sábado, noviembre 21, 2009

‘Guapos’


‘Guapos’

ARTURO San Agustín
De la Barcelona guapa yo me quedo con Candela Tifón, aunque su marido, Joan Manuel Serrat, se ponga corbata para ir al Liceu en noche de homenajes. Candela es mujer discreta y, por consiguiente, observadora. Como Josep Maria Castellet, que acaba de publicar cuatro o cinco retratos importantes. Y también me quedo con Miquel Lerín, que viene de tenores famosos y por eso ha sabido representar y representa a grandes sopranos y tenores.

Miquel Lerín es un bigote culto y ameno que domina el mundo de la ópera y de la música incluso más allá de los escenarios, porque, ay, también las sopranos y pianistas más famosas e internacionales envejecen y acaban en el olvido, la última partitura. Y solo Lerín sigue siendo fiel a quienes triunfaron en el Metropolitan.
O sea, que Serrat se me puso corbata esta semana, el día de la niebla, y yo, el jueves por la noche, acabé en Semon para conocer los nuevos pero tradicionales sabores de su Navidad. Y para seguir hablando de Truman Capote con Màrius Carol, que acaba de publicar El hombre de los pijamas de seda. Y para comprobar que Albert Montagut va de negro y manga corta, como Giorgio Armani, pero sin canas. Semon siempre ha sido lugar de guapos al que acudían las modelos francesas que entendían de cruasans. Y políticos, directores de diario y periodistas, que quizá aprendieron allí los nombres de muchos y buenos sabores. Los tiempos actuales son muy otros y quizá por eso, Montse Tarrida, mujer cálida, dijo que, sin cambiar la esencia de su tienda, intenta dotarla de proximidad y ternura.

El jueves, en Semon, pensaba en Luis Miravitlles, que fue el primero que me llevó a Semon cuando en el mismo reinaba Maria Vidal y, si no recuerdo mal, donde los ricos de entonces aprendían a valorar un buen plato de lentejas. Y mientras pensaba en el profesor Miravitlles, aquel que nos explicaba en la televisión las cosas voladoras de la NASA, reparé en Juan Cardeñas, que es el maître de L’ Indret de Semon.
Qué imprescindibles, qué próximos, qué cálidos son los buenos profesionales.



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