sábado, marzo 05, 2011

Joan Manuel Serrat visita a Cali y habló en exclusiva con El País


Joan Manuel Serrat visita a Cali y habló en exclusiva con El País

Por: Redacción de El País
05/03/2011

1. La voz del maestro
Poemas del afamado poeta español Miguel Hernández musicalizados por Joan Manuel Serrat en su álbum ‘Hijo de la luz y de la sombra’ podrán escuchar los caleños a viva voz en el Teatro Jorge Isaacs este martes 8 y miércoles 9 de marzo. Y no sólo eso. También podrán disfrutar de varios de los éxitos de siempre de este artista que en su gira mundial ha colmado auditorios en ciudades de España, México, Honduras y otros países.

Desde el Hotel Marriot de Tegucigalpa, el hombre que con melodías como Mediterráneo, Aquellas Pequeñas Cosas, La Mujer que yo Quiero, Barquito de Papel o Para la Libertad se convirtió en ídolo de varias generaciones, habló con El País.

¿Cuál es el balance de su gira?
Ha sido un espectáculo muy bien tratado por la gente y por la crítica, estoy sumamente satisfecho porque era una apuesta personal en la que había trabajado mucho. La poesía, la música y la imagen (videos) conforman un universo entrelazado, independientemente de todas las dificultades que ha habido que atravesar para llegar a concretarlo, ahora ha sido un año para recoger muchas satisfacciones.

¿Cuáles fueron esas dificultades?
Fueron muchas porque el espectáculo es sumamente delicado, todo tiene que estar muy ajustado. Pero no importan tanto las dificultades como superarlas y llegar a culminarlas con la satisfacción del éxito y de compartirlo con la gente.

¿Cómo fue ese proceso de selección de los poemas de Miguel Hernández, luego de 38 años de haberle rendido homenaje a este mismo poeta?
Volver a ellos fue un reto teniendo en cuenta el éxito que había tenido la primera entrega de poemas musicales de Miguel Hernández, pero sumergirse en sus versos ha sido también muy sugerente, muy educativo y muy estimulante. El proceso que hubo de selección fue natural, yo dejaba que las músicas fluyeran, sin fórceps, sin obligarlas a existir. Las que quedaron al final no sé si son los mejores poemas pero sí sé que fueron las mejores canciones.

Me gustaría oír de su propia voz la anécdota sobre la visita que usted hizo a la viuda de Hernández la primera vez que le hizo un tributo musical al poeta...
¿Usted ya lo conoce?

Entiendo que usted le fue a entregarle el disco y ella no tenía dónde oírlo.

¿Qué más? Cuénteme.

Que usted le compró enseguida un tocadiscos...

Eso es, fui a comprarle un tocadiscos y escuchamos juntos el álbum. No hay nada más escondido. Conocer esa mujer fue extraordinario, fue una persona muy generosa, muy generosa, de la cual tengo un recuerdo muy entrañable.

¿Siente hoy que las canciones populares ya no son “esa hermana pobre dentro del concierto de las artes”, como lo dijo usted al recibir un honoris causa?
No se puede generalizar. Lo que sí ocurre es que desde hace unos años ha empezado a haber un reconocimiento por la cultura popular, por todo lo popular, o sea, ha dejado de ser algo marginal para integrarse en los centros culturales, en las universidades, en la cotidianidad de los intelectuales, con esto han hecho muchísimo trabajo todos los que han podido desde su conocimiento, desde su proyección, hacer lo popular como propio y contagiar así a la sociedad.

¿Cantar en español ya no le ha traído ningún inconveniente con los catalanes?
No, no, a mí cantar en español no me ha traído ningún inconveniente con nadie, sólo que ha habido gente que no le ha gustado, que ha pretendido en algún momento limitar mi normal manera de expresión. Esto ha ocurrido en Cataluña cuando cantaba en castellano y con algunos castellanos cuando cantaba en catalán. Éste es un problema de la gente que desprecia lo que ignora y esto no es exclusivo ni de España, ni de Cataluña ni de Colombia.

