02-Agosto-2009
“El rock nome debe nada”: Miguel Ríos
“El rock nome debe nada”: Miguel Ríos
Luis Felipe Castañeda
El músico de 65 años, con casi 50 de carrera y quien es uno de los rockeros hispanos más importantes, anunció su retiro de los escenarios en cuanto finalice su última gira de conciertos, Memorias en la carretera
Tras casi 50 años dedicados al rock, Miguel Ríos ha decidio decir adiós a los escenarios. Apenas anunció la gira Memorias en la carretera, el músico español confesó sentirse con suerte por poder elegir el momento de su despedida, la cual llegará en dos años más, cuando termine el tour mundial.
A la par de la noticia de su despedida, a Ríos le llegó otro regalo, sólo que de éste fueron responsables otras figuras de la música hispana, quienes grabaron el disco doble Bienvenidos, en el que artistas como Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén, Enrique Bunbury, Amaral y Chambao le rinden un homenaje a través de las canciones que Ríos ha realizado a lo largo de medio siglo de carrera.
“He trabajado para que la gente me quisiera. Los primeros que quería que me quisieran eran mis compañeros”, declaró Ríos durante la presentación del álbum, que salió a la venta los primeros días de junio y que resume, a través de sus canciones, el legado de un hombre que recién cumplió 65 años el pasado 7 de junio y que ha significado al rock latino una de sus piezas angulares para la construcción y consolidación del género.
En Bienvenidos, Bunbury canta Un caballo llamado muerte, Amaral lo hace en Al sur de Granada, Joaquín Sabina con Raquel es un burdel, y Serrat en El río.
De aquel músico que en 1969 sorprendió a la industria y a los oyentes con la venta de siete millones de copias de su Himno a la alegría, muchos pensarán que ha perdido la capacidad de impresionar e impresionarse, pero Ríos ha demostrado que su propia definición, que lo ubica como un eterno aprendiz, es más cierta de lo que podrían alcanzar las palabras.
“El rock no me debe nada, todo lo contrario, yo sólo espero haber contribuido a su difusión y haber logrado que alguna gente se enamore de esta música y vibre, y tenga algún tipo de relación especial con ella.
“Pero el rock está antes que yo y, por lo tanto, yo soy el deudor, imagino que acabaré mi carrera antes de poder pagarle, porque gracias a él soy conocido y soy una persona que tiene una forma de vida muy interesante.
“He vivido a una velocidad como pocos lo hacen, en ese sentido no creo que El músico de 65 años, con casi 50 de carrera y quien es uno de los rockeros hispanos más importantes, anunció su retiro de los escenarios en cuanto finalice su última gira de conciertos, Memorias en la carreteraTras casi 50 años dedicados al rock, Miguel Ríos ha decidio decir adiós a los escenarios. Apenas anunció la gira Memorias en la carretera, el músico español confesó sentirse con suerte por poder elegir el momento de su despedida, la cual llegará en dos años más, cuando termine el tour mundial.
“He vivido a una velocidad como pocos lo hacen, en ese sentido no creo que otro oficio u otras decisiones hubieran sido acordes a como siento que me gusta vivir. Eso se lo debo al rock”, declaró el cantante a Función en noviembre de 2008, durante una entrevista telefónica desde Madrid.
El intérprete, originario de Granada, ha sabido superar las expectativas que un debut exitoso genera alrededor de las carreras artísticas. En 1962, cuando la salida al mercado de su EP Mike Ríos, El Rey del Twist, sacudió los oídos de la gente, muchos apostaron a que el fenómeno terminaría por diluirse con el paso del tiempo.
Pero fue éste el que demostró que en el incipiente comienzo de los 60, década clave para el rock, se estaba gestando una carrera que el propio rey Juan Carlos I elogió cuando en 1993 entregó a Miguel Ríos la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.
“Sin el rock es imposible entender nuestra historia más reciente. Y sin Miguel Ríos, es imposible entender nuestro rock”, declaró el monarca en aquella ocasión como consta en la biografía oficial del cantante.
Ríos, el menor de siete hermanos y estudiante de un colegio salesiano en su niñez, ha sido testigo, y a la vez partícipe, de la evolución del rock en español. Sin embargo, él mismo ha dicho que ahora el género vive un mejor momento aunque, a su parecer, ha cambiado la perspectiva de la música.
“Veo mejores músicos que nunca, veo más autoridad, más bagaje musical e, incluso, mejores textos, pero el rock como un gestor de cambio ha perdido esa actitud, sobre todo en el orbe latino, creo que hay otra música que está emergiendo y que tiene menor compromiso con la gente que la escucha; sin embargo, tiene muchos adeptos.
“En el mundo sajón existe un rock con bastante influencia y con toda una clara intención de seguir despertando conciencias y crear interés en la gente, no sólo por la música, sino también para que reaccione la sociedad”, aseguró Ríos.
