Serrat llenó Fibes de «Aquellas pequeñas cosas»
Cumple cincuenta años sobre los escenarios, y quiso hacer parada en Sevilla para celebrarlo. Bajo el brazo, un nuevo disco, «Antología desordenada»
FRANCISCO PIÑERO- @franpineroR - Sevilla - 08/05/2015
Serrat cumple cincuenta años sobre los escenarios, y quiso hacer parada en Sevilla para celebrarlo. Bajo el brazo, un nuevo disco, «Antología desordenada». O mejor dicho, un personal resumen de su dilatada trayectoria que anoche desgranó a lo largo 21 canciones, ante un auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones lleno hasta el «Paraíso».
Joan Manuel Serrat ofreció un recital lleno de esas pequeñas cosas que tanto definen su carrera. Como una voz cálida, que evidenció su experiencia pero tornándose aún más cómplice.
Como un acompañamiento musical de delicadeza, a veces más cercano a una Big Band y otras al más puro sonido Serrat, pero siempre con sus cinco músicos «de confianza». Como una escenografía sencilla, sin cambios, ni siquiera para el «bis».
Como el esperado mensaje, ya fuera en inteligentes versos o en cercanos discursos. El telón trasero mostró, en cambiantes luces de neón pero durante todo el concierto, la firma del catalán. No hubo mejor símbolo, pues cada intervención del artista, que por cierto fueron numerosas, dio muestra de su ingenio. De que él era el espectáculo.
Desde el principio se metió al respetable en el bolsillo, cuando tras interpretar «El carrusel del furo», el tema de apertura, agradeció a los presentes por estar allí, en especial a «los sevillistas» por aquello de la UEFA. «Tienen mi autorización para encender el transistor siempre que no molesten al vecino», comentó entre risas.
Los «himnos»
Y, cómo no, un repertorio cuajado de éxitos donde no faltaron«Mediterráneo», «Para la libertad», «Penélope» o «Lucía». Hasta un tema en catalán recordando sus inicios: «Fa vint anys que tinc vint anys».
Hubo espacio para evocar a Machado, por ejemplo, en «Cantares», y para el Serrat más intimista, con esa verdad incómoda que narra en «Niño Silvestre» y que introdujo con una demoledora revisión de los casos de explotación y muerte infantil en el mundo. Pero también con la agradable melancolia de «Esos locos bajitos», en la otra cara de la moneda.
Un momento de gran intensidad fue el que se creó con «Algo personal», en el que la letra de este clásico de 1983 pareció funcionar a la perfección en el momento sociopolítico actual. Al menos así se comentó entre los asistentes, una vez culminó la sonora ovación del patio de butacas.
El álbum al que la gira va parejo esconde numerosos duetos, y ayer Sevilla disfrutó de uno muy especial, con Miguel Poveda. Precisamente con «Aquellas pequeñas cosas», y el elegante matiz flamenco que surgió de dicha fusión.
La segunda sorpresa estaba por venir, en forma de cierre, y con los sones de esa canción que puede incluso tener más significado para la ciudad de Sevilla que para el propio Serrat, si es que eso pudiera llegar a medirse.
Precisamente, el cantautor ha recibido un premio Demófilo 2015, galardón que ensalza ciertas excelencias en materia cofradiera, por su contribución a la música procesional con este tema, que le sirvió de guiño a la mitad del recital y tomó cuerpo en los últimos minutos.
«La Saeta» trajo el característico cantar del catalán a ese pueblo andaluz que tanto coreó sus canciones, aplaudió y se entregó al artista durante las dos generosas horas de duración de su espectáculo.
http://sevilla.abc.es/cultura/musica/20150508/sevi-concierto-serrat-cronica-201505080654.html
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