Serrat y Sabina deleitaron a los ticos con sus mejores éxitos
Por
HAROLD LEANDRO
17/12/19
Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina deleitaron esta noche a cientos de costarricenses que se reunieron en Parque Viva en La Guácima de Alajuela, para escuchar a estos cantantes-poetas-trovadores españoles, los cuales cantaron sus mejores éxitos, verdaderos himnos para varias generaciones de hispanoparlantes.
Los artistas vinieron a Costa Rica como parte de su gira “No hay dos sin tres”, en la que se pasearon por un repertorio de éxitos de uno y otro, que interpretaron a dúo, intercambiaron o cantaron de forma individual.
Antes de comenzara el concierto se presentó un vídeo de dibujos animados en el que dos pájaros (Serrat y Sabina), explicaron el porqué de la gira. En síntesis, porque en Europa hace frío en esta época, porque es buena alejarse un tiempo de la familia, porque ganan dinero con los conciertos.
También dijeron que lo hacen juntos dado que son flojos para el trabajo y así “trabajan la mitad, nos pagan el doble y nos divertimos el doble”.
Entrañables himnos
Nano (Serrat), de 75 años (27 de diciembre de 1943 en Barcelona) y El Flaco de Úbeda (Sabina), de 70 (12 de febrero de 1949 en Úbeda) cantaron himnos como Y sin embargo, 19 días y 500 noches, Y nos dieron las diez, No hago otra cosa que pensar en ti, Hoy puede ser un gran día, Para la Libertad y Mediterráneo.
El calendario incluía una actuación en Chile, pero fue suspendida por la crisis que atraviesa el país. No obstante, Serrat afirmó que de ese país suramericano fueron “echados”.
El público, claramente de clase alta y media y de más de 30 años (en general) coreó todas las canciones, pero en la que la feligresía le puso más afán fue «Por el bulevar de los sueños rotos», quizás porque al tico le gusta que le recuerden a Chavela Vargas, aunque no sea bien vista como ejemplo, dado los excesos de la famosa tica que recaló en México.
Sabina, tal vez para congraciarse aún más con el respetable público prometió no hacer una gira en el futuro sin pasar por Costa Rica.
El momento penoso -para los que lo queremos a muerte- fue constatar que a Serrat la edad le juega malas pasadas, como cuando cantó Nanas de las cebollas: la voz no le salió en varias ocasiones.
De todas formas, el público supo disimular el trance y vivió una gran comunión con dos artistas queridos y cantados por varias generaciones de ticos que se rindieron antes sus referentes.
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