De Serrat y Sabina a Soda Stereo: giras que cambian de nombre y nunca terminan
Un análisis sobre los espectáculos con repertorios añejos y que sólo se actualizan a partir del título. El caso inminente: "No hay dos sin tres", de Serrat - Sabina.
"No hay dos sin tres", un refrán como disparador de una nueva - vieja gira. (Gentileza Prensa Serrat - Sabina)
GERMÁN ARRASCAETA
Domingo 10 de noviembre de 2019 - 01:10
Nos gusta mucho el dinero. Y así trabajamos la mitad y cobramos el doble”.
Apenas pasaron pocos minutos del arranque de “No hay dos sin tres”, el “nuevo” espectáculo en conjunto de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, y uno de ellos no tiene dramas de blanquear los términos salientes del contrato convocante.
Y no es la letra chica, ya que el público reunido el sábado pasado en el porteño Movistar Arena tiene muy en claro que se trata de la celebración de las respectivas obras pasadas de dos gigantes de la canción hispanoamericana, quienes celebran su condición de septuagenarios de manera desprejuiciada y con una vitalidad jaqueada por achaques, sí, pero vitalidad al fin.
Seguramente, el ritual se repetirá el miércoles en nuestro Orfeo Superdomo, un espacio que ya ha albergado en otras oportunidades a la alianza entre el catalán y el andaluz.
No hay nada ilegal en el asunto. Tampoco indigno. Son obras musicales extraordinarias construidas pacientemente y en todo tipo de contextos socio – históricos, y que por estos días vuelven a converger por espacio de dos horas y media.
Pero la reincidencia y la consecuente humorada sobre la división de cargas dejan seteado el debate sobre cómo el hecho de ser autorreferencial ayuda a nombrar giras retrospectivas.
“No hay dos sin tres” es el resultante natural del encadenamiento de “Dos pájaros de un tiro” (2007) y “Dos pájaros contraatacan” (2012).
Serrat y Sabina necesitaban fundamentar de alguna forma a esa progresión, y optaron por un video de ocho minutos protagonizado por Ricardo Darín, quien se carga una narración sobre la “migración de los pájaros”.
Más allá del alcance del recurso, éste revela una “preocupación” de los cantautores por buscarle la vuelta a su antología permanente, algo que los exculpa de tomar el camino más corto, de alguna manera.
Joan Manuel y Joaquín podrían salir así nomás, sin tanto paraguas conceptual, pero buscaron uno y la escena los encuentra fortalecidos para lo que ellos llaman “un intercambio de personalidades”.
Lo dicho: todo bien, todo legal. Está claro que a los gestos disruptivos hay que buscarlos en otro lado.
Serrat y Sabina reciben la ayuda de Ricardo Darín en "No hay dos sin tres". (Gentileza Prensa Serrat - Sabina)
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