domingo, septiembre 30, 2018

Serrat, el poeta del Mediterráneo

Serrat, el poeta del Mediterráneo

Joan Manuel Serrat, anoche sobre el escenario del Auditorio Municipal. / HUGO CORTÉS

El cantautor repasa en Málaga los clásicos de su carrera y el disco que lo llevó a la fama

Domingo, 30 septiembre 2018, 00:55

Del techo brotan unas luces azules, como el mar al que tanto le ha cantado. Seis músicos interpretan una melodía que recuerda a la obra más conocido de Joan Manuel Serrat, con tonos eléctricos y giros jazzeros. La música sirve para anunciar la llegada del barcelonés al escenario del Auditorio Municipal de Málaga y para poner en aviso a las casi 3.000 personas que allí esperaban. Las primeras notas de 'Mediterráneo' sonaron, el público se puso en pie y el veterano comenzó su recital: «Será porque mi niñez sigue jugando en tu playa…» y el resto fue historia. La velada estuvo marcada por los clásicos que en su día llevaron a Serrat a lo más alto y que hoy son patrimonio nacional, y también sirvió para recordar que en esto de la música los años siempre juegan a favor y que su voz es incombustible.

La parada de anoche por Málaga formaba parte de la gira 'Mediterráneo Da Capo'. «Da capo es un término musical que significa desde el principio. Esto es lo que vamos a hacer hoy, empezar de nuevo con el disco 'Mediterráneo'», explicó Serrat tras el último verso de la obra maestra. Estos conciertos conforman la celebración de los cuarenta y siete años del lanzamiento de su álbum más laureado. «Algunos dirán que por qué no lo he hecho a los cincuenta… pero no estoy para esperar», bromeó. A sus 75 años y tras todo lo vivido, no ha querido desaprovechar la oportunidad de «adelantar» ligeramente el festejo. «Cuarenta y siete años es un número precioso como cualquiera».

'Que va a ser de ti' transportó de nuevo a los asistentes a 1971, y entre sus versos Serrat puso sobre la mesa su inconfundible torrente de voz quebrada, recordando por qué ha sido capaz de enamorar a amantes de la poesía y la buena música por partes iguales. Con 'Pueblo blanco', el canto al dolor que dejan los conflictos y el olvido en la patria de uno. «No esperes mañana lo que no os dieron ayer». Durante este vibrante tema, la banda tuvo la oportunidad de lucirse. Teclado, piano, viola, bajo, batería y guitarra fueron responsables de la calidad de la velada, creando un conjunto con el que Serrat parecía sentirse como en casa, orquestándolos con miradas, gestos de cadera y sonrisas de pura diversión.

«Vuela esta canción…» y el auditorio se vino abajo. El público no pudo evitar un aplauso que comenzó en la zona más alta de la grada y recorrió la platea hasta la primera fila antes de que terminase de sonar «para ti Lucía». De entre todas las canciones con las que Serrat juega con los sentimientos del oyente, 'Lucía' es quizá la que toca más hondo, y sus incondicionales se lo hicieron saber a las bravas.

Interpretadas las diez canciones de 'Mediterráneo', la banda retornó a la inconfundible melodía del tema principal de la noche, que interpretaron hasta el final desde «ay, si algún día para mi mal viene a buscarme la parca…». Los siete protagonistas del escenario salieron al frente para recibir la ovación de un auditorio entregado. Tras ello, Serrat tomó el micrófono y recitó un pseudo monólogo en defensa de la cultura mediterránea y continuó con otros clásicos y de su carrera.

https://www.diariosur.es/culturas/musica/serrat-poeta-mediterraneo-20180930005359-nt.html?fbclid=IwAR1aHo8U7XS2NSWZ-XhWg96qJaxJGgKbodCksp95CQwynpxqnm-iwcfu-Bk

sábado, septiembre 29, 2018

Serrat, en el Auditorio Municipal







Serrat, en el Auditorio Municipal

2018-09-29 23:02:08 -
La Opinión de Málaga

Las imágenes del concierto del cantautor catalán Joan Manuel Serrat en el Auditorio de Cortijo de Torres.


https://www.laopiniondemalaga.es/multimedia/fotos/cultura/2018-09-29-138497-serrat-auditorio-municipal.html?fbclid=IwAR0SaHlGTGxiMMLrCZwB36vQCNmWYEMXoicRzykTZF6kOPJvHkg65W7qE20

viernes, septiembre 28, 2018

Juan Manuel Serrat: «Es inevitable, para ser querido hay que ser molesto»


Juan Manuel Serrat: «Es inevitable, para ser querido hay que ser molesto»

La gira 'Mediterráneo Da Capo' se detiene este sábado en el Auditorio Municipal. / EDU

El cantautor regresa mañana en Málaga a su disco 'Mediterráneo' en un momento «muy oportuno por lo que le ocurre a él y lo que ocurre en él»

