Un año después más de 400 ‘Aylan’ han muerto ahogados en el Mediterráneo
“Todo el mundo quería hacer algo. La foto de mi hijo muerto conmovió al mundo, pero la gente sigue muriendo y nadie hace nada”, dice el padre a la prensa alemana
“Todo el mundo quería hacer algo. La foto de mi hijo muerto conmovió al mundo, pero la gente sigue muriendo y nadie hace nada”, denuncia el padre de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años que murió hace un año en la costa de Turquía, al diario alemán Bild. Este hombre, que también perdió a su mujer y a su otro hijo de cinco años, considera que la trágica fotografía apenas ha cambiado las cosas. “El horror en Siria debe acabar”, enfatiza. Un año después, al menos 423 menores han muerto ahogados en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa, según Save The Children.
Más de un millón de refugiados llegaron a Europa el año pasado y alrededor de 283.000 en lo que va de 2016. La Unión Europea abordó esta crisis estableciendo cuotas de realojo entre los 28 países. España se comprometió a recibir a 17.000 y hasta el 24 de Agosto ha llegado 474 refugiados, según el Ministerio del Interior. El pasado abril solo eran 18. La UE dio un paso más y firmó con Turquía un polémico acuerdo para devolver a las personas que llegaran por mar ilegalmente, incluidos los sirios. Esta semana han llegado al menos 460 refugiados desde Ankara a las islas griegas. Nuria Casadó, voluntaria en los campos Lesbos y directora de algunos eventos de homenaje a Aylan en España, echa la vista atrás y afirmar estar convencida de que lo mejor que ha dejado esta crisis es la respuesta de la ciudadanía. “Muchos voluntarios se pusieron en marcha y nacieron muchas ONG. pequeñas e independientes para ayudar en terreno”, explica.
En la foto de WhatsApp de Casadó, una mujer, vestida de negro con pañuelo sobre la cabeza del mismo color, sujeta en sus brazos a un bebé. A su lado, un hombre tapado con capucha y con ropa de abrigo agarra a otra menor. Casadó, en el centro de la imagen, abraza a la familia de cuatro miembros que acababa de bajarse de un bote de plástico en la isla de Lesbos (Grecia). “La más pequeña se llama Noor. Eran las diez de la mañana del pasado febrero y pisaban tierra después de pasar la noche en medio del mar”, explica esta voluntaria de 42 años. “Hacía frío. Venían empapados, con niños, pero estaban contentos porque ya no había bombas”. Cuenta su experiencia con el desaliento de alguien que piensa que la sociedad ya se ha hecho inmune a este tipo de escenas crueles.
Este viernes, 20 ONG se unen para recordar a Aylan y a los 57.000 refugiados que están en campos de refugiados en Grecia. Desde Sevilla, Barcelona, Zaragoza, San Sebastián y Castro Urdiales conectarán por vídeo llamada con los campos de refugiado. “Es una forma de que sientan que no están solos porque esto es lo que muchos de ellos sienten”. También lanzarán 14 globos, por el mismo artículo de la Declaración de los Derechos Humanos: “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a pedir asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”.
Osama Abdul Mohsen lo ha conseguido. Es el refugiado sirio al que una periodista húngara le puso la zancadilla y calló al suelo. Estas imágenes, en la frontera de Hungría, también dieron la vuelta al mundo. Es el padre de Mohammed, de 17 años, y Said, de 8. La guerra de Siria les empujó a partir hacia Turquía y de allí a Europa. El primero fue Mohammed que atravesó el mar hasta llegar a Italia sin ser mayor de edad. Zaid viajó después con su padre hasta llegar a Getafe (Madrid) donde viven ahora. “Lo que más me preguntan es que cuándo viene su madre”, explica Mohsen a EL PAÍS por teléfono desde su casa en el municipio madrileño. Ella y sus otros dos hermanos permanecen en Turquía, a la espera de que les concedan la reagrupación familiar, según confirma CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado).
Según Save the Children, el número de niños migrantes y refugiados que llegan a Europa representa el 40% de las personas que cruzan el Mediterráneo. El acuerdo entre la UE y Turquía no ha frenado las llegadas a Grecia, lo que está provocando que cientos de niños vivan en campos hacinados, sufriendo escasez de agua y servicios básicos.
http://elpais.com/elpais/2016/09/02/mamas_papas/1472793420_323195.html
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