¿Es cierto que compuso ‘Mediterráneo’ encerrado en un monasterio?
No, no. Cuando estábamos en el monasterio de Monserrat nos escondíamos de la Guardia Civil. El ambiente no era propicio para escribir canciones, más bien era propicio a otras cuestiones. Esta canción la compuse exactamente en un pueblo que se llama Calella de Palafrugell, ahí la escribí. Le juro que cuando la escribí no tenía la menor idea de que iba a ser tan exitosa.

¿Por la enfermedad que sufrió (cáncer en la vejiga) como dice usted, “le vio la cola al lobo”. ¿Hoy se siente como un roble?
Varias cosas. Primero, no me siento como un roble, estoy absolutamente en unas condiciones fantásticas. Y bueno, en la vida todos pasamos cosas, y lo importante no es lo que ocurre sino cómo lo enfrentas. Y ya está, no tiene mayor importancia.

¿Cómo le va con sus viñedos?
Bien, no es una buena época por muchas razones, pero mientras le gusten a usted yo estoy contento (risas).

Es de admirar que su relación con su esposa Candela Tiffón no se haya apagado como es frecuente en el arte.
No hablo del tema. Mi relación con mi esposa funciona tan bien porque nunca hablamos de nuestra relación en los medios de comunicación.

Respeto su posición, maestro.

(Risas). Te agradezco enormemente.

¿Y cómo es Joan Manuel Serrat de abuelo?
Pues mire, igual que los nietos, me imagino, pero con más edad (risas).


"Joan Manuel Serrat ha hecho más que todo exigencias técnicas que garanticen la calidad de su presentación; pero caprichos personales no, él es un ser humano muy sencillo. Viene con seis músicos, entre ellos su pianista y arreglista de toda la vida: Ricard Miralles."


2. De música y política
Serrat pertenece a la primera generación de compositores que dio más importancia a la letra que a la melodía. Y, sin embargo, es también, profundamente melódico, lo cual se nota en temas como ‘Mediterráneo’, ‘Vagabundear’, ‘Para la libertad’ y decenas más, porque pertenece también a la generación de españoles que se crió escuchando boleros latinoamericanos.

Más allá de si el peso de sus canciones recae en las letras o en las melodías, es claro que casi todas, directa o indirectamente, recogen el momento social y político en que fueron compuestas.

Por ejemplo, la pobreza que conoció en su niñez, el ambiente de prostíbulos, cabarets y teatros que había cerca de su casa en el barrio barcelonés de Poble Sec (Pueblo Seco) y su nacionalidad catalana determinaron su faceta ideológica y humanista. Por eso, muchas de sus canciones narran la vida después de la Guerra Civil Española (1936-1939).

Cuando empezó a componer en 1964, estaban en auge los ‘juvenícolas’ del rock y las canciones querían cambiar el mundo. Ello explica que un año después el novel cantautor se vinculara con el grupo ‘Los dieciséis jueces’ que defendía el derecho a cantar en catalán y se integró al movimiento Nova Cançó Catalana.

Su nacionalismo fue puesto en duda en 1967, cuando Serrat publicó su primer larga duración. En uno de sus temas, ‘Cançó de Bressol’, cantó en español una estrofa, lo cual dividió a los cantantes catalanes, quienes durante años se negaron a compartir escenario.

Serrat se defendió diciendo que el castellano también es su lengua materna, pues su madre era aragonesa. Su decisión fue bien vista por el régimen franquista, al que disgustaba que canciones catalanas y en catalán fueran éxito en todo España.

En premio, en 1968, Serrat fue designado para representar su país en el Festival de Eurovisión en Londres, con el tema ‘La, la, la’. Pero Serrat comenzó a recibir presiones e, incluso, en su discográfica aplazaron la salida de su segundo disco.

El cantautor anunció que iría a Londres si cantaba en catalán. No se le aceptó y en su reemplazo fue enviada Massiel, quien ganó el certamen con el mismo tema.

