(Joan Manuel Serrat, ayer en un momento de su concierto.)
Concierto en el maestranza Presentación de 'Hijo de la luz y de la sombra'
Serrat llegó sin las tres heridas
El cantautor presenta su nuevo disco de poemas de Miguel Hernández tras recuperarse de una operación de pulmón
Juan Manuel Marqués / SEVILLA Actualizado 27.06.2010
Cuando Serrat visitó en 1972 a Josefa Manresa para regalarle aquel disco envuelto en una carátula negra que enmarcaba la foto de su marido arengando a unos milicianos en la Guerra Civil, Josefa, la viuda de Miguel Hernández, no tenía nada en su casa con qué escucharlo. Y Serrat bajó a la calle a comprar un tocadiscos. Y hasta es posible que en España aún hubiera muchos jornaleros que habían sido niños yunteros.
Ayer en el Maestranza volvió a cantar El niño yuntero, pero mientras entonaba sus versos en una pantalla situada a sus espaldas se iban relevando imágenes de niños boxeadores en un incierto país asiático, pequeños limpiando zapatos en una calle de Latinoamérica, púberes esclavos del sexo y diminutos andinos sacando barro de una cantera perdida. Sin más heridas que la de la edad, y son 66 años, Serrat se presentó anoche en Sevilla para reanudar la gira de Hijo de la luz y de la sombra, ésa que tuvo que suspender en marzo pasado cuando le detectaron un nódulo en un pulmón. Recuperado, y sin más heridas que las de la vida, ofreció un concierto "cerrado", inusual en el cantautor, en el que fue alternando canciones de aquel disco de Miguel Hernández de 1972 con este nuevo, donde hay poemas de guerra, amor, juventud y hambre.
Antes de comenzar, y para que nadie se llevara a engaño, el cantautor catalán advirtió que no habría ni grandes éxitos ni canciones dedicadas; un concierto cerrado, pero no vacío, milimétricamente trenzado por la dirección del inseparable Ricardo Miralles y en el que Serrat llenó el escenario del Maestranza como una suerte de mito. Este hombre, que ya forma parte de la historia sentimental de este país, gana los conciertos sin bajarse del autobús.
Sí, es posible que el Para la libertad de hoy ya no suene con el mismo brío de aquella voz del disco blanco y negro de Hernández, pero Serrat ha sabido seducir hasta la edad. Cada canción se acompaña de un corto creado por algunos de los directores hispanos más acreditados: José Luis Cuerda, Bigas Luna, Jaime Chávarri, Imanol Uribe, Sergio Cabrera o Montxo Armendáriz le ponen la imagen a cada una de las nuevas y viejas canciones, mientras Serrat pone la voz, la musicalidad y, sobre todo, su presencia. Así, en La palmera levantina se vislumbran unos animosos dibujos de Mariscal y la Elegía se acompaña de un espeluznante corto en el que Ramón Sijé deja su noble calavera y vuelve a su huerto y a su higuera.
Veinte canciones seguidas, más de una hora y media de composiciones bien medidas, justamente acompañadas, finamente arregladas, serenamente interpretadas, acertadamente entresacadas de la obra completa de Miguel Hernández. Minutos de aplausos, y eso sí, sin una sola concesión a otros temas. Aunque lo ha prometido: volverá.
Información http://www.diariodesevilla.es/
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