Sabina: "Yo había jurado que jamás saldría a un escenario en silla de ruedas"
Joaquín Sabina se recupera en su casa de Madrid.
20 de abril de 2020
Redacción de Entretenimiento
Santo Domingo
Joaquín Sabina reapareció el lunes en la televisión española de buen ánimo, bromista como siempre, pero con el brazo en cabestrillo, dos operaciones, un hematoma en la cabeza y un hombro hasta con titanio.
Sabina, de 71 años, no se acuerda exactamente de lo que sucedió el 12 de febrero cuando se cayó de un escenario durante un concierto en Madrid junto a su compatriota Joan Manuel Serrat.
"Acordarme exactamente de lo que pasó no me acuerdo, me acuerdo de estar en el suelo y con un dolor en el hombro terrible", expresó al comunicador Jordi Evole, en el canal La Sexta de España.
Luego sobre su salida al escenario en sillas de rueda recordó: "Eso fue mi primo, el catalán (Joan Manuel Serrat), que tiene un corazón de médico de primeros auxilios y me sacó en silla de ruedas, cosa que yo había jurado que jamás saldría a un escenario en silla de ruedas".
Aunque Serrat lo cataloga de "una cosa muy rara", Sabina atribuye su caída a un error. "Llevo casi cuarenta años en esto y siempre antes de salir al escenario pienso que eso puede suceder, y siempre estoy atento".
Lo cierto es que aquel 12 de febrero "me enrrollé con un cable, y al siguiente paso me pegué el hostión".
Las consecuencias de ese día fatídico: "Ando con dos operaciones, una en el hombro, tengo hasta titanio, y otra de un hematoma en la cabeza".
No obstante, Sabina tiene buen semblante, tomó la conversación de manera relajada y "solo que algo que me hubiera consolado mucho en el confinamiento, que es la guitarra, no la puedo tocar porque este brazo no da mucho de sí".
De su gira interrumpida junto a Joan Manuel Serrat, colapsada por su accidente, no tuvo buenas noticias: no volverá. "Cuando vuelva será ya solo, con otro espectáculo, con otro disco, imagino".
+ LA RECUPERACIÓN
El cantautor de "¿Quién me ha robado el mes de abril" y "19 días y 500" se encuentra recuperándose en su casa de Madrid, junto a su pareja, Jimena Coronado.
El artista extraña a sus hijas, a sus amigos y el ambiente bohemio en el que se juntaba con sus amigos a platicar en un bar o restaurante.
"Me parece atroz no poder ver a mis hijas, no poder darles un beso y también a un manojillo de amigos a los que me gusta mucho ver y darle un beso", manifestó.
Como no usa redes sociales, en ese terreno está aislado, pero "aparte de lo que puede pensar mucha gente he llevado siempre muy bien la soledad, estar en casa en un rincón leyendo un libro o escribiendo".
Sin embargo, la soledad no es el inconveniente: "El problema es la prohibición de besar a la gente que amas o abrazar a la gente que amas".
+ PREOCUPACIÓN
Como escribió alguien en las redes sociales, aludiendo a dos de sus canciones, con el coronavirus "ya llevamos 19 días, solo nos quedan 500 noches y además nos han robado el mes de abril. Sabina visionario".
Se ríe al escuchar la ocurrencia virtual, pero volvió a mostrar incertidumbre: "Sobre todo que nadie sepa cómo vamos a salir de esto si como predicen los augurios, después puede venir otro rebote, y además puede venir una crisis económica del cojón, todo eso hace que esté bastante inquieto".
También expresó dolor por cómo lo están pasando "la gente más desasistida, a los que ni siquiera la familia puede enterrar con un cierto rito de amor".
En particular, mencionó a los adultos mayores "porque esos fueron los que salvaron a muchísimas familias de la crisis económica anterior cuidando los niños o dándoles la pensión para que comieran".
Durante la entrevista tuvo tiempo de recordar a su compatriota Luis Eduardo Aute, fallecido el pasado 4 de abril, "el tipo más artista del último pelo hasta la uña del pie que yo he conocido".
La muerte fue un tema obligado por la cantidad de fallecidos en España y el mundo por el Covid-19 y lo calificó de apocalíptico.
-Tú con la muerte, ¿cómo te llevas?, le preguntó Evole. Su respuesta: "Muy mal, no quiero saber nada de la muerte, me parece un crimen atroz y una injustica, no tengo la menor intención de morirme, que se muera la muerte
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