lunes, octubre 27, 2014

Del amor a la vida


Del amor a la vida

Serrat es un amante de la vida y para él amar la vida es amar el amor

Mis amigos son unos atorrantes/ Se exhiben sin pudor, beben a morro/ se pasan las consignas por el forro/ y se mofan de cuestiones importantes...".

Pasear con Serrat es complicado sobre todo desde que se inventaron los móviles con la posibilidad de hacer fotos. Cada 20 o 30 metros siempre surge alguien que tras explicar lo mucho que le admira, o lo mucho que le admira su madre o su novia, le coge del brazo, inclina algo la cabeza y con el otro brazo extendido se hace un autorretrato con su ídolo, o con el de su madre o con el de su novia. Serrat siempre acepta con amabilidad y educación. El acompañante se aleja un poco, discretamente, y así hasta el próximo admirador.

El cantante es, fundamentalmente, un amante de la vida y para él amar la vida es amar el amor, la amistad, los pequeños placeres —desde la poesía y el Barça a las ostras y la copla—. Naturalmente, cuando se ama la vida se la ama en su totalidad, con su lado oscuro incluido, y de ahí su compromiso con un mundo más justo, tolerante, laico y armónico. Si se repasa su obra y su vida tendremos el retrato de un hedonista sensato, sin estridencias, y solidario. Es, probablemente, un nieto atípico de la Institución Libre de Enseñanza, un autodidacta del Poble Sec que cree a pies juntillas en la importancia de la educación: "Hay que construir cientos y cientos de escuelas, para que la gente tenga mayor capacidad de comprensión, de creación", declaró hace tiempo. Cosa distinta es el que reivindicar la escuela pueda llegar a ser revolucionario pero eso depende más del gobernante que del vindicante. Con el actual Gobierno, por ejemplo, es como tomar la Bastilla o el Palacio de Invierno. ("...viajan de incógnito en autos blindados, / a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad, / a colgar en las escuelas su retrato...").

Pasear con Serrat es complicado sobre todo desde que se inventaron los móviles con la posibilidad de hacer fotos

Llegado el caso, él y un grupo de amigos deciden ir de excursión a Benicasim a ver jugar al Barça en Villarreal, comer una paella, escaparse hasta las Columbretes y, sobre todo, charlar tranquilamente de lo divino y lo humano. Son unos días tranquillos. En el Hotel Voramar, Manuel Vicent es gente. Al fin y al cabo en el establecimiento ocurren todas las historias cortas de su León de ojos verdes. Siempre se acercan tres o cuatro lectores a felicitarle. Curiosamente los admiradores del escritor no llevan móvil, les basta con una dedicatoria en cualquiera de sus libros. Llega Serrat. Se acabó la tregua. Todas las miradas de la terraza le colocan en su línea de tiro. Cuchicheos y selfies a tutiplén. Podría parecer que uno es de la galaxia Gutenberg y el otro, audiovisual. Para nada: los dos son grandes lectores y proceden de la cultura textual-callejera. Se incorpora al grupo David Trueba: rejuvenece la edad media de quienes le reconocen y saludan. Es la síntesis de las dos culturas. Jose Luis García Sánchez se arranca indistintamente con cualquier procacidad devastadora o un dato erudito. Jordi Socias, el pequeño gran fotógrafo, ni se inmuta. El resto, somos invisibles.

El cantante soporta con elegancia a los admiradores, incluso al grupo de amigos, empeñados estos en propagar la hipótesis indocumentada de que Mediterráneo, uno de sus extraordinarios temas, está basado en el Bar Mediterráneo, del Poble Sec, y de ahí que el haber nacido en un bar le animara a comprar años más tarde una bodega en el Priorato, bodega —todo hay que decirlo— que le dio más disgustos que satisfaciones por más que su afición al vino le viniera de sus primeros años, de cuando su padre le mandaba a la taberna a comprarlo y él le aplicaba su pequeño impuesto personal. Y como la envidia se acrecienta por momentos, los amigos deciden explicar a quienes se acercan que, a nuestro juicio, uno de sus mejores temas es De niña a mujer. Lo acepta todo: es un truhán pero también es un señor.

Al atardecer se decide ir a Marina D'Or como visita obligada: es una especie de ritual de expiación de pecados ajenos. Si alguna vez se quiere visualizar en todo su esplendor lo que ha sido y es "la burbuja inmobiliaria", no lo duden: "La ciudad de vacaciones" es La Gioconda de la especulación. El cantante pasa, casi, desaparcibido: ventajas colaterales del turismo low cost europeo. La tourné dura lo justo para no entrar en una depresión profunda. Al fin y al cabo alguien que declara que "amo el calor, el agua y el mar desde que empieza el verano hasta Navidad", no pinta nada en ese disparate del ladrillo.


¡Gracias, cantante!

Llega el momento importante: Villarreal-Barça, el de Guardiola. El cantante se coloca una añeja bufanda blaugrana. En los alrededores de El Madrigal hay varios cientos de forofos culés: están que se salen: "tot el cam, es un clam, som la gent blaugrana, tant es va d'on venim, si del sur o del nord ara estem d'acord...", y así sucesivamente. ¡Ay, Serrat, Serrat, nunca tantos y tantas veces cantaron tu himno! En la grada todo son saludos y flashes de móviles. En el campo, lo previsible: ganaron justamente los de Guardiola por mas que el gol de Piqué fue con el brazo. Última copa en la terraza del Voramar. El león sigue con los ojos verdes. La tercera edad se retira. Mañana hay que surcar los mares.

Travesía tranquila. El Serrat se mueve por el catamarán como se mueven los que navegan todos los años por las aguas menorquinas: tot controlat (Ay... / si un día para mi mal/ viene a buscarme la parca./ Empujad al mar mi barca/ con un levante otoñal/ y dejad que el temporal/ desguace sus alas blancas...). Trueba filma la travesía pero debió de hacerlo sin película porque nunca se vio el resultado. Ya en el islote, el escritor prepara una estupenda paella de verduras. "Mi madre las hace mejores", comenta un ecologista insolente. Ni caso. El cantante aporta el vino. Noche espléndida y estrellada. "Todo pasa y todo queda...". Y es esa mezcla de sensibilidad, educación, barbarie especuladora, Messi, Xavi, el mar, la paella, las charlas y el vino lo que van conformando poco a poco el agridulce placer de vivir. ¡Gracias, cantante!

http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/21/actualidad/1413909045_809768.html

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