"Mi historia con Buenos Aires es de amor correspondido"
Antes de llegar a la Argentina para cerrar la gira mundial de El gusto es nuestro, el Nano habló con Clarín de cómo vivió sus años de juventud en Buenos Aires y por qué esta ciudad sigue viva en su corazón.
16/09/2017 - 15:50Clarin.com
Joan Manuel Serrat vuelve a Buenos Aires, ciudad con la que vive desde que era El Noi del Poble Sec “una historia de amor correspondido”. Le acompañan sus amigos, también sobre el escenario, Víctor Manuel, Ana Belén y Miguel Ríos. Con los que tiene, también, una historia de amor, como la tiene con Joaquín Sabina, su compadre, y casi su hijo. Estarán cuatro noches (desde el 27 de septiembre, ver La gira...) en el Luna Park. Empezarán en Chile. Y acabarán en Córdoba y en Rosario, donde al Nano catalán y bonaerense le honrarán con el doctorado honoris causa de la Universidad de Rosario. Ya tiene otro doctorado, en el fútbol, otorgado por Rosario Central, el equipo de Roberto Fontanarrosa. En España tiene otros doctorados, pero ahí vive el doctor argentino del fútbol al que más ama: Lionel Messi. Aquí cuenta Serrat la historia de su amor con Argentina.
-¿Cuál es tu historia argentina?
-Por encima de todo es una historia de amor. La relación empieza con un enamoramiento del país, de la gente de allí, del azar que me va introduciendo en las callejuelas para poder entenderlo. No hablaría del país, sino de Buenos Aires, donde tomo contacto con Argentina. Esta historia es de un amor correspondido. Las fases se van sucediendo de manera muy enriquecedora en un tiempo en el que ocurren cosas muy interesantes para un muchacho de poco más de veinte años que sale de una España oscura y va a parar a un lugar ilusionado, donde todo era e iba a ser posible en los años previos al desastre cívico social que se iba a producir. Nada hacía pensar que aquello pudiera ocurrir.
-¿Qué sentiste allí?
-Fue un tiempo de gran entusiasmo, no nos sentíamos inmortales pero sí inmoribles. Eso creó unas raíces profundas que en muchos casos se convirtieron en raíces rotas, deshilachadas. Una relación también muy profunda, primero con la muerte, con la derrota, el exilio y en los años ‘80 con la nueva esperanza. Nueva esperanza en la que faltaba mucha gente que hubiera sido absolutamente fundamental para ese reencuentro de la Argentina con el futuro. O estaban muertos, desaparecidos o sencillamente tenían sus vidas en otros lugares dejando unos espacios vacíos, unos huecos imposibles de llenar, al menos a corto plazo.
-Argentina es tu país en cierto modo, no es un país extranjero.
-Tengo cierta confusión con este sentimiento de pertenencia a un espacio. Yo pertenezco más a una gente que a un espacio, una gente que se esparce por diferentes territorios, donde he nacido, en el que he crecido, en el que he compartido los sueños, las ilusiones, los amores. Esto no está limitado por fronteras ni mucho menos por banderas.
-¿Cómo fue el primer viaje?
-Fue haciendo escala previa en Brasil, un lugar mágico. Coincidí con el Brasil de Gilberto Gil, Caetano Veloso, Maria Bethania, Vinicius de Moraes, a quienes ya conocía pero que allí, en su salsa, se convertían en un elemento fantástico, con esa manera de ser carioca y esa forma de jugar al fútbol en las playas. Cuando llego a Brasil me llevan al hotel Gloria, encima de las canchas de fútbol... Una maravilla: me sentaba en la ventana viendo fútbol de primera todo el día. Era fantástico, la música extraordinaria, la alegría de vivir muy grande. América era como una fantasía. La primera impresión fue deslumbrante. En Argentina también fui a caer con gente muy querida, algunos amigos de Gades y de Paco de Lucía, que me orientaron, también los empresarios con los que trabajé estaban muy relacionados con el mundo de la farándula y del arte. El camino estaba abierto para que un chico de veintipocos años cayera en esta trampa sugerente del encantamiento.
-A lo largo de esos viajes argentinos se ha producido un encuentro con las músicas.
- Desde la niñez tengo relación con la música argentina porque mi padre era un gran admirador de Gardel, del tango, de gente que venía a Barcelona, una ciudad muy volcada en el tango. Mi afición por el tango siempre ha sido muy grande y al llegar a Argentina entré en contacto con Astor Piazzolla, con Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y especialmente con Aníbal Troilo, “Pichuco”, con el que pasaba mucho tiempo y con el que llegué a cantar algunas noches en “Caño 14”, porque él me invitaba a subir al escenario. Esta relación mía con el tango, con los tangueros y con los intérpretes de tango es muy vieja. También con el folclore, porque los años 60-70 fueron años en los que el folclore se asentó y creció mucho en Argentina, pasó de ser una música de campo a una música de cafetines, y no sólo Atahualpa Yupanqui - por encima Yupanqui, claro, como autor-, José Larralde...
