miércoles, junio 16, 2010

Joan Manuel Serrat, cantautor: «No tengo edad para años sabáticos»


Joan Manuel Serrat, cantautor: «No tengo edad para años sabáticos»

El «escribidor de canciones», recuperado ya de su intervención de pulmón, canta en el Auditorio de Málaga al poeta Miguel Hernández

16.06.10 - 01:46 - REGINA SOTORRÍO rsotorrio@diariosur.es MÁLAGA.


«No siento que he vuelto a nacer porque nunca pensé que me iba a morir»
«Joaquín Sabina vive de la leyenda, es un hombre de costumbres muy ordenadas»


Dice que las heridas del cuerpo ya han cicatrizado. Las del alma... «tardan más». Con una fina ironía y habla pausada, Joan Manuel Serrat resta importancia a la operación a la que se sometió el pasado marzo tras serle detectado un nódulo pulmonar. Un mes después, el Noi del Poble Sec se subía de nuevo a los escenarios. Y es que para Serrat ni la jubilación -«es lo más lejano al júbilo»- ni un año sabático tienen fecha en su agenda. Lo demostrará mañana en el Auditorio Municipal de Málaga, donde repasará la vida y obra del poeta Miguel Hernández, al que vuelve a cantar en su último disco, 'Hijo de la luz y de la sombra'.

-¿Cómo se encuentra?
-Cómo me encuentro... ¿comparado con qué?

-Pues comparado con como se encontraba antes del día de la intervención de pulmón.
-Me encuentro muy bien, pero también me encontraba bien antes. No he pasado otro tiempo mal que el de cicatrizar.

-¿Y ya han cicatrizado las heridas?
-Las del cuerpo sí.

-Porque las del alma...
-Esas tardan más.

-No es de los que dicen que tras una operación de esas características ha vuelto a nacer...
-No, es una tontería. Cada quien tiene unas sensaciones determinadas y yo no tengo ninguna sensación de haber vuelto a nacer porque nunca pensé que me iba a morir.

-¿No tuvo miedo? El miedo lógico de esas situaciones...
-El miedo lógico sería casi una contradicción. No me gusta demasiado hablar de esta historia porque cada quien la lleva a su manera. Quizá porque como soy veterano del asunto, ya lo llevo con una cierta normalidad, satisfacción y en buena compañía, que es fundamental.

-¿Ha perdido entonces el respeto a los quirófanos?
-Tampoco se crea que soy un adicto (risas). Los domingos procuro ir a otro lugar, me gusta más ir al fútbol, a pasear, a tomar unas copas con los amigos... no soy partidario de pasarme las tardes de los festivos en los quirófanos. Además, ¿sabe qué pasa? Hace mucho frío, y yo soy del calorcito.

-Apenas pasó un mes entre su operación y su regreso a los escenarios, ¿necesitaba volver?
-Sí, tenía toda la temporada programada y traté de fastidiar a los demás y a mí mismo el menor tiempo posible. Por suerte, el día que se decidió volver estaba en condiciones de hacerlo. Pero no le dé tanta importancia... que no la tiene. Piense usted que si no hubiera podido hacerlo, no lo hubiera hecho.

«Soy realista»

-Tiene cierto mérito. Había motivos para tomarse un descanso...
-Mérito lo tienen los albañiles que están 16 horas encima de un andamio, o los mineros que se tiran 16 horas debajo de la mina, o los que están pescando cuatro meses en el mar de Alborán. ¡Esos tienen mérito!

-Es usted muy humilde.
-No crea usted, soy realista. Se lo digo porque a mí no me verán ni en el andamio, ni en la mina ni en el mar de Alborán.