Viernes, 28 septiembre 2018, 01:03

Más de medio siglo de carrera le permiten no ajustarse a los imperativos discográficos, no deberse a los ganchos comerciales, ni aferrarse a las cifras redonda. Si se cumplen 47 años de su disco más emblemático y quiere celebrarlo, pues lo hace. Es lo que tiene llamarse Joan Manuel Serrat. El cantautor navega de nuevo por su 'Mediterráneo' (1971) con una marea de conciertos que mañana sábado baña Málaga. 'Aquellas pequeñas cosas', 'Lucía', 'Pueblo Blanco', 'La mujer que yo quiero', 'Barquito de papel' y, por supuesto, 'Mediterráneo' coparán la primera parte de un recital donde hay tanto de «melancolía» como de «alegría» por lo bien que esas melodías resisten los años. Un tiempo en el que ni su música ni sus palabras han resultado indiferentes. «Es inevitable, para ser querido hay que ser molesto».
El conciertoQuéGira 'Mediterráneo Da Capo', donde Joan Manuel Serrat revisa su emblemático disco de 1971 junto a otros éxitos.CuándoSábado, 29 de septiembre, a las 22.00 horas.DóndeAuditorio Muncipal de Málaga. Cortijo de Torres.Cuánto cuestaDesde 44 euros.

–¿Por qué recuerda ahora, cuando han pasado 47 años, su disco 'Mediterráneo'? ¿No tendría más sentido esperar a la cifra redonda de los 50?

–No, me parece más bonita 47. Cada uno plantea las celebraciones cuando tiene el cuerpo y el espíritu listo para celebrar algo. Me parece fantástico hacerlo a estas alturas.

–Como dice el refranero, no deje para mañana lo que pueda hacer hoy.

–Sí, ese es uno de los consejos del refranero. Seguramente, si buscamos encontraremos muchos más que aconsejan no retrasar las fiestas. Pero, además, es muy oportuno por lo que está ocurriendo en el Mediterráneo. Por lo que ocurre en la contaminación de las aguas, los problemas que existen en cuanto a los recursos del mar y, especialmente, con la problemática de todos los países ribereños implicados en esta enorme marcha humana que se está produciendo en estos momentos y la reacción de los diferentes países. Todos los ciudadanos del Mediterráneo nos sentimos muy implicados respecto a lo que le ocurre a él y lo que ocurre en él.

–Se podría decir que por encima de catalán, español y europeo, ¿se siente mediterráneo?

–Por encima de nada, nada. Tampoco diría sentirme, yo soy todo esto que usted dice y, probablemente, alguna cosa más. Y ser una de estas cosas no me obliga a dejar de ser otra. Yo soy de mi padre y de mi madre, de mi calle y de mi barrio, de mi ciudad, de mi Cataluña, de mi España, de mi Mediterráneo y de mi mundo.

«Soy de mi padre y de mi madre, de mi calle y de mi barrio, de mi ciudad, mi Cataluña, mi España y mi Mediterráneo»

–Probablemente, si dice que es mediterráneo no moleste a nadie...

–Con el debido respeto, ser de Logroño tampoco molesta a nadie. Si le preguntan a uno '¿de dónde es usted?' y responde 'de Logroño', le dirán:'Ah, pues muy bien'. En cambio, otras respuestas llevan a otras precipitadas y absurdas conclusiones.

–¿Se acostumbra uno a ser un tipo molesto para unos o para otros, según el momento? Además, las críticas le llegan desde polos opuestos del espectro político.

–Está bien que me diga usted esto porque, en general, me suelen decir que soy una persona querida por unos y por otros. También es inevitable, para ser querido hay que ser molesto. Necesariamente uno es querido por algo, algo que no satisface a todos. Y esta insatisfacción puede traducirse en molestia.

–¿Se ha sentido en terreno de nadie? Diga lo que diga, habrá reacciones encontradas.

–No. Cuando he encontrado a lo que yo he dicho o hecho una respuesta adversa, yo tenía mis razones para previamente haber hecho lo que hice. Nunca me he encontrado ni en terreno de nadie, porque ahí estaba yo; ni solo, porque me he encontrado siempre en compañía de mucha gente.

–En su último concierto en Valencia hubo a quien no le gustó que hablara en catalán. ¿Es un reflejo de la tensa situación que se vive?

–No, no refleja absolutamente nada. Fue un mínimo incidente que provocaron tres personas, tres personas contadas en un teatro de más de 2.000 localidades, y que terminó en 20 segundos con la salida voluntaria de esta gente por razones más que dudosas.

–Ha pasado un año desde la Declaración Unilateral de Independencia. ¿Se ha solucionado algo?

–Creo que las cosas siguen más o menos en el lugar en el que se quedaron cuando fueron encarcelados los políticos y otros salieron.No creo que se hagan los esfuerzos suficientes para que las cosas se modifiquen.

