miércoles, octubre 06, 2010

Serrat, cantautor y poeta en vigilia


Serrat, cantautor y poeta en vigilia

06.10.10 - 03:05 - AVILÉS.

'Hijo de la luz y de la sombra' lleva por título su espectáculo, que acabó por poner en pie a un emocionado público .

Serrat rindió homenaje a Miguel Hernández en un Palacio Valdés repleto

Quienes hubiéramos supuesto que la figura del cantautor había periclitado o se había convertido en flor de otro tiempo, tendríamos razones sobradas para desmentirnos a nosotros mismos tras los conciertos multitudinarios que ha dispensado el Centro Niemeyer a través de Luis Eduardo Aute -el pasado 25 de septiembre- y Joan Manuel Serrat -ayer mismo- en el avilesino Teatro Palacio Valdés.

Serrat volvió a las andadas con canto nuevo, a la prolongación de aquel disco vibrante dedicado a Miguel Hernández que los mayores pudimos escuchar en 1972 y del cual rescató algunas piezas.

Ahora, la celebración del poeta de Orihuela llevó por título 'Hijo de la luz y de la sombra', esas dos orillas que incluyen el gozo y el dolor, esperanza y escarcha, frutos y hambre.

Desde el principio de la velada, el 'noi del Poble Sec' quiso transmitir al público su identificación con los versos elegidos, recitando en bambalinas la metamorfosis: «Me llamo barro, aunque Miguel me llamo/ barro es mi profesión y mi destino...». La emoción se podía tocar. Las notas de 'Tres heridas' dieron paso a su comparecencia en el escenario.

La voz y la cadencia que dibujaron 'Del ay al ay por el ay' son las que han modelado su silueta artística desde que tenemos memoria suya, quiere decirse -una prueba más- de que el cantautor catalán es invulnerable a los ataques del tiempo y sus hospitales, fresco y entero.

Al fondo del escenario, portadas de esa prensa que defendió la libertad como de aquella que la negó, y en la música, 'Para la libertad', uno de los temas más clamorosamente aplaudidos.

Fue alternando versos cortos y largos, de 'La palmera levantina' , «la que atrapa la primera/ ráfaga de primavera,/ la primera golondrina...», a 'El hambre', esa omnipresencia en la poesía y la época de Miguel Hernández: «Tened presente el hambre: recordad su pasado». En el verso largo, la garganta se le estremece y la sacudida se contagió al auditorio, como un hilo invisible. Respeto, mucho respeto y sentimiento encendido. Tal vez porque «sólo quien ama vuela». Las 'Nanas de la cebolla' pusieron brillo en los ojos. Y en el epílogo, 'Uno de aquellos', broche abierto a «todos los soles y los mares». A veces, ayer es hoy y siempre. El cantautor y el poeta permanecen en vigilia. Los aplausos se pusieron en pie.
Antes, Serrat ya había prometido regresar. La próxima vez, con un concierto de «grandes éxitos por mi relación especial con Avilés».



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