Canciones de todos
Ana San Romualdo - Segovia
Puede que dentro de 100 años, cuando las generaciones que ahora habitan el planeta hayan dejado paso, con permiso del cambio climático y de la estulticia humana, a otras, nadie se acuerde de Joan Manuel Serrat. Pero puede que, como ahora se siguen cantando los romances ‘anónimos’ que alguien creó algún día, alguien siga cantando “Mediterráneo”. Y al noi del Poble sec le encantaría, porque esa apropiación, ese dejar de ser de uno para pasar a ser de todos, es la mejor forma de éxito, la única permanente.
Aunque aún recordemos, a la perfeccción, quien es el autor de “Mediterráneo”, “Penélope”, “Lucía” o “Aquellas pequeñas cosas”, el trabajo de Serrat ya no es solo de Serrat. Para los que, como este noi que hace mucho que dejó de serlo, ya peinan canas, estas canciones forman parte de la banda sonora de su vida, ligadas sin posibilidad de división a determinados momentos. A los que, más jóvenes, ya vamos camino de las canas, o a los que aún no piensan siquiera en tintes, son temas que nos hacen brotar un imaginario cordón umbilical que nos conecta a nuestros padres, a nuestros abuelos, a la memoria de la familia.
100x100 serrat Serrat vino el viernes al Juan Bravo, dentro del programa de actos para conmemorar el vigésimo aniversario de la reapertura de la sala segoviana, para volver a cantar sus temas de siempre, todos esos de los que ni puede ni quiere desprenderse. “100x100 Serrat” en ese sentido, y también él al cien por cien porque el formato elegido deja pocos resquicios a los adornos y la parafernalia que sí había, por ejemplo, en “Dos pájaros de un tiro”.
Aquí Serrat es solo Serrat; con su guitarra y el piano de Ricard Miralles (matrimonio o pareja de hecho, la complicidad de años se nota en cada momento); con un banquete y una botella de cava; con un puñado de buenas canciones y más de 40 años de trabajo honesto a las espaldas; con una cercanía tan cálida que tiene que ser verdadera y un puñado de viejos y sabios proverbios orientales.
Y fue mucho más que suficiente para meterse en el bolsillo a un público que, todo hay que decirlo, estaba entregado de antemano. Echando mano de un símil futbolístico, en esta temporada en que su querido Barça lo ha ganado todo, Serrat no es que jugase en casa, es que salió al escenario, creo que sale siempre al escenario, ganando cuatro a cero.
Para que no se me enfaden los que dicen que en las crónicas no hablamos realmente de los conciertos, decir que Serrat abrió con “Caminante no hay camino”, acompañada de impresionantes imágenes de la salida al exilio que padeció Machado y cerró, después de dos horas intensas, en las que la palabra, cantada y sin cantar, le pudo la batalla a la música, con “Lucía”. Y decir también que aunque los años pasan, a Serrat el tiempo le respeta, porque él respeta el paso del tiempo, y sabe que a los 66, uno no tiene la voz de los 30; ni falta que le hace.
Información de http://www.eladelantado.com/
Image de Joan Manuel Serrat, acompañándose con su guitarra, en un momento del concierto del viernes. / FERNANDO PEÑALOSA
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