A raíz de la negativa a ir a Eurovisión, el gobierno organizó campaña de desprestigio contra Serrat: la televisión y la radio lo vetaron por cinco años.
Y en medio de la pelotera, el hombre componía temas amorosos como ‘Paraules d’amor’, ‘Tu nombre me sabe a yerba’ y ‘La mujer que yo quiero’, que lo hacían ver distante de conflictos políticos.

Proscrito musical
A pesar de estar oficialmente desaparecido, su disco sobre poemas de Antonio Machado (1972) lo dio a conocer en Latinoamérica. También ese año salió el álbum ‘Mi niñez’, dos de cuyas canciones fueron modificadas por la censura franquista: salieron en su versión original en Latinoamérica, quedando las modificadas para España. Son ‘Muchacha típica’ y ‘Fiesta’ (“Gloria a Dios en la alturas, pues quitaron las basuras...”).

A finales del 70 Serrat se encerró en el monasterio de Montserrat con numerosos intelectuales y artistas, en protesta por la pena de muerte impuesta a 16 miembros de ETA acusados de asesinar a tres personas.

Fue el decenio de 1971 a 1980 el más prolífico y el más político en la carrera de Serrat: sus discos aparecían en las listas de los más vendidos en España, a pesar de la censura gubernamental.

En 1971 cantó en Viña del Mar gratis, en respaldo del gobierno de Salvador Allende. Ya entonces el catalán era símbolo de la libertad en España y en América Latina.

En 1972 Serrat publicó su tributo al poeta Miguel Hernández y las canciones se convirtieron en himnos de protesta, como ‘Para la libertad’.

Del álbum ‘Serrat/4’, de 1974, una de sus canciones fue censurada por el gobierno español, ‘Conejito de terciopelo’, por la mención que hace a una relación sexual en la cual participan tres personas. Sin embargo, le fue levantado el veto en Televisión Española.

Poco duró la luna de miel con el régimen. El 29 de septiembre de 1975 declaró desde México su “absoluto repudio a la pena de muerte, a la violencia establecida y oficial”, a raíz del fusilamiento de cinco militantes de ETA.

La reacción no se hizo esperar: el régimen de Francisco Franco emitió orden de captura contra el cantautor; ordenó retirar sus discos del mercado y algunos dueños de almacenes de música fueron amenazados si no los retiraban. Se prohibió emitir por radio las canciones de Serrat y el Sindicato Nacional del Espectáculo lo expulsó.

Por eso, su álbum ‘Piel de manzana’ fue vendido clandestinamente durante meses.

Serrat se exilió durante un año en México, donde hizo giras en bus, ofreciendo recitales a bajo costo. Tampoco hizo giras por Latinoamérica, pues las dictaduras le negaron la visa.

Cuando murió Franco el 20 de noviembre de 1975, el nuevo rey, Juan Carlos I, concedió indulto real a los acusados de delitos de opinión. El 20 de agosto de 1976, con el riesgo de ser detenido en el aeropuerto de Barcelona, pues no había sido promulgada aún la amnistía, Serrat volvió y fue recibido por una multitud.

Fue el tiempo de los regresos: en junio de 1983, luego de más de ocho años de ausencia, volvió a cantar en Buenos Aires. Como estaba a punto de terminar la dictadura militar, la presentación fue considerada como símbolo de la victoria de la democracia. Pero Serrat aún no podía ir a Chile, por orden de Pinochet.

En los años 90 se vio a un Serrat maduro, poético y utópico, quizás menos político. En 1990 hizo concierto en el Estadio Nacional de Chile, tras serle levantada la prohibición de ir a ese país y cantó ‘Volver a los 17’ de Violeta Parra, diciendo que volvía tras 17 años de serle vedado el ingreso.

A mediados de 2008, volvió a la política: fue uno de los integrantes de la plataforma que respaldó la candidatura socialista de Rodríguez Zapatero.