–Volvamos a la música. Regresa a los principios, pero imagino que de otra manera. ¿Qué sensaciones le despierta ahora ese disco? ¿Nostalgia?

–Me despierta todo tipo de emociones. Sin duda, melancolía, pero también alegría. El tiempo ha mantenido muy bien estas canciones, que forman parte de la memoria sentimental de la gente. La parte del concierto dedicada a 'Mediterráneo' se acerca a una hora de duración, pero pasa con gran rapidez porque hay mucho 'feeling' entre el escenario y la gente.

–¿Diría que es su mejor trabajo?

–No, sin otros trabajos no hubiera podido llegar a este. Y sin este no hubiera podido seguir haciendo cosas. Lo que sí ha sido es uno de los trabajos más compartidos y que ha marcado, de alguna forma, un antes y un después en la manera de entender la forma de hacer canciones.

–He contado 30 conciertos en su agenda de aquí a que acabe el año. Indica que está en plena forma...

–Solamente indica que tengo firmados estos contratos. La forma la tengo que demostrar y buscar cada día.

–Bueno, la disposición está.

–La disposición, la ilusión y la alegría.

–La disfonía de este verano fue un buen susto...

–Sí, es un problema complicado porque no sabes bien de dónde viene ni cuánto tiempo puede durar. Pero ya estoy en perfectas condiciones.

–¿Piensa en el siguiente proyecto?

–El siguiente proyecto que tengo es Málaga. A partir de ahí, como decía un refrán que mi madre usaba mucho, 'de aquí a allá, pajaricos habrá'.

–Usted vive el ahora.

–No hay otra cosa. El pasado ya fue, el futuro está por llegar. Solamente tenemos el presente. Y debemos no dejar de pasar ni un minuto en vano.

–Hablemos del ahora musical .¿Qué opina del reguetón, el ritmo hegemónico entre los jóvenes?

–Las músicas son tan hegemónicas como volátiles. Lo dijo Machado: Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Es así. Las cosas están por algo, se han hecho por algo y funcionan por algo. Y no quiere decir que para este algo tengamos que buscar una justificación profunda. Está ahí y no hay nada que discutir. Que cada uno haga lo que sepa hacer y que trabajemos entre todos por conseguir que la música esté en las escuelas y que su estudio sea algo a lo que los chicos puedan acceder. Su conocimiento les llevará a profundizar en ella.

–Lo que no se conoce no se puede querer.

–Y lo que no se pone en el escaparate ni se fomenta, no llega a conocerse.

https://www.diariosur.es/culturas/musica/juan-manuel-serrat-20180928215132-nt.html?fbclid=IwAR0omRsCTJ-PTfzXXikXfHJQZP316js2Op-j3pIEiDIm1BKP609Mt6PLMjA

miércoles, septiembre 26, 2018

Serrat, otra noche mágica en Valencia

Serrat, otra noche mágica en Valencia

La gira 'Mediterráneo Da Capo' recala en el Palau de les Arts con lleno absoluto


El artista agradeciendo el ramo de flores que le ofrece una niña durante su concierto en el Palau de les Arts. FERNANDO RUIZ


Los analistas del gusto se empeñan en señalar el carácter efímero de las canciones populares. Sin embargo, a juzgar por la naturaleza oxidable que composiciones como Mediterráneo, Cantares, Paraules d’amor, Aquellas pequeñas cosas, Me’n vaig a peu, y otras que se exhibieron anoche en el Palau de les Arts, Serrat se encuentra entre esos creadores privilegiados a salvo de las modas y las oscilaciones del gusto. Los historiadores de la música observan su condición de canciones clásicas. El público, su propiedad compartida.

Señalaba el escritor Manuel Vicent como una de las características de la figura de Serrat la “rebeldía moral, tenaz y combativa” que ha guiado su trayectoria profesional. En plena dictadura, su voz, junto a otras, fue la expresión de un canto libre que frente a la represión y la muerte apostaba por la vida y la esperanza. Se enfrentó a un régimen que asfixiaba todo aquello que no fuera una España uniformista y centralizada.

Censuras, prohibiciones, vetos radiofónicos y televisivos que no pudieron impedir su proyección como artista que llenaba los teatros y encabezaba las listas de discos más vendidos. Después de más de cincuenta años de trayectoria musical, nadie puede dudar que la obra serratiana ha colaborado a conformar la sensibilidad de un país.

Del intérprete pudoroso de sus comienzos al cantor del carpe diem mediterráneo, ahora con sus consiguientes apéndices críticos, han pasado muchas canciones en este camino compartido. Canciones entrelazadas con los recuerdos de la gente, canciones que hacen renacer sentimientos, emociones, momentos de vida ligados a esa melodía o a un sencillo estribillo. Como ha señalado el propio autor, “yo escribo y compongo evidentemente para expresarme, pero si no pudiera compartir esta expresión con nadie, no le encuentro ningún sentido a esta manera de expresar”.

