lunes, febrero 28, 2011

Música / Poeta al cubo


Música / Poeta al cubo

Daniel Samper Pizano
28/02/2011

Serrat y Hernández vuelven a juntarse en un cedé y en un recital en Bogotá.
Joan Manuel Serrat dijo a la revista Credencial que leyó los primeros poemas de Miguel Hernández en unos libros de Editorial Losada, de Buenos Aires. Libros que llevaba a la universidad una novia suya, enredados con los sánduches.

Da la casualidad que fue la misma edición que nos permitió a muchos otros estudiantes de América Latina y España conocer a ese poeta nacido en Orihuela (Alicante) en 1910 y muerto en un hospital franquista en 1942, luego de sufrir cárcel e ignominia durante años. Son unos libros de bolsillo de la colección 'Contemporánea', con plano de doble marco, tipografía en mayúsculas de diversos tamaños, letras negras sobre fondo gris y un dibujito modernista donde se ve una enorme cabeza de hombre entre dos edificios y una nube en el penúltimo piso.

Aún conservo dos en mi biblioteca. La primera edición de la 'Antología', impresa en 1960, y la primera que abarca poemas de cinco libros o legajos, impresa en 1963. Esta lleva como cabecera 'El rayo que no cesa'. En Colombia costaban entre 9, 10 y 11, 20 pesos.

Los textos de las solapas de Losada no tomaban riesgos con la censura del régimen. Una apuntaba el año de nacimiento del poeta, pero se limitaba a decir que había muerto "a los 32 años de edad, víctima irreparable de la guerra civil española". Otra, la de la 'Antología', se limitaba a precisar que había fallecido a los "31 años y 7 meses", aunque en el prólogo la profesora María de Gracia Ifach es más generosa en detalles sobre los años de cárcel del poeta.

Esos libros que leíamos en América Latina a principios de los años sesenta son los mismos que, en la idéntica época, leían Serrat y la novia en la escuela de Agronomía de la Universidad Laboral de Tarragona. Es fácil explicar, pues, por qué se produjo tan instantánea, íntima y perdurable conexión entre el entonces joven cantautor español y el público latinoamericano cuando en
1972 salió su disco con poemas de Hernández.

Ignoro cuántas veces lo habré oído, pero recuerdo que comparaba las canciones con la versión del libro y pude detectar algunas leves modificaciones que introducía Serrat. Me encantó el disco, y creí y sigo creyendo que el autor de 'Mediterráneo' logró el milagro de potenciar la belleza de unos poemas que parecían inmejorables. Desde entonces no puedo releer la elegía a Ramón Sijé sin que acuda de inmediato a mi memoria esa música tristísima que le compuso Serrat, una música que no redunda sino que realza dulcemente lo que el poeta dice. Igual pasa con 'El niño yuntero', una invitación al nudo en la garganta, y con 'Las nanas de la cebolla' (música de Alberto Cortez) y con el preciso tono
reivindicatorio de la música de 'Para la libertad'. En fin: pasa con todos.

Veintiocho años después de aquel disco ya clásico, y coincidiendo con los homenajes a Hernández por el centenario de su nacimiento, el cantautor de Barcelona y el poeta de Orihuela vuelven a juntarse en un cedé aún más depurado que el primero y un recital inolvidable. No lo digo solo yo. El diario El Mundo, por ejemplo, inició así la reseña del concierto en Madrid en septiembre pasado: "Con la emoción a flor de piel y los versos de Miguel Hernández brotando a borbotones de su garganta sexagenaria, Joan Manuel Serrat estremeció de placer y dolor al público".

El repertorio del disco son las canciones hernandianas de antes y las de ahora, y el concierto lleva como telón de fondo escenas tomadas de unos videos especialmente trabajados para ciertas canciones por un grupo de directores de cine entre los que se encuentra el colombiano Sergio Cabrera. La imagen de Hernández los acompaña, con lo que se cumple aquello que estaba escrito: Algún día/ se pondrá el tiempo amarillo/ sobre mi fotografía".

Estamos ante el mismo Serrat que compuso a los 29 años las primeras canciones ajustadas a los poemas del alicantino; pero a su lado hay otro Serrat que ahora, a los 67 años, descubre nuevos tonos -alegres y melancólicos- en otros versos del antiguo pastor y maestro. La suma de Hernández y Serrat es un poeta al cubo.

Daniel Samper Pizano



Imagen e información http://www.eltiempo.com/lecturas-dominicales/

1 comentario:

Monica dijo...

me acuerdo que yo conocí a serrat hará muchos años cuando me hospedaba en uno de los hoteles cinco estrellas en Budapest, conocí un matrimonio de Argentina que me lo hizo escuchar.. de ahí en mas me compre sus cds.. un grande!