viernes, septiembre 25, 2015

Elogio de Serrat






Elogio de Serrat

Ha demostrado una tremenda inteligencia al saber nutrirse de las diferentes culturas en las que se ha desenvuelto

Lo cierto es que hasta que no me he puesto a escribir este artículo no he sido realmente consciente de la constante presencia de Serrat en mi vida. En la lápida de mi padre figura un verso de Machado cantado por Serrat, la primera canción que entonó mi hija pequeña es de Serrat (El drapaire), mi hija mayor me acompañó hace unos días al concierto del pabellón José Luis Abós, en mi memoria, el comedor de casa de mis padres se envuelve en música de Serrat. Serrat es, en mi familia, una presencia constante, que incluso tiene que ver, en parte, con mi propio nombre. E imagino, a tenor de la gente que acude a sus conciertos y canta sus canciones, que no soy una excepción.

Serrat es una de esas personas imprescindibles, en el sentido que le da Brecht a la expresión, en la vida de mucha gente de este país. Le debemos la familiaridad con algunas de las páginas más maravillosas de la poesía española del siglo XX. Sus homenajes a Machado o a Miguel Hernández alcanzan una altura que no desmerece de la de los poetas cantados. Pero, además de elevarnos a las cimas de nuestra cultura, Serrat ha cantado a lo más cotidiano, a situaciones, sentimientos, realidades, en las que podemos reconocernos con una sonrisa cómplice: niños que nos joden con la pelota, amores y desamores, nostalgias e ilusiones.

Todo ello desde un compromiso social que impregna el conjunto de su obra. Sin estridencias, sin gestos grandilocuentes, las canciones de Serrat construyen un universo de solidaridad, de empatía con la humanidad, de denuncia de la injusticia. Con bellísimas imágenes, como la de la casa del rico que se va llenando de pobres que piden cuentas al señor, Serrat consigue dar la impresión de estar abordando, en todo momento, la actualidad del mundo, aunque sean canciones escritas hace décadas. ¿Cómo no pensar en los refugiados que llegan a Europa al escuchar que millones de pobres se dirigen a la casa del señor rico? Unos pobres que, apostilla Serrat, "no se han enterado de que Marx está muerto y enterrado".

Por si fuera poco, Serrat ha conseguido derribar fronteras interiores, cantar en catalán en el conjunto de España y hacer de la poesía en castellano una de sus mejores fuentes de inspiración. Ha demostrado una tremenda inteligencia al saber nutrirse de las diferentes culturas en las que se ha desenvuelto, incluso sus raíces aragonesas son reconocibles en una de sus más entrañables canciones en catalán, su canción de cuna. Amalgamar culturas, no enfrentarlas, buscar puentes entre los pueblos, utilizar las lenguas como instrumento de comunicación y unión, no como motivo de conflicto, todo ello se halla en el haber de Joan Manuel Serrat.

Estas breves palabras son de agradecimiento por los buenos ratos, por las lágrimas, por las sonrisas, por tantas y tantas canciones que nos han acompañado día tras día, año tras año. Serrat conoce al público de sus conciertos, pero no puede, obviamente, conocer cómo son vividas sus canciones en la vida cotidiana de quienes le admiramos. Seguramente no alcanza a imaginar la fuerza de su presencia. Cuando el otro día le vi en el concierto me sorprendió tener por primera vez tan cerca a alguien que siempre ha estado tan cerca. En muchos momentos de ese concierto sentí la necesidad de darle las gracias por todo lo que nos ha regalado, por lo que hemos vivido juntos, aunque él no lo sepa. Así que, muchas gracias, moltesgràcies, Serrat.

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