A comienzos de 2010 Serrat grabó ‘Hijo de la luz y de la sombra’ para celebrar cien años del nacimiento de José Hernández, al que había hecho homenaje en 1972. Esta vez, sin persecuciones.

Han pasado más de 60 años desde cuando Joan Manuel Serrat soñaba con ser bombero. Pero la música le dio una vida “heroicamente satisfactoria”, por lo cantado y por lo que significan sus canciones.

3. Admirador de Colombia
Una relación de más de 40 años conserva Joan Manuel Serrat con Colombia, un país al que según amigos cercanos, el artista quiere y conoce muchísimo, a tal punto que, como lo confirma el ex presidente Ernesto Samper, es un fanático y experto en comida colombiana. “Es un ‘ajicólogo’. Cada vez que viene hay que servirle su consabido ajiaco”.

Este gran conversador, apasionado de la buena comida y del vino, es un hombre muy inteligente, solidario con los amigos y con las personas que tienen menos y están jodidas, al decir de su amigo el columnista Daniel Samper. “Un hombre de izquierda, enamorado de la libertad, de la justicia social y entre las cosas que le agradan contar es que aportó un grano de arena en la lucha contra las dictaduras de América Latina, siempre con sus canciones”.

A primera impresión puede parecer un hombre demasiado serio y hasta irónico, pero su amigo Daniel lo defiende describiéndolo “como una nuez. Por fuera puede parecer un poquito dura, pero por dentro es blanda y dulce. Eso sí, es un tipo que no se deja manosear, pero es adorable, gracioso, tiene mucho sentido del humor”.

Y en Colombia, especialmente en Cartagena, se le puede ver practicando golf en el Club Campestre o hablando con sus amigos pescadores que le llevan pescado para preparar.

En este país, también, a mediados de los años 70, sufrió quizá, uno de los desplantes más grandes que le hayan hecho a esta estrella, hoy de 67 años.

Cuenta el poeta tulueño Rafael Victoria que, invitado por doña Rita de Agudelo, esposa de un político de la ciudad, Joan Manuel Serrat llegó a pasar unos días al ‘Corazón del Valle’.

El columnista Hernán Moreno (q.e.p.d.) fue el encargado de recibirlo en su residencia, identificada con la placa ‘La casa del ocio’, un tertuliadero de los poetas y artistas de la época.

Para homenajear al cantautor internacional se le organizó un almuerzo en casa de ‘La Pecosa Olga’, famosa por sus deliciosos sudados de gallina.

Serrat, rememora el poeta Victoria, enseguida del almuerzo, dijo que no había comido algo tan delicioso hacía mucho tiempo. “Entonces se levantó, cogió un marcador y puso: ‘Con todo cariño para La Pecosa, Joan Manuel Serrat’. Y estampó su firma.

‘La Pecosa’, una mujer muy espontánea que decía lo que pensaba en voz alta, viendo esto, inmediatamente exclamó: “¿Y quién te mandó a ti españolito de mierda, h.p., a ensuciarme la pared?

Enseguida los asistentes al acto social le explicaron a la mujer: es que se trata de Joan Manuel Serrat.

- ¿Y quién es Joan Manuel Serrat? Me importa un culo que seas Joan Manuel Serrat, vos te largás de mi casa y mandame un pintor que me pinte esta joda, te me tiraste esta pared que acabo de pintar.

Ese señor no sabía qué hacer ni para dónde mirar. Doña Rita tampoco. Y Hernán y yo éramos muertos de la risa. Hernán intervino entonces y le dijo a ‘La Pecosa’: - ‘¿No ves que este es un cantante mundialmente conocido?’

- ¿Y qué güevón? ¿Quién me va a pagar la pintada? Que me pague este españolito de mierda, sino, me pagás vos la pintada o vas a ver la bullaranga que te voy a ir a formar a tu casa.

“¡Qué echada tan h.p. nos pegó ‘La Pecosa’!”, remata riendo Victoria.



Imagen e información http://www.elpais.com.co/elpais/cali/

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