“La mujer que yo quiero me ató a su yunta”: ¿yunta o yugo?
Rigoberto Guadamuz Monge
Joan Manuel Serrat interpreta la canción “La mujer que yo quiero”, en la cual relata el amor que siente o tiene a su amada, mujer flaca, huesuda y con muchos defectos que no son del agrado de la suegra y del suegro. No sé si el cantante es el autor de la letra, pero podemos encontrar aquí un inaceptable absurdo idiomático al que también nos someten la mayoría de los poetas o pseudo poetas; vaya usted a saber.
Es bien sabido que, en Costa Rica, se ha soltado una cantidad enorme de gente que se cree con el derecho de escribir poemas, a tal extremo que son los que más publican en papel. Tal derecho de expresión lo garantiza nuestra Constitución Política, pero en todos los casos se deben respetar ciertas normas, legales las unas e idiomáticas las otras. Pero para sentarse a escribir primero debe dominarse la ortografía, la gramática y tener un amplísimo conocimiento del idioma. A raíz de mi comentario, de hace algunos años en DIARIO EXTRA y sobre otro absurdo idiomático (todavía sostengo que es así) de la canción “Balada en otoño”, interpretada por Serrat y cuya letra es de la mano de Machado, muchos poetas hasta se dieron el tupé de lanzarme críticas que no tienen absolutamente, una base sólida. Inclusive, unos hasta echaron mano de las figuras retóricas, las licencias poéticas, pero ni uno solo o sola indicó el uso del lenguaje poético, señal inequívoca que ni siquiera saben de lo que escriben u opinan porque ni consultan el diccionario.
Como ilustración que no está de más anotar, se conoce como una yunta a los animales que, en par, es decir pareados, constituyen un conjunto: el tiro.
Tal descripción llevada o traída al campo de la lógica idiomática dibuja que ambos animales, al estar uncidos, unidos o amarrados al yugo o a la barra que les obliga a tirar o arrastrar algo (carro, carreta, arado, carga, etc.) ya están formando un conjunto: la yunta.
Un solo animal (en este caso es la mujer que espera a su amante) nunca puede ser denominada como yunta; se hace necesaria la presencia de dos.
El autor de la letra se equivoca de cabo a rabo al decir la mujer amada “me ató a su yunta”, porque eso implica que lo hizo o incitó unirse al conjunto de dos elementos preexistentes, que en correcto español e inglés, y todos los demás, constituyen un trío.
Sencillamente, el autor o redactor de la letra debió decir que la flaca y defectuosa mujer lo ató al yugo (lo enyugó, lo amarró en sentido figurado) y así, entonces, en correcto español internacional, formaron consecuentemente una yunta.
De haberlo unido a su yunta, significa que este (el enamorado), formó un trío, todo porque el sustantivo “yunta” implica de antemano la presencia de los dos elementos, como he dejado explicado arriba.
Posiblemente seré criticado por poetas y poetisas, quienes sin conocer mucho del idioma y hasta publican con errores ortográficos de bulto, en jauría se lanzarán a señalar mi “desconocimiento” en campo idiomático y poético.
Y, como siempre, usarán vanamente de escudo las licencias poéticas, la retórica, el sentido figurado, que ni siquiera dominan.
*Etimólogo y lexicógrafo con énfasis en lógica idiomática