lunes, julio 13, 2015

Serrat, o cómo al cabo de cincuenta años, todo queda




Serrat, o cómo al cabo de cincuenta años, todo queda

El cantautor barcelonés emociona al público con un repertorio inagotable y clásico

LUIS MIRANDA- Córdoba13/07/2015 00:00h - Actualizado: 13/07/2015 11:19h.

«Antología desordenada»

Voz y guitarra: Joan Manuel Serrat. Piano: Ricard Miralles. Guitarra: David Palau. Bajo eléctrico y contrabajo: Ray Ferrer. Percusión: Vicent Climent. Teclados: Kitflus. Artistas invitados: Noa (voz) y Gil Dor (guitarra). Lugar:Teatro de la Axerquía. Fecha: 11 de julio de 2015.

La que te perdiste. Y mira que yo iba con cierta desazón de si no me iba a encontrar a alguien en cierto crepúsculo, un gigante casi vencido por las leyes inapelables del tiempo. Se me olvidaba que cuando se pronuncia su apellido ya eufónico, Serrat, se evoca a alguien capaz de emocionar con poco, aunque ese poco aparente sea mucho: la calidez inimitable de la voz, la poesía que se cae de las palabras por pura plenitud, una melodía que llega de puntillas y eriza el alma. Eso fue Serrat.

No entiendo a quienes dirán que hizo sus canciones de siempre, porque tampoco fue previsible y porque son los mismos que se quejaron de queDylan sólo hiciese las nuevas, que se ve que para demostrar que uno sabe hay que ir con el ceño fruncido. Era el Serrat de toda la vida, el que lleva medio siglo en el escenario y el que aprendí en aquellas cintas que tú compraste y que yo machaqué en casa una y otra vez desde la curiosidad hasta la admiración sin tachas.

Arrancó con «El carrusel del furo», «De vez en cuando la vida» y la tierna«De cartón piedra». Quizá en aquel primer momento la voz estuviera fría, aunque a nadie le podía importar cuando se marcó una despojada versión de la inconmensurable «Mi niñez» o cuando arrancó los primeros coros con la inolvidable «Tu nombre me sabe a yerba», renovada hace unos pocos años, aunque con la frescura con que me la hiciste aprender a mí. Ricard Miralles dirigía al piano un muy solvente grupo, y acorde a la delicadeza de su voz. Gustó la «Cançó de bressol» que le cantaba su madre, aunque yo no le he perdonado que de la dulcísima «Paraules d’amor» apenas ofreciese el estribillo.

Serrat es en gran parte elegir, y al escoger se deja fuera grandes canciones

Tras una parte un poco más social, con «Niño silvestre», la ácida «Algo personal» y «Disculpe el señor», aunque poco después te hubieras levantado del asiento, con la machadiana «Llanto y coplas por la muerte de Don Guido» -«Aquel trueno vestido de nazareno»- y que en cierta forma definió el concierto, porque Serrat es en gran parte el dolor de elegir, la certeza de que con lo que se escoge uno deja un puñado de cancionestiernas, sugerentes, irónicas y a flor de piel que no se escucharán. No faltó, y nadie esperaba que faltara, «Para la libertad» o la enérgica «Ara que tinc vint anys».

Y sí hubo sorpresas, aunque ya estuvieran anunciadas. Noa lució exquisita y cristalina voz, y cantó con Serrat, ambos plenos de sensibilidad, «Es caprichoso el azar», en un momento exquisito. Luego la israelí hizo una canción propia y puso en pie al público con la sensual melodía de la película «La vida es bella».

A partir de ahí la garganta ya era la cálida de siempre y a la hora de escuchar«No hago otra cosa que pensar en ti» el público, pendiente a veces más de grabar con los cacharritos que de escuchar lo que tenían delante, se dio cuenta de golpe de que encima del escenario estaba un gigante. El vaivén del mar en las guitarras delató a la imperecedera «Mediterráneo», cantada como si no hubieran pasado estos años en que nadie la ha superado. «Hoy puede ser un gran día» anunció en parte el final, pero quedaban emociones.«Romance de Curro El Palmo» alternó el desgarro con los súbitos y flamencos cambios de ritmo.

Se saboreó «Lucía» sílaba a sílaba, con poesía que rezumaba

Los bises llegaron en parejas, primero la imprescindible «Aquellas pequeñas cosas» y más tarde la incombustible «Fiesta», antes de que la insistencia del público le hiciese volver. Saboreó todo el mundo sílaba a sílaba la belleza de «Lucía», largamente esperada. A la una de la madrugada acabó, cómo lo habrías disfrutado, con 3.000 personas coreando «Cantares» y los caminos que nunca se han de volver a pisar, ya con una voz pletórica. Tendrías que haber venido, Papá.

http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/20150713/sevi-serrat-cincuenta-queda-201507122148.html

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