Serrat ha ido construyendo puentes entre la razón y el corazón, por el respeto a la diversidad y la comprensión del “otro”. Un trabajo de diálogo entre culturas y lenguas que no siempre ha encontrado el eco deseado. Frente a un mundo uniforme, lo diferente señala Serrat “nos enriquece”. Como Jacques Brel, una de sus referencias más persistentes, Serrat ha vivido la tensión de ejercer entre dos culturas, en su caso, a uno y otro lado del Ebro. Un ejercicio lingüístico y musical y como no, pedagógico, que ha dejado algunas de las canciones más notables de la historia de la música popular española del siglo XX. “De la misma manera que jamás he dejado de escribir y cantar en catalán, no existía ninguna razón que me impidiera no hacerlo en castellano. Entiendo que hay gente que no le gustara que en un determinado momento cantara en castellano. Como sé que hay gente que no le gusta que cante en catalán, que no están de acuerdo. Como sé que hay gente que no está de acuerdo en que cante siquiera, pero yo hago sencillamente lo que creo que debo hacer”.

Artista “local” y al mismo tiempo universal. En catalán y en castellano. Pocos ejemplos en la canción popular pueden presentar una obra tan consistente en dos lenguas. La figura de Serrat forma parte de ese grupo de creadores que han transformado la música popular en la segunda mitad del siglo XX. Más de medio siglo de actividad artística y creación musical construyendo una obra que se ha ido modelando en diferentes etapas, siempre desde la autonomía más radical. “Cuando uno escribe una canción nunca debe escribir una canción pensando que quiere escuchar la gente, ni creyendo que lo que está en la moda es lo que puede interesar a la gente. Uno debe escribir siempre una canción con esta idea de expresarse y comunicarse”. Como el mestre Joan Salvat-Papasseit, Serrat nunca ha escrito nada sin mojar antes la pluma en el corazón.

El paso del tiempo ha ido mudando esa voz que pregonaba su juventud pero que sigue contando la complicidad de un público que como él también ha ido mudando físicamente y ahora provisto de artilugios digitales para inmortalizar la velada. Serrat ha declarado en más de una ocasión sus deseos de seguir cantando y subiéndose a los escenarios. De seguir ejerciendo un oficio que le ha permitido en todos estos años esa comunión gozosa con el público. Una relación de placer, más allá del examen o prueba que supone subir a un escenario; de sensaciones y energías entre arriba y abajo del escenario. A la necesidad del creador de expresarse, el placer de la comunicación. “Si yo no notara el cariño de la gente yo saldría corriendo espantado de este oficio. Yo he nacido para querer y para que me quieran”.

La noche del 2 de mayo de 1965 entre los espectadores que habían acudido al Palau de la Música Catalana a oír al cantante Charles Aznavour que se presenta por primera vez en ese escenario barcelonés, se encuentra Joan Manuel Serrat. Ese mismo día ha hecho su debut en el grupo de Els Setze Jutges con el número 13. Serrat observa la figura menuda y poderosa de Aznavour, el pequeño-gran hombre capaz de llenar toda la escena con esos pequeños gestos magistrales que escriben las canciones en el aire. Ahora más de medio siglo después le rinde tributo en la figura de Charles Trenet, el padre de la Chanson francesa cantando La mer, ese mismo mar compartido que el escritor Leonardo Sciascia tituló como color de vino. O viajando por otros mares en brazos de la Copla y los versos de Rafael de León, equívocos y tatuados. Y como final de la travesía y propina esperada las “velles paraules d’amor” compartidas con el auditorio del Palau de les Arts. Si la ambición de todo creador o artista es hacer de su obra un sueño eterno. El creador de canciones tiene el poder de vestir de música el sueño de la gente.

https://elpais.com/ccaa/2018/09/26/valencia/1537960347_371816.html?fbclid=IwAR3nNSlmQ0vZhEr-5kPNY0ueAdO-REMT0rFBGn6cQf1QjPg79CN7QWvmpIw

domingo, septiembre 23, 2018

Serrat convierte el Teatro Romano de Mérida en un Mediterráneo de emociones y ovaciones

Serrat convierte el Teatro Romano de Mérida en un Mediterráneo de emociones y ovaciones

Dos generaciones distintas revivieron en la noche de este sábado, junto al cantautor catalán, la banda sonora de una vida.

23 septiembre 2018 | Publicado

Canciones que han protagonizado un viaje de ida y vuelta en su propia vida y en la de sus seguidores, las cuales supusieron un viaje de dos horas de duración para los asistentes al recital que ofreció en la cálida noche de este sábado en el Teatro Romano de Mérida.

