lunes, marzo 28, 2011

Diálogo con cultura de fondo

Diálogo con cultura de fondo Kevin Spacey:


«Si damos a los jóvenes la oportunidad de ir al teatro, será una experiencia que no olvidarán l Joan Manuel Serrat: «La mutación visual de Avilés ha sido absoluta»


28/03/2011 Saúl FERNÁNDEZ

Cualquier día Kevin Spacey y Joan Manuel Serrat bautizarán una calle en Avilés. Los dos, gracias al centro Niemeyer, están cogiendo color asturiano. Y eso, a lo que se ve, los seduce enormemente. La estrella norteamericana dijo ayer sobre el escenario del auditorio del centro neonato: «El arte y la cultura nos alejan de la estupidez».


Y no fueron palabras vanas. El superactor acaba de echar a andar una fundación con el fin de abrir las puertas de los teatros a los que se dan de bruces con ellas. Dice Spacey que éstos son los jóvenes: «¿Por qué se van a gastar 57 dólares en una entrada para un espectáculo en el West End si por ese dinero pueden hacerse con un juego de ordenador?», se preguntó. La cultura, defiende Spacey, tiene que hacer camino de la mano de la educación. «Si les damos a los jóvenes la oportunidad de poder ir al teatro, vivirán una experiencia de tal envergadura que nunca olvidarán.


Será una semilla para el futuro», aseguró el actor. El norteamericano y el catalán fueron entrevistados por el director del Niemeyer, Natalio Grueso, ante un auditorio casi con el lleno absoluto. Spacey, casi al final del diálogo, pidió a los técnicos que subieran las luces de la sala. Cuando se iluminó pidió un aplauso a los espectadores, un aplauso del público y para el público.


«Si han venido aquí para escucharnos hablar, imagínense qué pasará cuando vengan para ver a los actores trabajar», apuntó. Y aquí los espectadores, que ya estaban rendidos al talento del protagonista de «American beauty», estallaron en un pequeño frenesí. El acto que cerró el fin de semana de pasión inaugural -el último de los posibles antes de las elecciones- fue una hora de armisticio ante las palabras de dos de los artistas más aplaudidos del mundo. Grueso presentó a Spacey como «el mejor actor del mundo». El aludido se quitó un poco de importancia: «El mejor después de Woody Allen», apostilló. Luego dio la cifra redonda: 100.000 personas se han pasado estos días por el centro Niemeyer, la gran esperanza blanca.


Y el propio actor dio fe de ello: entró en el complejo directamente por la grapa, una grapa que acogía una procesión de devotos camino de los edificios siderales que comenzaron a levantarse hace casi cuatro años, allá, al otro lado de la ría, en el páramo abandonado tras la reconversión industrial de los noventa, la penúltima crisis Joan Manuel Serrat, por su lado, fue presentado a los espectadores como un «genio de la cultura iberoamericana». Esto lo dijo Grueso y así, en esas alturas, comenzó el diálogo estelar.


Para descender al terreno, Spacey explicó que su Fundación tiene un logo que recuerda un botón de un ascensor: «Para saber cómo se baja cuando has llegado a lo más alto», dijo. El músico y el actor lanzaron pétalos de flores al camino que, a partir de ahora, recorrerá el centro Niemeyer. «Como dijo mi gran amigo Víctor Manuel: esto es suyo, tómenlo», soltó Serrat.


Y dijo más: «La Atenas de Asturias que fue Avilés tiene muchas posibilidades de volver a serlo de la mano de este centro». Serrat es un viejo conocido de los avilesinos: «No sé cuándo fue la primera vez que conocí esta ciudad, pero no hace falta que les diga cómo estaba la ciudad. La mutación visual ha sido absoluta. No tengo que recordarles cómo estaba la ría. La apertura de la ciudad al mar ha contribuido a cambiar su imagen», comentó.


