Un gran encuentro con dos viejos conocidos
11/03/2012
NEUQUÉN (AN).-
Son viejos conocidos del público. Porque hace décadas que los vienen oyendo, juntos y por separado, y porque además ellos son, siempre, como esos viejos amigos que tienen la puerta abierta de casa a cualquier hora y en cualquier circunstancia. Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, allí, sobre el escenario del Espacio Duam, son cercanos y son queridos. Y por eso, las 15.000 personas que llenaron el lugar festejaron este nuevo encuentro que los trajo -por primera vez a duo-, a esta ciudad. Lo celebraron durante las más de dos horas que duró la fiesta. Y así, esos dos viejos conocidos, fundamentaron con creces la decisión de volver a reunirse a cinco años de la primera (y también festiva) experiencia compartida.
A las 22.10 el Espacio Duam quedó a oscuras y en la imponente pantalla montada en el fondo aparecieron dos cuervos (con la voz del dúo) a presentar el show. "Buenas noches, anoréxicos y obesos, bosteros y gallinas, colimbas y milicos", expresaron los pajarracos.
"Prohibido arrojar ropa interior, a menos que la lleven puesta", se burlaron, pícaros. Y entonces sí, la broma se convirtió en algo serio y los pajarracos, claro, en ellos dos en cuerpo presente. Formales, vestidos con trajes y corbatas negras, camisas blancas y sombreros, aparecieron y sin mediar palabras y presentaciones, interpretaron "Hoy puede ser un gran día", y enseguida "acuérdate de mí".
Un rato antes del show, en sus camarines, los españoles recibieron ponchos enviados por Sapag y también la llave de la ciudad de parte del jefe comunal.
Ya en el escenario, y después de un comienzo musical, el dúo intercambió chistes, saludó al público y arremetió con "Algo personal". Sabina le puso su sello a la canción y se animó a bailar unos pasos de tap.
Lo de Serrat y Sabina, para los argentinos, siempre es algo entrañable.
Y quizás la pieza secreta de esa relación esté en lo que delineó el periodista y escritor español Manuel Vincent: "Estar siempre de parte de los que pierden, apuntarse a las derrotas, convertir cualquier caída en una rima dura y cantarla como quien grita a la vida, ése es el asunto de Sabina cuyo primer objetivo es que todo el mundo sea feliz (...) Y mientras ese milagro suceda Serrat enamorará a las madres y a las hijas (...) Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se han apropiado de los jóvenes más insomnes, de los más cabreados, de todas esas chicas, que si bien pueden ser princesas, tienen el corazón suburbano. Vuelan juntos otra vez (...) a favor de la felicidad de cuantos esperan que un asa llegue por el aire a rescatarlos para volar a la misma altura, con estos dos pájaros".
Parece cierto. Esos dos pájaros con mucha vida vivida, disfrutada y cantada, le pusieron música a la noche neuquina con "La orquesta del Titanic", el álbum con 11 canciones inéditas que urdieron a cuatro manos.
Después de un comienzo a dúo, Sabina se quedó solo. Después fue el turno de Serrat, y luego el de ambos. Cantaron a favor de la felicidad. La prueba, además del impecable show, son esas quince mil personas que se dieron el gusto de saborear canciones viejas o nuevas, pero siempre entrañables.
Información http://www.rionegro.com.ar/diario/rn/nota.aspx?idart=832706&idcat=9521&tipo=2
No hay comentarios.:
Publicar un comentario