Y es que con todas las entradas vendidas desde apenas tres semanas después de que salieran a la venta en febrero pasado, Joan Manuel Serrat protagonizó la sexta cita del Stone & Music Festival 2018, en un recital en el que presentó su trabajo ‘Mediterráneo Da Capo’.

Se trata de una vuelta y reinterpretación de aquel ‘Mediterráneo’ que lo consagró en 1971 y con el que quiere volver a sus orígenes, a su pueblo, a su familia, a su mar, … con la misma ilusión y pasión con la que se descubrió para el mundo y antes de que el trabajo cumpla los 50 años desde que vio la luz “por si luego no podemos celebrar”.

Fue precisamente con un mix acústico de su tema insignia, ‘Mediterráneo’, con el que el cantautor catalán inició su concierto en el Teatro Romano, donde los aplausos comenzaron antes incluso de que el Noi del Poble Sec comenzara a cantar.

Seguido de canciones no menos conocidas y míticas de aquel disco del 71 como ‘Barquito de Papel’, ‘Pueblo Blanco, ‘Vencidos’, ‘Aquellas pequeñas cosas’ o ‘Lucía’, el recital se convirtió desde el primer minuto en todo ‘un gran día’ en el que dos generaciones distintas de seguidores aunaron voces viajando junto al Nano y su mar.

Clásico entre los clásicos Serrat presentaba sus credenciales en Mérida vestido con su clásico traje negro y camisa gris, una cuidada escenografía montada por su hijo Queco y en la que no faltaba también clásica banqueta, y las colaboraciones de clásicos e históricos compañeros de vida y giras como Ricardo Miralles en el piano, José María Kitflus en los teclados, y Palau y Climent con la guitarra y la batería, respectivamente, a la que se les ha unido la virtuosa Uixi Amargas en la viola.

De este modo, con un público totalmente entregado y con ganas de más, en la segunda parte del concierto Joan Manuel Serrat recordó al francés Charles Trenet y su ‘Le Mer’ y trajo hasta Mérida a aquellos poetas cuyos versos popularizó con su composición y con su éxito perenne después, tal y como informa la organización del certamen en una nota de prensa.

Así ‘Cantares’ de Antonio Machado se convirtió en uno de los momentos más mágicos de la noche, no sólo porque Serrat bajara a cantar entre el público, sino porque se encontró, según él mismo alabó, “con un estupendo coro”.

El éxtasis volvería poco después con ’Para la libertad’ de Miguel Hernández, ‘Disculpe el Señor’, ‘Romance de Curro el Palmo’ o ‘Esos locos bajitos’ , ‘Penélope’ y ‘Fiesta’ ya en los bises, que completaban un repertorio que convertía definitivamente la noche del sábado ‘en un gran día’.

Por tanto, el de Mérida ha sido el quinto concierto de Serrat tras reiniciar la gira ‘Mediterráneo Da Capo´ que tuvo que ser pospuesta en julio por una laringitis aguda y que retomó el pasado 8 de septiembre en Palma de Mallorca, tras 15 días de reposo absoluto y seis conciertos anulados.

sábado, septiembre 22, 2018

Serrat emocionó anoche a miles de personas en la Huerta del Palacio Arzobispal






Serrat emocionó anoche a miles de personas en la Huerta del Palacio Arzobispal

Joan Manuel Serrat llegó ayer a Alcalá de Henares para llenar la Huerta del Palacio Arzobispal y emocionar a miles de alcalaínos, alcalaínas, y visitantes. El concierto, que forma parte de su gira 2018 "Mediterráneo Da Capo", y del ciclo de "Los Conciertos de la Muralla", organizado por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, emocionó a los asistentes. 

Por Alcalá Hoy-22 de septiembre, 2018

Crónica gráfica de Ricardo Espinosa Ibeas para ALCALÁ HOY

Ni siquiera había empezado a cantar. De fondo, acordes de sus canciones más míticas. Sí. Míticas. Da igual que no empiece por “Hoy puede ser un buen día”, porque lo hizo con Mediterráneo y el público que abarrotaba el Recinto Amurallado del Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares ya se había puesto en pie con sólo verle aparecer, se relata en Lalunadealcala, medio oficial de los Conciertos de la Muralla.

“Alcalaínos, alcalaínas, visitantes”… hacía ya bastante de sus dos últimos conciertos en la ciudad complutense, el más lejano en el tiempo en la vieja plaza de toros. Daba igual. Escucharle en directo siempre es diferente. Aunque te sepas “Lucía” o “Fiesta”, siempre hará una entradilla diferente. Mejor celebrar el 47 aniversario sobre los escenarios, que no esperar a los 50, “por lo que pueda pasar” bromeó.

