lunes, mayo 24, 2010

Joan Manuel Serrat – ‘Mediterráneo’, 1971 - Revista Rolling Stone



Joan Manuel Serrat – ‘Mediterráneo’, 1971 - Revista Rolling Stone

Pertenece a la lista: Los 50 mejores discos del rock español

Por Darío Manrique - 24 de mayo de 2010

Nacido desde la amargura, en este disco 

Serrat habló de la vida y de la muerte, pero, sobre todo de la libertad. Gracias a él, todos volvimos a nacer… en el mar

Entre agosto y noviembre de 1971, Serrat escribió las canciones de su cuarto álbum en castellano, “siempre junto al mar”, como explicaría después. El mar: como símbolo de libertad y, a la vez, como hogar.

Por eso también aparece en la portada, tras un apuesto Serrat con trazas de ‘rock star’ retratado por Colita, una de las principales fotógrafas de ‘la gauche divine’ barcelonesa con la que se codeaba el cantautor. Era una época complicada en su vida, ya que sólo un año antes había desafiado al régimen franquista encerrándose con un grupo de intelectuales en el monasterio de Montserrat, en protesta por la condena a muerte de varios etarras en el Proceso de Burgos. Mediterráneo, sin albergar canciones explícitamente políticas (Mediterráneo, Lucía, Pueblo Blanco, Vagabundear, Barquitos de papel, Tío Alberto) supuso otro desafío al status quo por sus inequívocos aires de libertad, pero su enorme popularidad (un año en el top 10 de los más vendidos) hizo intocable a us intérprete.

Mediterráneo se registró en los estudios Fonit-Cetra de Milán, adonde el sello Zafiro mandaba a sus estrellas (Los Brincos, por ejemplo). “Yo creo que íbamos a Milán por una cuestión de blanqueo de dinero de Zafiro”, comentó Serrat a ‘Rolling Stone’: “Digo creo: no quiero un proceso por calumnias. Parecía entonces que todo lo de fuera era mejor, cuando la mayor parte era humo”. El cantante no se pudo permitir muchas distracciones en Milán, pues las grabaciones de aquellos tiempos se limitaban a unos pocos días: “Había que hacer todo en cinco días, grabar bases, cuerdas, voz y mezclar. Se contrataba el estudio por una semana”. 

Los nombres de los músicos que tocaron en el álbum no nos han llegado, pero sí los de los dos ‘directores musicales’, cargo fundamental en los discos de la época, que excedía las labores del productor. Fueron Juan Carlos Calderón y Gianpiero Reverberi, dos leyendas.

Calderón es uno de los productores con mayor talento de la historia de la música española (Los Brincos, el primer Aute, Dúo Dinámico), y también ha facturado exitosos discos de jazz bajo su nombre. Mediterráneo no fue la primera ocasión en la que trabajó con Serrat –antes había hecho, por ejemplo, los arreglos del La, la, laque el catalán no llegó a cantar en Eurovisión–, pero en esta ocasión se ganaría la inmortalidad, especialmente por el tema que le da nombre (que, sin embargo, se podía haber llamado Observo a los animales, Amo al mar o Hijo del Mediterráneo, según los títulos que Serrat consideró). Cuenta Calderón que ideó un complicado ritmo para la base, un seis por cuatro, “e inventé una base muy interesante con batería, percusión y bajo que no se había hecho hasta entonces. Ese arreglo me costó muchísimo, pero soy un hombre de retos. El ritmo de Mediterráneo ha sido patrón para otros después”. Otra de las canciones de las que el director musical guarda recuerdo –aunque no muy bueno– es la deliciosa La mujer que yo quiero, pues escribir sus arreglos fue casi una odisea: “Estuve toda la noche antes de ir a grabar a Italia pasando los arreglos al papel con el copista y tomando unas copas, pero La mujer que yo quiero no la tenía hecha, y la terminé como pude, borracho y estresado, a las 7.30 de la mañana, poco antes de que saliera el avión”.

El maestro Reverberi, el otro director y arreglista, que colaboró en otros álbumes con Joan Manuel Serrat, recuerda que “no hacíamos sesiones muy largas: 10 o 12 horas por día para plasmar cuatro canciones, más o menos”. Hoy, 38 años después, el trabajo hecho en ese vetusto edificio milanés ha alcanzado la categoría de himno extraoficial español, presente en todas las encuestas con ánimo de resumen histórico. Esta revista, sin ir más lejos, decidió en 2006 que Mediterráneo era la mejor canción del pop español. “Es querida por la gente y forma parte de la memoria sentimental de varias generaciones”, dijo entonces Serrat. “Bueno, algo tendrá el agua cuando la bendicen, pero si yo tuviera que elegir una canción elegiría otra”. Pero es que en aquel álbum estaban también, aparte de las mencionadas, Aquellas pequeñas cosas, Que va ser de tí, Vencidos

… Un disco irrepetible.


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