Esto lo apostilló Spacey a su modo: «La primera vez que vine a Avilés paseé por aquí, cuando todavía no había nada. Entonces fue fantástico ver la ría. Dije entonces que si se construía la ciudad lo agradecería, porque la ayudaría: a la hostelería, a los quioscos, a los taxis... los centros culturales aportan riqueza», aseguró. Kevin Spacey confirmó que será Ricardo III en Avilés.


¿Por qué en Avilés y no en Madrid o Barcelona? «Para que vengan aquí gentes de otras regiones», aseguró. La cita, este próximo septiembre. Sam Mendes dirigirá el último proyecto de «The Bridge Project», la compañía que se ha recorrido el mundo con Anton Chejov y William Shakespeare por bandera.


«Shakespeare tiene un gran potencial, no olviden ese nombre», bromeó Spacey, que volvió a la imitación de grandes actores. La última vez que la estrella estuvo en Avilés, el pasado mes de abril, sorprendió al respetable imitando a Morgan Freeman.


Ayer tarde le tocó a Ian McKellan. Contó que fue a ver un espectáculo del actor británico: «Me parece que estaba interpretando a Yago ("Otelo") cuando, de repente, se quedó sin voz», comenzó su relato, después se llevó la mano a la garganta: «No tenía voz y pidió: "Por favor, té con miel". Los espectadores estaban bien vestidos y McKellan se tumbó sobre las tablas para hacer gárgaras», continuó.


La anécdota concluyó con un juego de recomendaciones: que si el té, que si agua, que si un caramelo. «Todos le daban un remedio», concluyó Spacey. Y todo porque Serrat confesó que una noche se había quedado sin voz en Nueva York: «Les dije que les devolvía el dinero, pero dijeron que no, que preferían que tocásemos y que ellos cantaban. Y así fue», recordó el cantautor. Tanto Spacey como Serrat se hicieron con el millar de personas que degustaron sus palabras.


El imán del Niemeyer comienza a presentar todo su atractivo. Desde primera hora de la tarde habían hecho cola en la plaza abierta a los hombres y mujeres de todo el mundo, una cola soviética, ni un salto. Varias mesas servían los aparatos de traducción. Al final, en las devoluciones, se montó un poco de lío: el dominio del inglés no es perfecto. Serrat y Spacey dejaron el auditorio y el Presidente por fin los pudo saludar. Y eso que aún no tienen calle. Les faltó disfrutar de una copa: el actor norteamericano Kevin Spacey y el músico catalán Joan Manuel Serrat se mostraron ayer en el auditorio del Centro Niemeyer íntimos, divertidos, impactantes. Spacey escuchaba con devoción las palabras del cantante y el músico se quedaba embobado cuando el que tomaba la palabra era la superestrella.


En un momento dado Natalio Grueso, que dirigió el diálogo, le formuló una pregunta. Serrat no contestó: -Uy, perdona, pero estaba escuchando a la muchacha -dijo. La muchacha en cuestión era la traductora, que hiló las intervenciones de uno y del otro.


Grueso preguntó a Spacey si pensaba volver a Avilés. El actor soltó un «Yes» rotundo que se llevó la primera ovación del auditorio. El director del Centro Niemeyer le lanzó la misma cuestión al catalán, que se hizo el sueco. -Prometiste que volverías, aunque fuera para dar un concierto de canciones dedicadas -preguntó Grueso sin éxito. Spacey entonces le pidió a Serrat una respuesta y el músico le vino a decir que la respuesta no es que estuviera en el viento, que eso formaba parte de la negociación.


Y, entonces, sonó una nueva ovación en auditorio. La grata sintonía entre ambos se vio desde el primer momento, desde que recorrieron la pasarela sobre las vías del tren. Spacey fue el foco de atención, pero también el cantante. Los fotógrafos consiguieron que las dos estrellas se detuvieran delante del cartel rojo del centro, en la misma puerta de entrada, una entrada coronada por la torre mirador y por la curiosidad del público




Imágenes e información http://www.lne.es/aviles/

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