miércoles, junio 15, 2011

Un hombre que hace el amor como todos


Análisis
Un hombre que hace el amor como todos

Miércoles, 15 de junio del 2011

Quico Pi de la Serra
CANTAUTOR

Es la primera vez que asisto a una ceremonia de investidura de doctor honoris causa. A parte del trabajado discurso del catedrático Josep Maria Micó desgranando la vida de Joan Manuel Serrat, me han encantado las aportaciones musicales. Han ido in crescendo hasta llegar a la improvisación de Kitflus y Amargós: espatarrant. Verles sentados en la misma banqueta y tocando a cuatro manos es algo extraordinario. Ha sido un acto muy bonito e intenso, sentimental y a la vez profesional

Serrat ha expuesto su punto de vista y después ha repasado todo lo que está ocurriendo en Barcelona y el mundo. No me han sorprendido sus palabras porque somos buenos amigos. Serrat es, ante todo, una persona normal y eso explica que esté al corriente de lo que pasa, que sepa analizar de dónde vienen los problemas y entrevea las posibles soluciones. Ese ha sido su mensaje: cada uno debe repasar de dónde viene para hallar su propio camino. Creo, como él, que estamos viviendo una situación de impasse, pero las cosas cambiarán. Lo que está ocurriendo no es lógico, no podemos seguir así.

Serrat se mostró como una persona normal y eso, para mí, quiere decir mucho, porque es tal y como debería ser todo el mundo. Deberíamos ser conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, y que conste que no pretendo con ello hacerle la pelota, porque ya somos mayorcitos...

Creo que él es un mes mayor que yo y ambos nos conocemos desde hace muchos años, desde que empezó a cantar. Eso sí, nos vemos poco porque él no para de trabajar. Hace unos meses nos encontramos en Guatemala y pude presenciar el trabajo que hace en Latinoamérica. Me encantó su concierto, como profesional y como amigo. Su actuación fue como una especie de pequeña clase magistral. La dio en un teatro, ante un público muy entregado y con una banda estupenda formada por Miralles, Kitflus y otros músicos. En la primera parte presentó las canciones basadas en poemas de Miguel Hernández, un trabajo muy contundente y que toca mucho la fibra. Después se fue y dejó a los músicos tocando jazz, para, al regresar a escena, cantar las canciones que le apetecía. Incluso aprovechó para explicar a la gente de forma divertida la particularidad de los catalanes, «seres un poco raros porque somos diferentes: nacemos catalanes, tenemos otra lengua, pensamos en catalán, nos vamos a dormir en catalán y hacemos el amor como todos...»

Serrat domina el escenario como nadie. Aprendí tanto de su forma de estructurar el repertorio como de su forma de moverse, creando una auténtica comunión con sus músicos y el público. Estaría bien que el resto de cantantes del país y el público en general fueran a verle. Lástima que la endogamia entre los artistas y sus seguidores no lo permita
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