Cuando Joan Manuel Serrat hacía pop
En la figura de Serrat cristaliza por primera vez en la música española la estrella pop y el artista crítico. Una exposición celebra su medio siglo como creador
Por Carles Gámez - 22 de abril de 2015
(Joan Manuel Serrat en su juventud © Tony Catany)
En 1971 Serrat culmina la ascensión a su Everest musical. El álbum Mediterráneo le corona como el príncipe del pop melódico. Todas las caras del mosaico serratiano: romántico, realista, crítico, irónico intelectual… Serrat ha roto las barreras entre el cantautor sofisticado y el artista popular. Solo han pasado siete años desde que asomara su rostro aniñado y de gesto serio en la portada de su primer disco bajo las huestes de la Nova Cançó. Cincuenta años después el músico celebra sus bodas de oro profesionales y es objeto de una gran exposición en el Centre Arts Santa Mònica de Barcelona. El itinerario de un creador que acabó sirviendo de guía de una nueva generación musical entre los fuegos fatuos de la cultura pop.
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Entre 1967 y 1971 el cantante muda de aspirante a cantante folk –y discípulo raimoniano– al ídolo juvenil, el baladista sensible a la conquista del estatus de divo de la música popular española. La primera iconografía forjada por el diseñador Jordi Fornas en el sello Edigsa le ha revestido como chico de barrio que no desdeña cierto aire bohemio. Ahora las fotografías de Colita lo bañan en una atmosfera glamurosa y sexy. La portada del álbum Mediterráneo, mano a mano entre el retrato de Colita y el diseño gráfico de Enric Satué, rubrica su perfil de icono luminoso. A pesar de su evocación del viejo Mare Nostrum, la imagen del cantante en camiseta parece más cercana a los músicos de la Costa Oeste californiana en ese juego de transparencias soleadas y ensoñaciones hippies.
(La exposición recoge momentos de su vida a través de portadas de discos y revistas.)
Durante ese periodo Serrat ha vivido sobre una montaña rusa: profesionalización, Festival de Eurovisión con su agria polémica y ostracismo por parte de los medios oficiales franquistas, división bilingüista en la Nova Cançó, entrada en los circuitos comerciales, proyección internacional, giras maratonianas, debut cinematográfico, etc.Un Serrat en el ojo del huracán que no le ha impedido erigirse como uno de los máximos vendedores discos en España. Siete álbumes repartidos en catalán y en castellano, uno de ellos, un long play dedicado a los versos de un poeta republicano (Antonio Machado) que ha hecho saltar récords y ha convertido sus poemas en canciones pop, para escándalo de los más puristas. Creaciones como La tieta o Cançó de bressol señalan las primeras grandes cimas de la canción de autor en la “música ligera” española. Serrat realizaba su propio Like a rolling stone –el tema dylaniano de ruptura– y reescribía la lírica popular de la tradición Quintero-León-Quiroga siguiendo las formas de la chanson.
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Si Raimon ha servido de motor de arranque para una nueva sensibilidad musical, la conjunción del mito juvenil y el artista rebelde, Serrat actúa de motor turbo de esta nueva cartografía emocional. En una España hegemonizada por la figura del ídolo narcisista –Raphael– emerge una nueva generación de “trovadores de lo cotidiano”. Serrat es su mesías lírico. A partir de ese molde original se forma el nuevo collage serratiano: el juglar urbano, el divo pop y de consumo para adolescente, el icono antifranquista que canta a Miguel Hernández, la estrella mediática y portada de las revistas del corazón, el amante de bellas modelos de las noches de Bocaccio…
(El cantante en un partido de veteranos del Barça (izquierda) © Horacio Seguí)
Serrat juzgado en la portada de la revista Triunfo y bendecido en Mundo Joven, el Salut les Copains español. En Francia Jacques Brel puede hacer compatible las páginas de Le Nouvel Observateur y Elle. En España, el personaje Serrat pone en tela de juicio ciertos tabúes y ortodoxias. Para la reapertura del music hall El Molino del Paralelobarcelonés aparece en un sofisticado Alfa Romeo modelo años 30; a los pocos días, se encierra con otros intelectuales en el monasterio de Montserrat en protesta contra el juicio militar a unos militantes de ETA.
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Entre los años sesenta y setenta Serrat transforma la figura del ídolo juvenil redefinido con sus luces y sus sombras. Celebrado y contradictorio. Bajo el franquismo y un paisaje cultural en tensión, cristaliza por primera vez en la música española el cantante moderno, sofisticado y popular; el intérprete que no desdeña su imagen de estrella pop y al mismo tiempo su vocación de artista crítico.
La exposición Serrat. 50 anys de cançons estará en el Centre Arts Santa Mònica (Barcelona) del 2 de junio al 27 de julio.
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