Así fue el magnífico concierto de Joan Manuel Serrat en Alcalá. La ciudad se vestía de gala para escuchar un Serrat quien volvía a ese Mediterráneo que nunca abandonó. En tiempos de visados, fronteras y alambradas, el artista ha tenido la feliz ocurrencia de considerar que, además de ciudadano del mundo, de catalán, español y europeo, lo es sobre todo de su mar de cada día de esa patria líquida que une, más que separa, continentes, tradiciones, creencias, colores de piel e incluso hombres y mujeres que nadan en sus playas, navegan en sus yates y naufragan en sus pateras. De eso habló en el concierto, de la homosexualidad, de lo que sea…porque ese es Serrat, valiente, comprometido.

Como él mismo contó, hace casi medio siglo que se embarcó en un frágil barquito de papel en busca de nuevos horizontes y, como Ulises, también se topó con cantos de sirena, con polifemos y cíclopes, se enamoró de bellas nausicas y circes, descendió al hades, el infierno y, después de haber sobrevivido a aventuras y peligros, vuelve al directo, tal vez más sabio y convencido que antes.

Como asegura en su promoción, existe un viejo proverbio catalán que resume la epopeya de Ulises, la Odisea, en siete palabras: Roda el món i torna al Born (“Gira el mundo y vuelve al Borne”, uno de los principales y más antiguos mercados de abastos de Barcelona). Esto equivale a decir que es bueno recorrer caminos, cruzar fronteras, conocer otros mundos y finalmente regresar a casa con lo aprendido en la travesía de ida y vuelta, como las olas. Así sonó, de forma magistral, cuando frente a la Catedral Magistral de Alcalá, pudimos escuchar por ejemplo entonar el “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”…

En su viaje repasó las 10 canciones de aquel LP fundamental en su vida: Lucía, Aquellas pequeñas cosas, Pueblo blanco, Barquito de papel y, por supuesto, el mítico Mediterráneo. De ahí el título del espectáculo: Mediterráneo Da Capo, con el que ha decidido desplegar velas para navegar de nuevo con su disco Mediterráneo (1971) como el eje alrededor del cual gira este concierto con el cual el cantautor catalán se hace a la mar.

miércoles, septiembre 12, 2018

RECUERDOS 2018 Joan Manuel Serrat: el hombre del Mediterráneo


 RECUERDOS 2018

Joan Manuel Serrat: el hombre del Mediterráneo

El trovador catalán conmemora 47 años de su disco ‘Mediterráneo’, de 1971, el cual sigue vigente. 

En cuanto al independentismo, Serrat no ve la posibilidad de un diálogo. 
El cantante nació hace 74 años en Cataluña. 

Foto: EFE / Alejandro Bolívar 
Por: Laura Ventura - La Nación (GDA) 
12 de septiembre 2018, 08:44 p. m.

Retratar a Joan Manuel Serrat en Barcelona, a plena luz del día y en la vía pública, es una tarea titánica. Su ciudadano más ilustre e internacional no pierde la calma. Apenas pisa un pasaje del laberíntico Barrio Gótico, tres turistas argentinos se materializan, como si hubiesen aparecido de las paredes. Una luz cenital ilumina cada paso de Serrat por Barcelona, pero él camina como si no se diese por aludido. Su imagen, como un mosaico en una composición de Gaudí, se integra al paisaje de la ciudad, en los afiches estáticos y en los anuncios que portan las carrocerías de los colectivos de línea. Fue en Calella de Palafrugell, a 135 kilómetros de Barcelona, en la Costa Brava, donde Serrat se instaló un verano a sus 26 años. Todos los habitantes de este pueblo de pescadores guardan una anécdota protagonizada por él. Durante cuarenta trasnoches escribió Serrat 'Mediterráneo', este disco emblemático de la música hispanoamericana. 

¿Qué recuerda de aquel verano en el que escribió ‘Mediterráneo’? 

Cuando trabajé este disco estaba en una época de gran actividad en el escenario. Aquel hotel era el lugar donde yo regresaba. Era mi casa. Tenía mi rutina de vida. Estaba muy cómodo, tenía muy cerca el agua, el mar, la pesca, los amigos, las amigas. Un espacio muy agradable para mí. Además, nunca coincidía con épocas de presión estival, donde hubiera mucho turismo, mucha gente. Siempre he ido en temporada baja. No espero nunca momentos inspiradores. 

Voy por ellos 
¿Se encerró o alejó para escribir el disco? 

Trabajo de otra forma. No escribo cuando tengo ganas de escribir, sino con insistencia, sabiendo que es necesario tirar del hilo para poder deshacer la madeja. No espero nunca momentos inspiradores. Voy por ellos. Hay días en que no puedo escribir y tampoco me atormento. 

¿Qué conserva o ha modificado en la composición de sus discos? 

Cualquiera puede tener su manera de escribir. Cada quien tiene un sistema. Parto con una idea, desarrollo un texto con el que voy trabajando musicalmente y en este teje entre palabras y música vas desarrollando una historia que en el aspecto formal seguramente es muy distinta a esa historia que uno planeaba al principio, que se parece bastante a eso que querías contar.

