jueves, diciembre 08, 2011

"Historia de una fotografía sevillana


"Historia de una fotografía sevillana


Ilustración para artículo De Fondo de la revista Sevilla DC 40, llamado "Historia de una fotografía sevillana", escrito por Eva Díaz Pérez y que trata sobre la Generación del 27 en Sevilla. El título hace referencia a la fotografía original que usé, que fué tomada en efecto en esta ciudad.


A continuación, pego el artículo:

"Historia de una fotografía sevillana.

Hay tardes en las que los espíritus sensibles asisten a un suceso extraño: la niebla con olor a magnesio que sale de las entrañas de la calle Rioja. Dicen que es el humo del fogonazo con el que allí se inmortalizó a la Generación del 27. Hace ochenta años de aquella fotografía y la Feria del Libro ha decidido repasar el álbum de la mejor memoria literaria de la ciudad para recordar aquella cita mítica.

Los jóvenes poetas acudieron invitados por el torero Ignacio Sánchez Mejías y por el Ateneo, que organizaba unas jornadas dedicadas a Góngora. Aquel encuentro, más allá de las sesudas conferencias y los recitales, sirvió para reforzar la amistad del grupo y convertir a Sevilla en capital poética de España con delirantes episodios, como el ocurrido en la casa de Sánchez Mejías en Pino Montano, donde tuvo lugar una curiosa representación con disfraces morunos. Habría que imaginar a aquellos poetas –tan serios y circunspectos en la fotografía oficial- ataviados con marlotas moriscas, pantalones bombachos de seda, babuchas con tafiletes de colores y turbantes con pedrerías.

Pensemos en esa gavilla de poetas aún con las brisas frías y grises de Madrid colgando de las chaquetas. Sentado sobre un sillón está Federico García Lorca –con ojos saltones de niño que ha mirado la soledad profunda de los pozos-, que viste un traje blanco manchado en los bajos con fango de la lluvia de este diciembre sevillano. A su lado, Gerardo Diego, que tiene ojos de marinero, ojos acostumbrados a mirar muy lejos, y un salvaje pasado ultraísta; el melancólico José Bergamín, que añora a su novia, razón por la que se compra una guitarra de afeminadas formas para recordarla en las noches sevillanas. Juan Chabás está apostado junto a la chimenea, con su voz grave, voz de barba, según decían. No muy lejos anda Dámaso Alonso, impaciente por exhibir su memoria prodigiosa capaz de recitar los 1.200 versos de la primera Soledad de Góngora. Junto a él, Jorge Guillén –alto y delgado como si se hubiera tragado un árbol- y Rafael Alberti, jocoso y descarado que hasta había debutado como torero en la cuadrilla de Mejías.

Entre otras aventuras vividas en Sevilla habría que recordar la sesión hipnótica; la madrugada flamenca con Manuel de Torre y el Niño de Huelva; citas en las tabernas de Triana o una visita de madrugada al manicomio de Miraflores.

Aquel encuentro es ya leyenda, como escribió Guillén, porque simboliza los momentos felices y perdidos. Quedaba por llegar el viento atroz de la guerra, ese vendaval que había de lanzar muy lejos –tumbas y exilio- a los protagonistas de aquella fotografía."



Información de Susana Emma Caligaris Natalucci

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