-Mercedes Sosa...
-“La Negra”, pero es que “La Negra” empieza en el tango y en el folclore, independientemente de que era como Messi, podía jugar de todo. Fue una época de gran efervescencia que yo incorporé con mucha naturalidad.
-Ese es el encuentro con las músicas.
-Yo diría que con las músicas más cercanas a lo tradicional, a lo arraigado. La aparición de otras músicas ya me pilla unos años más tarde, en los ‘70, cuando empiezo a conocer a gente como León Gieco, Sui Generis, Fito Páez o Charly García.
-Antes hablabas del desastre cívico que padeció Argentina y el exilio posterior. ¿Qué huellas dejaron en ti y qué huellas adviertes que dejaron en Argentina?
-La represión en Argentina fue realmente un trabajo puro y duro de limpieza étnica del pensamiento. Cuando se produce una tragedia de estas dimensiones es imposible que no exista un resarcimiento, un juicio público a los responsables, sin que la historia se escriba de un manera clara y no se meta debajo de las alfombras. En Argentina han ocurrido las dos cosas a mi entender, por una parte gente que ha peleado con una energía y vigor increíble no sólo para que les fueran devueltos familiares sino para que les devolvieran una memoria. Hay gente que ha peleado y que hace todo lo posible porque esta memoria no alcance a todos por igual y desde luego la política del olvido no es buena, como no lo es la de la venganza. Solamente puede existir la de la memoria. Está dicho y nos lo dirán nuestros hijos y nuestros nietos, se podrá hacer más o menos, pero lo que se haga de menos nos lo reprocharán los que viene detrás.
-Decías que el amor por Buenos Aires es un amor correspondido. ¿Qué te ha dado Buenos Aires?
-Buenos Aires me ha dado la vida, caminos, posibilidades, gentes. Y me ha dado también lo contrario en algún aspecto porque una relación tiene dos caras y es imposible quedarse sólo con una.
-Ha pasado mucho tiempo de tu primer viaje allí, tu música ha incorporado desde entonces ritmos, estados de ánimo. ¿Qué estado de ánimo te lleva ahora?
- ¡Uf, voy con una gran ilusión! Sé que no están viviendo los mejores años de su historia, sé que hay problemas en la calle y en la cesta, pero a mi espíritu le conviene mucho viajar allí, necesito descansar de otras cosas y mirar España, Cataluña y Europa en la distancia. Estos 15 días me van a ir muy bien.
-Y además resuelves una incógnita que todo el mundo te propone, si votarás en el referéndum.
-No puedo votar, no puedo porque estoy en Argentina, y aunque se celebrara no podría votar, no está previsto, no creo que este sea nuestro principal problema, a corto plazo no se va a resolver nada. Pero la cuestión es mucho más peliaguda de lo que el resto de España parece entender, exceptuando Madrid que de alguna forma tiene una actividad, y me refiero a la ciudadanía, no al Gobierno de Madrid que sigue haciendo de don Tancredo. Esto es una historia que puede salir por cualquier lugar.
Su recuerdo de Fontanarrosa
Fontanarrosa no era fundamentalmente argentino, era bueno, uno de los hombres más buenos que yo he conocido jamás, de una bondad inconmensurable. Fíjate si era bueno que cuando cualquier rosarino quiere acercarse a ti te dirá que es muy amigo de Fontanarrosa. Nunca nadie se sintió desatendido por “El Negro”. Otra de las suertes que he tenido es mi amistad y mi relación con el mundo del dibujo, Quino, Fontanarrosa o Crist (Cristobal Reinoso) fueron grandes amigos míos y esto me da mucha tranquilidad porque la gente del ‘dibujito’ suele ser toda muy buena gente.
La gira con que llega a la Argentina
Veinte años después de su gira original, Serrat volverá a la Argentina con “El gusto es nuestro”, el espectáculo que hace con sus amigos también cantantes Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos. El cierre de este tour mundial será en nuestro país, con cuatro conciertos en el Luna Park, los días 27, 29, 30 de septiembre y 1 de octubre. El 4 de octubre se presentarán en el teatro Orfeo, de Córdoba. Y el 6, en el Metropolitano, de Rosario.
Los shows, de más de tres horas de duración, celebran la amistad y la música y recrean los hits de los cuatro artistas. Aún quedan entradas, que se pueden pagar en 6 cuotas con Banco Francés.
Preocupado por Messi
Fanático del Barcelona, el Nano no es ajeno al amor y la admiración que despierta el crack de su equipo y capitán de la Selección argentina Lionel Messi.
“¡Messi! Es el que más nos da, pero estoy preocupado porque este presidente dice que no nos preocupemos porque esto está arreglado pero... Creo que Messi no debe irse del Barcelona por muchas razones y tienen que hacer lo posible porque se sienta feliz. Y yo luego me sacrifico totalmente si quiere terminar su vida futbolística en Newells, con mucho dolor de mi corazón que lo haga, lo tiene merecido”.
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