¿Qué permanece de aquel joven compositor? 

Me lo pregunta a mí y yo soy probablemente el que menos interés tiene en saberlo. Uno solo tiene un presente para vivir, no tiene un presente para andar diciendo cuál ha sido su pasado. No tengo demasiado interés en saber qué permanece. La vida es un camino y una combustión. Camino donde perdés algunas cosas y vas retomando otras. Se va gastando eso que se llama la vida. 

Pero algunas canciones suyas tienen un espíritu de recordar, de evocar. ¿Cómo se ubica usted con respecto al pasado? 

Yo no puedo evitar la melancolía. Puede ubicarse en determinados momentos de mi vida, pero tampoco la cultivo. Aparece como aparecen una serie de sentimientos de manera desbocada, pero no soy partidario de cultivarla, mucho menos la nostalgia. 
Creo que es una mala hierba. 

Es, como dice la canción, “partidario de vivir”. 

Es que la vida es muy corta y no basta para nuestro idilio. El tiempo es la gran riqueza y se la despilfarra de manera realmente penosa cuando es uno de los bienes más preciados. 

¿Es cierto que su mamá llegó caminando a Barcelona desde Zaragoza? 

Era una exilada de su pueblo del que salió con camiones cargados de niños que iban huyendo de los bombardeos con los fascistas. Llegó hasta la frontera y allí tuvo que regresarse. Estuvo unos años en este trayecto, hasta que se instaló en Barcelona. Luego conoció a mi padre y se casaron. 

¿Cómo fue su educación? ¿Qué recuerda de ella? 

La parte más importante de la educación estuvo en mi casa. Tuve la suerte de tener muy buenos maestros, porque me trataron con mucho cariño y cuando estaba en la universidad, me trataron con mucho respeto. Fueron referentes, docentes de pensamiento. También está la calle. Esa es la otra parte de la educación. La calle me ha educado mucho y he tenido buenos referentes. Había que acudir a la picaresca para sobrevivir. Había que alargar el poco dinero que tenías en el bolsillo y cualquier método era válido. 

En la escuela no le enseñaron ni a Antonio Machado ni a Miguel Hernández, ¿cuándo o cómo entra en contacto con estos poetas? 

En las escuelas no enseñaban nada que tuviera que ver con la España liberal, republicana, catalana, nada que no correspondiera al lenguaje, y la manera de los que ganaron la guerra, los franquistas. Había un único idioma, el castellano; y una única manera de pensar, la fascista. No todos comulgaban con el régimen y con el clero. Teníamos gente que nos ayudó a seguir pensando, idas en la casa y vecinos. 

Su casa sí era un territorio bilingüe y de libertad 

Sí. Mi hermano y yo hablábamos con mi padre en catalán, y con mi madre en castellano, con naturalidad. Y hablábamos con algunos vecinos en catalán y con otros, en castellano. 
Aquí nos tocó vivir esta forma un tanto complicada que es utilizar dos idiomas. Pero tengo nietos que son trilingües, que hablan catalán, castellano e inglés. Ahora hablan un poco mezclado, pero poco a poco los van separando. 
Cuando aprender es algo natural y las pilas están nuevas, es bastante fácil. Para nosotros no representó ningún trauma. Además de su hermano, vivió con dos primas. Sí. Esas niñas, sobrinas de mi madre, habían quedado huérfanas. Eran como dos hermanas. 
Nosotros siempre nos hemos considerado cuatro hermanos. 

Su barrio, Poble Sec, ha cambiado mucho 

Sí, porque el barrio siempre ha sido un barrio de inmigrantes. Cuando era chico, estos inmigrantes eran gente de otros lugares de España y gente de la vida, del teatro, porque la calle de abajo estaba llena de teatros, de music hall. Eran las calles del ambiente y de la noche y, por tanto, muchos de los trabajadores tenían su casa. Esto, mezclado con gente catalana. 

En Montjüic también se instalaron muchas chabolas y se hicieron villas que desaparecieron en los años sesenta. Para las Olimpíadas eran ya un jardín. Está irreconocible, pero ahora también está lleno de inmigrantes: dominicanos, paquistaníes y otros latinoamericanos, porque el barrio ha tomado también ese cachet de popular y activo y simpático. 

El problema que estamos teniendo ahora en el barrio 

–hablo del barrio como si aún estuviera ahí
– es que al convertirse en un lugar de viviendas apetecibles, había gente que tenía alquileres desde hace muchos años. A la gente vieja la están echando de las casas de alquiler para venderlas a otra gente de afuera, gente que compra la casa a sus hijos que vienen a estudiar. Siempre ha sido un barrio muy vivo. 

¿Cómo es hoy su vida en Barcelona, en sus calles? 

