El cantautor valenciano recibió un emotivo homenaje en el teatro Joventut. Culminó cuando entró en escena para cantar con Serrat su adaptación de 'La Fanette', de Jacques Brel
Foto El cantautor valenciano Lluís Miquel y Joan Manuel Serrat en el teatro Joventut. /
Espectáculo "d'a xavo", o de categoría, como lo presentó la periodista alcoyana Amàlia Garrigós, que destacó el don de Lluís Miquel para levantar, en los 60, "un puente entre la 'cançó' y los guateques". Siempre sirviendo a los más altos ideales, como en 'S'adoneu', el canto con el que Borja Penalba abrió la sesión invocando a un 'nosotros' palmario: "som junts, som tots".
Todo ello se lo miraba Lluís Miquel desde su silla de ruedas en un flanco de la platea: las músicas sentidas (La Cashalada Cia, Toti Soler, Aitana Ferrer) y los videos, con ese Sam, de 'Casablanca', doblado por Ovidi Montllor en los estudios Tabalet, que él creó. La graduación ambiental fue a más cuando, citado por Ricard Ustrell, nos preguntó si sabíamos lo que era tener "amigos toda la vida".
Ahí estuvieron los últimos, o los primeros: Quico Pi de la Serra, insuflando vigor a 'L' arbre'; Maria del Mar Bonet, iluminando el "carrer dels Cavallers" en 'Alenar' y recordando "la familia" que un día fundaron "cantantes, músicos y poetas". Serrat había pedido una silla para estar a la altura de su amigo a la hora de evocar con él 'La Fanette', de Brel, y ahí Lluís Miquel cantó, con solidez y apetito acumulado, fundiendo ambos voces y miradas. "El meu germà", apuntó con orgullo el homenajeado. La familia no se disgrega cuando hay lazos tan fuertes.
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