Hijo de una familia española de clase baja, Miguel Ríos halló en la música un camino que indirectamente lo condujo ha ella cuando laboró durante su adolescencia en un almacén, en donde era el encargado de la sección musical.
Ahí comenzaron sus primeros encuentros con bandas legendarias, que a la postre definirían su estilo y sus influencias, y que lo llevaron a grabar, en su primer trabajo discográfico, temas como El twist, cover del original interpretado por Hank Ballard, y Pera Madura, del italiano Pino Donaggio.
Aquello fue el parteaguas para que también Ríos enfrentara los vaivenes de la industria discográfica, yendo de un sello a otro, grabando varios EP y, curiosamente, grabando en ese proceso, acaso, su mayor éxito: Himno a la alegría, una adaptación del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven. Siete millones de copias vendidas respaldan su etiqueta como su mayor hit.
Ese éxito abrió las puertas para su consolidación y para su primera oportunidad de grabar un álbum, así fue como nació Mira hacia ti, en el que se incluían 12 cortes que ya habían sido editados como parte de sus EP.
A partir de ese momento, la carrera de Ríos despuntó convirtiéndolo en uno de los rockeros españoles más importante alrededor del mundo, uno que ya podía tocar en escenarios ingleses y uno que con sus discos había dejado de lado la premisa que señalaba al inglés como el único idioma válido para hacer rock.
Le siguieron discos como Despierta, Unidos, La Huerta Atómica, Al Andalús, Rocanrol Bumerang y Rock & Rios, todos ellos grabados entre 1970 y 1984, con los que Ríos se erigía como el guía de una generación rockera.
Con ellos, el cantante se aventuró a fusionar flamenco con rock, a tratar temas de denuncia social y fomentar, a través de sus canciones, el reconocimiento del rock hispano como una fuerza a la que había que poner atención.
Aunque Ríos había alcanzado notoriedad en Europa, y en América, especialmente en México, donde se seguía de cerca su carrera, fue hasta noviembre de 1986 cuando la relación con los músicos mexicanos creció a partir de los Encuentros de Rock Iberoamericano, los cuales permitieron, durante tres días, que rockeros mexicanos, argentinos, chilenos y españoles, entre otros, convivieran en una serie de conciertos organizados en el Palacio de los Deportes en Madrid.
Entre los invitados a aquellos recitales figuraban bandas como El Tri, de México; Sentimiento Muerto, de Venezuela; Os Paralamas do Sucesso, de Brasil; Aparato Raro, de Chile; La Torre y Charly García, de Argentina, y El Último de la Fila, Rosendo y el propio Ríos, por España.
Con ellos, Miguel Ríos había dado la cara y había gestado, en nombre del rock iberoamericano, la primera batalla frontal contra un mercado discográfico que apostaba por dejar al género como una copia del rock anglosajón, o por lo menos destinarlo siempre a un segundo escalón.
Ese encuentro también significó a la postre la oportunidad de que el rockero español se enterara, de primera fuente, de su influencia en el rock mexicano, lo que lo motivó a buscar su primer encuentro en nuestro país, el cual se llevó a cabo en 1987, cuando la Plaza de Toros de la capital se cimbró con aquel concierto.
Ríos se mantuvo como puntal y como incansable rockero. En ese mismo tiempo condujo para Televisión Española la serie ¡Qué noche la de aquel año!, la cual, a través de 27 programas, presentaba un recorrido por el rock hispano. Este show dio pauta para editar dos discos que recopilaban lo mejor de Ríos y sus invitados.
En 1991, Miguel lanza el álbum Directo al corazón, al que le siguió Como si fuera la primera vez, de 1996 y con éste una de sus giras más ambiciosas.
El gusto es nuestro, tour que arrancó en verano de 1996, conjuntó el talento de los cantantes Ana Belén, Víctor Manuel, Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos. Las cifras aseguran que 500 mil personas acudieron a los 34 conciertos que ofrecieron estas figuras. Esa misma gira llegó a Latinoamérica en 1997, en la que ofrecieron 18 conciertos, en dos meses.
Convertido ya en un referente, Ríos dedicó los años venideros a seguir haciendo música y lanzando sus discos Miguel Ríos en concierto: Big Band Ríos (1998), Ana Belén y Miguel Ríos: Cantan a Kurt Weill (1999), Miguel Ríos y las estrellas del rock latino (2001), 60mp3 (2004) y Sólo o en compañía de otros (2008).
Ahora, a casi cinco décadas de haber debutado, Ríos reconoce que el ímpetu sigue vigente en su espíritu.
“Eso es lo que diferencia al rock de otro tipo de música, porque hay música que tiene una sola lectura y no hace falta que nadie participe en ella, mientras que las buenas de rock necesitan que haya alguien que sienta la canción y la adopte para sus propias necesidades y sus propias emociones, y eso es lo que más me gusta”, asegura el cantante.
Información de http://www.exonline.com.mx/
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