmente diferente a este tema de ambos.

Armados con bastón y sombrero, los cantautores continuaron bailando y lanzándose bromas, confirmando así el aire de vodevil que habían prometido para el espectáculo. Las bromas podían ir dirigidas al otro o a sí mismos, como cuando Sabina expresó que de Serrat lo separaban dos cosas, “mi envidia y su talento”. Otras veces las bromas aprovecharon las circunstancias trágicas del final del Titanic para decir, que en éste habían perecido muchos millonarios, entre ellos Leonardo Di Caprio, el protagonista de la taquillera película dirigida por James Cameron en 1997.

Ya para entonces, con una audiencia totalmente cómplice y dispuesta a reírse con los largos monólogos que no tenían nada de improvisados, los cantautores continuaron intercambiándose el repertorio de sus canciones más conocidas. Serrat abrió el principio de unos de los temas más emblemáticos de Sabina, Y sin embargo, el que luego continuó Sabina con su voz ronca y su estilo bohemio, probando que la canción nunca suena mejor que cuando él la canta.

El concierto ya había despegado totalmente cuando Sabina cantó uno de sus himnos más esperados, 19 días y 500 noches, que contó con una extraordinaria respuesta del público que se la sabía de memoria. Luego vinieron otras canciones igualmente emocionantes, por otras razones, como la que el llamado “Genio de Ubeda” escribió para Chavela Vargas, Por el boulevard de los sueños rotos, cuya dedicatoria adquirió mayor sentido por el fallecimiento de la gran intérprete el pasado 5 de agosto.

La respuesta del público a la llegada de los temas más conocidos de Serrat como Aquellas pequeñas cosas, Los locos bajitos y Mediterráneo, fue igualmente cálida. Cuando unas chicas muy jóvenes, sentadas en la fila anterior a la nuestra, coreaban Mediterráneo como si no hubieran pasado cuatro décadas del estreno de la canción seleccionada como la más importante del siglo XX en España, se comprueba una vez más que Serrat es un clásico.

El cantautor catalán, que el 27 de diciembre cumplirá 69 años, se emocionó hasta las lágrimas e hizo también una poderosa interpretación de La Magdalena, de Sabina. Y cuando la melancolía parecía animar a una buena parte del público que al conectarse con Serrat se acercaba a su vez a su juventud ya lejana, entró Sabina con la broma de que La Magdalena en “la voz dulce de Serrat parecía tan delicada que ya no era ni p…”. Libre de la nostalgia, el público podía entregarse a vivir el momento, pedir más canciones y a no dejarlos marcharse hasta que todos terminaran agotados.

Una mesa servida con copas y una botella sirvió para que los cantautores brindaran por “cada uno de los presentes y también por los ausentes”. Luego llega un momento de introspección cuando, sentados en banquetas y con escaso acompañamiento de la banda, cantaron Hoy por ti, y mañana por mí, un tema incluido en La orquesta del Titanic, y que resume el espíritu de la gira y de la colaboración de artistas tan distintos. Como sus alter egos –los pajaritos en las caricaturas de la pantalla–, los cantautores lo que realmente quieren es divertirse… y si por ello les pagan, bienvenido sea el brindis


Información http://www.elnuevoherald.com/2012/11/21/1348219/sabina-y-serrat-tres-horas-de.html

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