-Era ya un experto en Miguel Hernández, pero ¿ha descubierto algo nuevo con su último trabajo?
-Siempre. Creo que si volviera a remover las tripas de toda la poesía de Miguel Hernández descubriría todavía un trabajo distinto. En Hernández hay un gran mundo que no hace más que brotar y aparecer. Siempre en una segunda lectura de cualquier libro uno descubre cosas que le pasaron desapercibidas en la primera lectura, y en la tercera, en la cuarta... Lo que pasa es que también hay otras cosas que descubrir. Como decía el bolero: «Esta vida es tan corta y no basta para nuestro idilio».

-¿Sabe que muchos conocen los poemas de Machado y de Hernández por sus canciones?
-Pues yo les recomendaría que leyeran el libro, porque es donde van a encontrar realmente al poeta. Lo que yo hago son solamente canciones con versos suyos.
Poetas generosos

-¿Hay poetas de hoy que también merecerían ser cantados?
-Sin duda, hay cantidad de gente escribiendo poesía y sobre todo haciéndolo con una generosidad tan grande... Saben que la poesía es un mundo que apenas da recompensas: se edita muy poco y se lee menos.

-Hay que ser un valiente...
-Hay que ser un poeta, y afortunadamente hay poetas.

-Usted es un poeta que canta.
-Bueno... yo soy un escribidor de canciones. Me gusta ese título.

-¿Es más fácil hacer una gira solo que con Sabina como compañero?
-Es más cansado y previsible (risas).

-Me cuesta creer que sea más cansado sin Sabina...
-Sí, sí, es mucho más cansado solo. Él no lo sabía, pero Sabina hacía el 50 por ciento del concierto. Y ahora es más previsible porque con Sabina al lado siempre hay un porcentaje de imprevisión con el que hay que contar y estar listo para enfrentarte a él. Trabajar con Joaquín fue la confirmación de una amistad.

-Probablemente, las fiestas tras el concierto sean ahora menos...
-No crea. Lo que pasa es que no quiero destruirle... pero Joaquín vive de la leyenda. Es un hombre de costumbres muy ordenadas: él se emborracha siempre a la misma hora. Es muy ordenado.
-Usted tiene fama de perfeccionista y él de ir algo más por libre.
-La fama es un sambenito que te pone cada quien según lo que les afecta a los otros. No soy perfeccionista en el sentido de actuar sobre la vida de los demás; me gusta terminar lo mejor que pueda las cosas. Pienso que cuanto mejor hace uno las cosas, más fácil es que otro las entienda. Pero no haga mucho caso del yin y el yan que siempre se plantean en las relaciones.

Sin descanso
-Después de esta gira, ¿se tomará un descanso o ya tiene proyectos en mente?
-Seguramente me iré a América unos meses y el año que viene no sé muy bien lo que haré, pero seguro que algo haré.

¿No contempla un año sabático?
-No tengo edad para tomarme años sabáticos; esto es cosa de jóvenes.

-¿La palabra jubilación existe en su vocabulario?
-No, la jubilación es lo más lejano al júbilo.

-Sabe que Miguel Ríos y el propio Sabina anuncian retirada...
-Bueno, bueno... Son muy embusteros los andaluces (risas).

-En un mes pasarán por Málaga usted, Sabina y Víctor Manuel. ¡Es una buena generación!
-No sé si habrá espetos para todos (risas).

-Tal y como están las cosas, ¿le ha decepcionado la clase política?
-La clase política es un reflejo de todo lo demás. La clase política no nace por generación espontánea, la forman mujeres y hombres de la sociedad, de diversas extracciones y de diversas sensibilidades. A veces me sorprende oír hablar de ellos como si habláramos de unos extraterrestres. Este desprestigio y descrédito no nace de repente, hay todo un proceso en el cual habría que exigir responsabilidades no solamente a la clase política, sino a todos los que han colaborado en que esto ocurra.

-¿No le cansa ya la palabra crisis?
-No, porque el hombre vive en crisis. No quisiera que nadie malinterpretara lo que voy a decir, pero la crisis es aquello que ocurre previamente a que algo maravilloso nazca. Crisis es una maravillosa palabra griega que tiene un significado fantástico.

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