Serrat: “Messi nos hace sentir orgullosos”
“Mi padre preguntó si era niño o niña y le dijeron que del Barça”
“A Ronaldinho le debo que mi mujer mirara el fútbol”
“Hemos tenido la suerte de que el mejor jugador del mundo ha crecido con nosotros y aún hoy nos hace disfrutar”
XAVI CASINOSBarcelona
Actualizado a 04-05-2019
Joan Manuel Serrat nos cita en el restaurante La Farga, en la calle Beethoven de Barcelona. Hace poco que ha regresado de su última gira por América. El ‘noi’ del Poble Sec repasa sus recuerdos culés. Recuerda que de niño no frecuentaba el campo del Barça, sino el del Espanyol, a cuyos partidos le llevaba el señor Arévalo, un tendero del barrio. Sin embargo, nunca dejó de ser fiel al Barça, un equipo que, dice, hasta entonces solo “veía por la radio”. Lo del Barça asegura que le viene de nacimiento y su gran fantasía de toda la vida ha sido jugar en el primer equipo. Fue imposible pero la pudo satisfacer de vez en cuando jugando con los veteranos y compartiendo algunas concentraciones con sus amigos Fusté, Marcial, Reaxach y Sadurní. Su gran ídolo de niñez fue Kubala, y más tarde Cruyff, Maradona, Ronaldinho y Messi, de quien asegura que su vida estable le ayudará a prolongar su vida deportiva y dará aún más alegrías.
Entrevista completa a Joan Manel Serrat
Se dice que usted ya nació siendo del Barça. Usted lo ha atribuido a una herencia cromosómica…
Sí, debe ser una cuestión realmente de estudio, ja, ja. Mi padre me explicó que al nacer, cuando la monja ya me llevó a la habitación, preguntó si era niño o niña, y la monja dijo: “Del Barça”. O sea, que algo ya verían en mí en este sentido.
¿No será que en el Poble Sec no se podía ser de otro equipo que no fuera el Barça?
Pus sí se podía ser, y no solo eso, sino que debo mucho de mi afición futbolística a dos equipos cuya camiseta es blanquiazul. Una, la de la Unió Esportiva Poble Sec, i la otra, la del Espanyol. Yo de pequeño no fui al campo del Barça jamás, hasta que tuve unos ciertos posibles para poder financiarme mi entrada. El único campo de Primera que visitaba era el del Espanyol gracias al tendero de mi calle.
El señor Arévalo, creo que se llamaba…
Efectivamente, el señor Arévalo, que muy generosamente me llevaba con él los domingos que jugaba el Espanyol en casa. Y me llevaba además en unas condiciones maravillosas. Tomábamos un taxi en el Paral·lel, delante del bar Chicago. De ahí salían taxis que cargaban de cinco en cinco a la gente y, a duro por persona, nos llevaban al campo del Espanyol. Siempre le he estado muy agradecido, y aunque hacía proselitismo para conquistarme para el Espanyol, siempre fui de una extraordinaria fidelidad a un equipo que solo veía por la radio, ja, ja.
En la niñez mi ídolo fue Kubala. Todos los niños queríamos jugar con el 8. Fue el gran referente y tuve la suerte de conocerle, de ser amigo suyo y de jugar algún partido con él
¿Es por eso que usted nunca ha sido antiperico?
Eso no sirve para nada, ni ser antiperico ni ser antinada. Hay una serie de equipos que si no existieran se tendrían que inventar.
¿El Real Madrid, por ejemplo?
Sí, el Real Madrid por ejemplo, y el Espanyol, porque representan el adversario local, el uno, y el estatal el otro. Siempre hará falta un adversario con el que enfrentarse.
¿Recuerda el primer día que fue al campo de Les Corts?
Sí, y fue un día no demasiado agradable para un joven. Fue un partido nocturno en una verbena de Sant Joan, el 23 de junio de 1956, contra el Botafogo que terminó en una terrible tangana nada aleccionadora.
En aquel partido cuentan que Kubala demostró que, además de para el fútbol, tenía también grandes dotes para el boxeo.
Sí, se defendió contra varios jugadores brasileños al mismo tiempo cubriéndose la espalda con un poste. Yo ya no llegué a verlo porque estaba saliendo del campo de la mano de mis mayores.
Cada partido lo veo con la pasión no de un aficionado, sino de un culé, que son dos cosas distintas. Si el Barça pierde, pierdo también
He leído en una antigua entrevista que usted habría dado, textualmente, la pierna de su vecino por haber jugado en el primer equipo del Barça. ¿No sería la del señor Arévalo?
No, claro que no, ja, ja, pero es verdad que esa ha sido una fantasía de toda mi vida, imposible evidentemente, porque nunca pasó de eso, de una fantasía que se satisfacía de vez en cuando jugando con los veteranos e incluso compartiendo concentraciones con el primer equipo en la época en que era entrenador Salvador Artigas. Entonces todo era un poco más relajado. Tengo la suerte de tener entre mis amigos a estupendos jugadores de fútbol de mi edad, como Josep Maria Fusté, Pujol, Gallego, Eladio, Sadurní... y Ferran Olivella, que aunque es de una generación anterior, nació cinco portales más arriba de mi casa en el Poble Sec y ha sido siempre el gran orgullo de la calle Poeta Cabanyes, futbolísticamente hablando.
¿Quiénes han sido sus grandes ídolos?