Mi vida es muy normal. La gente me saludará. Me sonreirán otros. Espero que nadie me insulte. Quiero a esta ciudad y esta ciudad me quiere a mí. Se produce algo curioso: cuando estoy un tiempo sin aparecer en la TV, el empaste se va moldeando más con el resto de los ciudadanos, y cuando aparezco empiezan a mirarme más. 
Nunca se aparta del Mediterráneo en su obra. Siempre pensé que los artistas que pelean por llegar a la gente, por ser internacionales, los únicos que se reconocen como tales, son los provinciales. La gente provincial tiene las cosas comunes para contarse los unos a los otros, por más diferentes que sean sus ojos o su físico, por más distintos que sean sus dioses o el color de su piel, o la forma de practicar el sexo. 
Estos coinciden todos con que sus hijos sangran de la misma manera, los aman de la misma manera, sufren por las mismas razones. 
Somos todos tan parecidos que cuando pretenden separarnos en función de lo que desconocemos de nosotros, cuando pretenden darnos miedo con todo aquello que ignoramos, cuando pretenden cambiar a un ser humano por la forma de cubrirse la cara o de mostrar sus desnudeces, nos están tratando de engañar porque somos todos absolutamente iguales, no solo ante Dios, sino ante nosotros también. 

Por más que se haga algo contra el hombre más lejano, el más olvidado de los individuos, se está haciendo contra el más cercano. Serrat viajó a la isla griega de Lesbos en 2016, invitado por el carismático conductor Andreu Buenafuente, para hacer visible la problemática que allí se exuda, y regalarles a los voluntarios su interpretación de ‘Mediterráneo’. 
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, tres de cada cien personas mueren en el intento de cruzar el Mediterráneo y solo en 2017 se registraron 3.081 desapariciones de personas que intentaban llegar a la orilla europea. 

“Cantar esta canción es una forma de pedirle perdón a este mar al cual se responsabiliza de tantos desastres cuando siempre ha sido un promotor de relaciones entre los hombres, las culturas y los pensamientos”, pronunció en aquel momento. 

¿Imagina una solución a este conflicto? 

Esa gran migración es, sin lugar a dudas, la más grande que se ha producido en la historia. Esto ocurre por dos causas fundamentales: la guerra, producida por factores externos, y el hambre. Estas se reducen a una sola: la codicia. Tanto el hambre como la guerra las producen los pueblos ricos. Ha ocurrido en Irak, Siria, El Líbano, Egipto, Libia, el Chad, en todo África. Es terrorífico. 
La gente escapa. Nadie quiere ver morir a sus hijos. Y se quedan los más pobres, los que no pueden siquiera salir. 
Los refugiados tienen algo, aunque sean sus pies, algo de dinero. Todo esto se lo quitarán los piratas organizados, los meterán en unas pateras y los tirarán al mar, con la esperanza de que se hundan. 

Es una situación cada día más angustiosa porque cada día es menos noticia. Europa reacciona a esto votando unas leyes que permitan absorber a una cantidad de esta gente y distribuirlos en todos los países, pero, desgraciadamente, no se ha aplicado ninguna de estas leyes. 

Por el momento no le veo solución. Hace un tiempo dijo que España había sido la madrastra de América Latina, y no la madre. 
¿Cómo es hoy este vínculo? 

La idea que se me ocurre ahora es la de Cenicienta, porque hay una madrasta, pero esa mujer tiene hijas que son peores que la madrastra. Para España, frente al adjetivo de ‘Madre Patria’ siempre pensé que podría aplicarse el adjetivo de ‘Patria Madrastra’. 
La historia entre los mantuanos y el criollismo todavía está por aclararse y explicarse bien en los colegios. 

Serrat viste una remera estampada con un cubo rubik y la frase ‘Barcelona para armar’. Fue él quien, en pleno régimen de Francisco Franco, en 1968, se negó a participar del Festival Eurovisión por no poder hacerlo en catalán. 
Este acto, antes que de rebeldía, era una oda a la valentía. 
Hoy, Serrat, quien había sido señalado de catalanista, es acusado de traidor por los independentistas. 
Es un momento muy difícil. Creo que es un asunto que tiene muchos actores implicados, no solo Cataluña y España. Cataluña es un conglomerado, no es solo la que gobierna en la Generalidad. 

Además, hay otros actores implicados en esta historia, como la Unión Europea y los mercados. Hablan del diálogo. Yo no veo que nadie ponga de su parte para que este diálogo sea posible. Parece que se cumple la máxima ‘cuanto peor, mejor’. 

¿Si le propusieran a usted juntar las partes para el diálogo? 

Yo no soy mediador, soy voz y parte, como cualquier ser humano. No estoy por encima de ninguno ni tengo la capacidad ni la voluntad de hacerlo. Es como la máxima de Groucho Marx: “No me haría nunca socio de un club donde me admitieran como miembro”. 

https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/entrevista-a-joan-manuel-serrat-por-aniversario-de-mediterraneo-267670