miércoles, julio 22, 2015

Serrat conmueve con su Antología




Serrat conmueve con su Antología

El 'noi del Poble Sec' dio un emotivo concierto en el que repasó 50 años de impecable trayectoria - 3.000 seguidores le arroparon en un Son Fusteret que se convirtió en teatro para la ocasión

22.07.2015 | 09:41

Tolo Nadal Palma

El nombre de Joan Manuel Serrat significa tanto dentro de la música de este país que, cuando da un concierto, no le ponen teloneros para no dejarlos en evidencia. Una de las mayores leyendas del Arte y la Cultura hispana congregó anoche en Son Fusteret a cerca de 3.000 entregados parroquianos dispuestos a participar de la fiesta de aniversario del artista catalán, que este año celebra medio siglo sobre los escenarios. 

La sombra de Serrat abarca tanto que no deja a nadie sin cobijar. Prueba de ello fue la presencia en el recinto del dúo musical e ídolos juveniles Gemeliers, que el sábado tocarán en el mismo escenario ante un público muy diferente. O no, porque la presencia de los gemelos no pasó desapercibida entre los asistentes. "Serrat es el más grande", aseguraron los hermanos a este diario, quizá sorprendidos de que el que va a ver a Serrat también pueda conocerlos a ellos. Pero, claro, quién no es fan de Serrat. 

Se respiraba en el aire cierto aroma de ocasión especial. Son Fusteret se convirtió por una noche en un teatro a la fresca en el que se escuchaba sentado y se bebía champán, que es con lo que se brinda cada vez que Serrat está delante.

El noi de Poble Sec apareció sobre el escenario alrededor de las 21:45 entre vítores y aplausos. La gente tenía ganas de Serrat pero éste, no se sabe si por mística o por problemas técnicos, no dejó escapar ni una sola nota de su garganta de terciopelo. El hombre hizo un amago de abandonar el decorado pero fue sólo eso, un regate, y enseguida regresó para dejar sin habla a los presentes conCançó de bressol. 

Asegurar que el público se quedó mudo no es faltar a la verdad. El catalán, escoltado por un sobrio juego de luces alumbrando su nombre y sin moverse del sitio, cantó como si se encontrara en una catedral y convirtió la primera parte del recital en una experiencia mística. Nadie osó desafiar al silencio hasta que Serrat dio a entender que se podía aplaudir.

A la tonada le siguió Temps era temps y Basora, César, Kubala y Manchón hicieron juego para que Serrat prosiguiera con un "de vez en cuando la vida nos besa en la boca", mientras el poeta seducía a los presentes con su timbre. "Nos sentimos en buenas manos", dice una estrofa de la canción De vez en cuando la vida. Los que se acercaron a Son Fusteret estuvieron en las mejores.

Cuando, durante Mi niñez, Serrat agarró la guitarra y pronunció aquello de "ayer aprendí a volar" la gente ya se encontraba levitando, dejándose engullir por la fina neblina de melancolía que salía del escenario. Al fin y al cabo, los años pasan y lo de ayer fue una mirada en el pasado. La nostalgia hizo de anfitriona en una fiesta a la que, sin embargo, no estuvo invitada la tristeza. Si por algo Serrat reunió a sus fieles fue para celebrar y agradecer el cariño de tantos años. Para cuando finalizó Mi niñez, unas llamaradas verdes inundaron con rabia el escenario y la reunión se convirtió en una fiesta. 

"Ojalá puedan disfrutar de sus carreras como yo de la mía, aunque mañana nadie las aplaudirá cuando lleguen al trabajo", bromeó el catalán, que cerró la velada con Hoy puede ser un gran día. Vaya si lo fue. De los mejores.

http://www.diariodemallorca.es/sociedad-cultura/2015/07/22/serrat-conmueve-antologia/1041400.html#WvF31uKGIZy7GyqX

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