En la niñez fue Kubala. Todos los niños queríamos jugar con el 8 de Kubala. Fue el gran referente y tuve la suerte de conocerle, de ser amigo suyo y de jugar algún partido con él. Luego, Fusté fue un jugador al que admiré mucho. También Marcial y Rexach. Más tarde Maradona. Y Ronaldinho fue un jugador que cambió en mi casa la manera de entender y ver el fútbol. Yo era una persona solitaria viendo un partido de fútbol solo, con gente que pasaba detrás de mí que decía: “Cómo puedes estar todo el día viendo estas cosas”. De pronto, esa misma gente se detuvo para mirar y preguntar: “¿Y este quién es”. A Ronaldinho le debo que mi mujer se aficionara al fútbol. Y después de Ronaldinho hemos tenido la suerte de que el mejor jugador del mundo ha crecido con nosotros y todavía sigue hoy haciéndonos disfrutar y sentirnos orgullosos de compartir con él la camiseta.
¿Que si Cruyff tarareaba mis canciones? Me habría gustado pero no lo sé. Lo que sé es que Messi sí lo hace
A su modo ver, en estos 120 años de historia, ¿quién cambió más el Barça, Kubala o Cruyff?
Bueno, antes me he olvidado de Cruyff. La culpa es de Rexach, ja, ja. Es que estamos en lo de siempre, ¿Maradona o Messi? Pues qué suerte haberlos visto a los dos. Con Cruyff el fútbol ya había cambiado. Ya era más difícil para un delantero poder moverse con libertad. Un jugador de toque y clase ya no tenía espacio. Necesitó mucha más velocidad y chispa Cruyff que Kubala, sin duda.
Decía Rexach que ya en su primer año en el Barça Cruyff tarareaba canciones de Serrat mientras se afeitaba...
Ja, ja, no lo sé pero me habría gustado mucho. Lo que sé es que Messi sí lo hace.
Una de sus grandes aportaciones al Barça fue incluir la mítica delantera Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón en una de sus canciones, de modo que esa es la delantera más recitada de memoria en la historia del club incluso por generaciones que no los han visto jugar. Y esto es por su culpa, entre comillas.
Sí, y culpa mía también el error que hay en esta letra, porque a pesar de que las delanteras eran mucho más estables entonces, en esa me falta Vila. Es el sexto jugador que tenía que haber estado en esa delantera y lo he lamentado siempre mucho.
Esto fue en 1980, y nueve años después dedicó una canción maravillosa a Kubala.
Sí, es una canción muy bonita. Se emocionó mucho cuando se la llevé con un radiocasete portátil para que la escuchara.
El día del 0-5 en el Bernabéu compré 10 entradas pero no pude ir. No acabamos a tiempo una grabación
Ya ha dejado claro que Messi es, al menos de momento, el mejor jugador de la historia del fútbol . A finales de 2017, estaba tan preocupado que hasta hizo pública una carta al presidente Josep Maria Bartomeu instando a que no se demorara más su renovación.
Sí, fue un poco una broma pero que escondía una cierta queja porque todos estábamos preocupados por un asunto que no se resolvía y del que nadie hablaba. Me pareció que era oportuno reclamar a la primera autoridad del club que nos contara cómo estaban las cosas. No estamos tampoco para sufrir con estas cosas.
¿Usted es sufridor?
¿Por el Barça? ¿Aquello que se dice ser ‘patidor’? Pues no, no soy ‘patidor’, lo que sí es que sufro en cada partido. Cada partido lo veo con la pasión no de un aficionado al fútbol, sino de un culé, que son dos cosas distintas. Cuando pierde el Barça pierdo yo también, y cuando gana, gano yo, me produce felicidad. Es la devoción a un equipo de fútbol que últimamente, sobre todo últimamente, me está dando muchas alegrías. Me acuerdo de la época magnífica de Cruyff como entrenador, en la que no tuvimos tantos triunfos, éxitos y copas, pero yo llevaba a mi hija al estadio y le decía que mirara bien aquello porque no lo volvería a ver jamás. Y por suerte lo volvimos a ver con Rijkaard, y después otra vez con Guardiola, y ahora de nuevo.
Volviendo a Messi, llegará un día en que ya no renovará más, ni con la presión de sus cartas.
Va a tardar aún un poco. Messi es un jugador que está bastante entero y se cuida mucho. Tiene una vida muy estable que le va a ayudar mucho a prolongar su vida deportiva.
El día del mítico 0-5 en el Bernabéu, usted no estuvo, pero tenía entradas.
¡Diez, tenía diez! Las compré para mis compañeros, porque estábamos terminando un disco en Madrid, en un estudio cerca del Bernabéu. Pero ocurrió que el domingo no se había terminado el disco, faltaban unas mezclas, y claro, me tuve que quedar con el técnico de sonido. Ni siquiera escuché el partido para no distraerme. Cuando calculé que el partido habría terminado decidí salir a la calle. Vi venir a los del Madrid con las banderas derrotadas y me di cuenta de que se había ganado. Lo que no podía sospechar es que habíamos ganado 0-5.
Usted ha cantado dos veces el himno del Barça desde el centro del Camp Nou. Una en el centenario y otra tras la consecución de la Liga en el 2005. En ambas ocasiones la ovación que usted recibió del estadio era equiparable, si no más, a las que han recibido grandes estrellas del Barça. ¿Cómo se vive esto?
Pues lo viví pudiendo escucharlo bien, algo que los futbolistas no siempre pueden disfrutar porque deben aislarse un poco por la presión. En realidad yo fui uno más de los miles que lo estaban cantando, esa fue la gran emoción. Pero lo he cantado muchas veces más. Siempre que estoy en el campo canto el himno, mis vecinos de asiento lo saben.
Usted que es músico, ¿por qué el himno del Barça aguanta tan bien?
Porque es bueno, muy bueno. Además es un himno que está muy arraigado en la gente y que suena moderno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario