Agustín Sánchez Vidal: «Nunca me habéis hecho sentir de fuera»

Agustín Sánchez Vidal: «Nunca me habéis hecho sentir de fuera»

El escritor recibió el Premio de las letras en un acto en el que alabó a los aragoneses y a los que trabajan por la cultura

DANIEL MONSERRAT dmonserrat@aragon.elperiodico.com ZARAGOZA 

05/05/2017

Que en Aragón no haya una palabra como charnego en Cataluña o maqueto en el País Vasco, es mérito de esta tierra y de su gente». Con una loa a los aragoneses, Agustín Sánchez Vidal recibió ayer de manos del presidente de Aragón, Javier Lambán, el Premio de las letras aragonesas en el museo Pablo Serrano en un acto que abrió el cantautor Alejandro Castro con la interpretación de Romancillo de mayo, en la versión de Joan Manuel Serrat (presente también en el acto) de un poema de Miguel Hernández.

«Cuando me comunicaron el premio –comenzó su discurso Sánchez Vidal– revisé la lista de los anteriormente reconocidos y me dí cuenta de que eran todos nacidos en Aragón menos yo. Llevo viviendo la friolera de 50 años aquí y puedo asegurar que no me he sentido forastero. No es que no me haya sentido integrado. es que nunca me habéis hecho sentir de fuera».

UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA / Sánchez Vidal quiso recordar en ese punto a «toda esa gente aragonesa» que resumió en tres grupos. Así, se acordó de la de su «familia aragonesa», la de su mujer (Marquesán Modrego), de la Universidad de Zaragoza «sin la que ni esta ciudad ni esta región serían las mismas», y de todos sus amigos con «especial mención a los que nos dejaron y a los que trabajan por la cultura en su sentido más amplio».

Y es que Sánchez Vidal reivindicó una cultura en la que «hablar con sencillez sin ninguna solemnidad ni sin tener que ahuecar la voz». En definitiva, «una cultura sencilla pero que sí hay que defender de los que las menosprecian», dijo con contundencia. Porque, prosiguió su intervención, «una página buena de un libro es un trabajo altamente cualificado y también una historia que si es buena genera una necesidad de transmitirla a otros», dijo antes de llamar a «valorar el trabajo creativo». Algo que quiso personalizar a modo de ejemplo en personalidades como Joaquín Costa, Pepín Bello y Luis Buñuel del que recordó «el descubrimiento laberíntico con él al revisar sus escritos y que me abrió una nueva fascinación por el cine». De ahí, recordó, salió su viaje a Toledo con Carlos Saura junto al que «escribió» un guion «con tintes buñuelianos».

Con respecto a su trayectoria, aseguró que «aunque pensaba hasta hace unos días que mi último libro antes de recibir el premio iba a ser Viñetas, me acaban de comunicar hace unos días que ya están en imprenta una antología de Miguel Hernández para uso escolar que envié hace dos años para que los jóvenes se introduzcan en su lectura. Está dedicada a Joan Manuel Serrat porque gracias a él acabé en sus manuscritos junto a la viuda de Miguel Hernández repasando los últimos textos que sacaron de la cárcel con el poeta ya muy febril».

En el tramo final de su discurso, Sánchez Vidal se acordó de su «primera y mejor lectora», su mujer, de Rolde y la Asociación de librerías de Zaragoza que propusieron su candidatura y dedicó el premio especialmente a los aragoneses: «A todos vosotros por arroparnos en esta tierra».

El presidente de Aragón, Javier Lambán, confesó que siempre ha sentido «envidia del trato familiar que el galardonado tenía con Buñuel» y recordó el papel de Sánchez Vidal y su «impagable contribución a historiar el cine aragonés» antes de ir más allá: «Mi admiración por él nunca ha dejado de crecer y es un auténtico privilegio entregarle este premio, un reconocimiento que es importante no por la distinción sí sino por quienes lo han recibido por su destacado papel en el mundo de la creación y el ensayo».

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