viernes, enero 20, 2012

No somos un pueblo de bueyes...


No somos un pueblo de bueyes...

20.01.12 - FRANCISCO ESCUDERO


Tal día como hoy, 20 de enero, hace 75 años, salió publicado por primera vez el poema Viento del Pueblo, de Miguel Hernández. Lo publicó 'Bandera Roja', uno de los numerosos periódicos del frente a través de los cuáles el poeta oriolano solía canalizar sus versos y sus crónicas periodísticas de guerra. El libro poético del mismo nombre, que incluía otros 24 poemas, además del citado, no vio la luz hasta 8 meses después (Ediciones Socorro Rojo, Valencia - septiembre de 1937), y ha pasado a la posteridad como uno de los más claros ejemplos de la literatura social del siglo XX, con poemas tan representativos de este enfoque literario como El niño yuntero, El sudor, Jornaleros o Aceituneros.

Escrito en romance, hecho que todavía lo entronca más con lo popular, 'Viento del Pueblo' se convirtió pronto en un poema-bandera de exaltación del pueblo como inspirador y destinatario poéticos. El sentido épico de sus versos (y también, claro está, el contexto en el que fueron escritos) hizo que el compromiso social que transpira el poema se convirtiera rápidamente en una causa colectiva abanderada por los más desfavorecidos, los que luchaban con uñas y dientes para dar un sentido digno a sus vidas. Y a esta causa colectiva de compromiso social se entregó Miguel Hernández en cuerpo y alma, y así lo reflejó en la dedicatoria que en este libro escribió para su amigo Vicente Aleixandre: «Hoy, este hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja de un importante modo a ti, a mí, a varios, hacia el pueblo.

El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo».
No al pie, sino a la cabeza de este siglo XXI, el compromiso con el pueblo se hace más necesario que nunca. Este sentido colectivo de la literatura, de la política, de la vida en definitiva, es el que debe impregnar nuestra conducta en nuestra acción diaria. Porque esto no se arregla si no se arregla entre todos, y de la crisis no se sale a dos velocidades, unos en primer lugar y otros después, sino todos a una sola velocidad aunque sea más despacio, y arrimando todos el hombro.

El problema es muy grave y la causa debe ser colectiva, por eso nadie debe quedarse en la cuneta, y nadie debe salir antes porque alguien se haya quedado atrás. O hay una salida colectiva o no hay salida. Y la historia de nuestra literatura nos ha enseñado que somos un pueblo terco, que cuando se propone una cosa, se remanga y, con empeño y esfuerzo, termina consiguiendo su objetivo, aunque tardemos más de lo deseable.

Valencianos de alegría, nos califica Miguel Hernández en su poema. Con esa imagen, y con un compromiso sincero con el pueblo, saldremos del bache porque tenemos orgullo en el asta para hacerlo, tal y como nos retrata el poeta:

«No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan,
yacimientos de leones, desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros, con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes,
en los páramos de España».



Información http://www.laverdad.es/alicante/v/20120120/cultura/somos-pueblo-bueyes-20120120.html

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