"En el fondo, Sabina es bueno"
Serrat dice que su colega no es un crápula como aparenta. Joaquín corresponde: “Lo que me molesta de Joan Manuel es su talento”
Domingo 15 de abril de 2012
BUENOS AIRES.— Se ríen, se lanzan bromas y pareciera que, entre ellos, no se tomaran en serio. La amistad entre los músicos Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina queda en evidencia y se confirma a medida que van charlando. No sólo abordan la música, sus creaciones y las canciones que los apasionan, sino que además hablan de política y actualidad, española y también latinoamericana.
Tras la presentación de la gira Dos pájaros de un tiro, que los tuvo en un escenario local en 2007, ahora regresan con un nuevo trabajo en conjunto: Dos pájaros contraatacan. En este nuevo show , los músicos presentarán algunas canciones del disco La orquesta del Titanic", que lanzaron en febrero. “No éramos tan conscientes de lo que iba a representar para quienes lo escuchaban. La actitud de los músicos del Titanic, ante el naufragio, fue ejemplar y es la que nosotros hemos adoptado. Seguir tocando lo mejor que tocamos”, cuenta Sabina, tras dar un sorbo a su copa de cerveza helada.
Y su compañero, que sólo prefiere agua, complementa: “Entre nosotros hay menos diferencias desde las que plantea la realidad. Desde que comenzamos a trabajar en el disco hemos sido testigos de un proceso de deterioro económico, de pérdida de libertades, de beneficios sociales que se van recortando. Las cosas no sólo no se han solucionado o mejorado, sino que van a peor”, dice Serrat.
¿Qué aportó cada uno al nuevo disco?
Joaquín Sabina: Es algo completamente distinto, porque mis discos en unitario son mucho mejores. Y los de este, no te digo nada (risas). No sé qué hemos aportado, pero para mí es un absoluto lujo viajar y subir al escenario Joan Manuel.
Joan Manuel Serrat: Nuestra premisa era buscar un camino que no estuviera contaminado con cualquier cosa que hubiera hecho antes ninguno de los dos. Era buscar otro camino, no uno intermedio, sino hacer algo completamente diferente.
¿Hay alguna diferencia respecto de la gira anterior?
JS: El hecho de tropezar con la misma piedra es por la nostalgia de lo felices que fuimos en la gira anterior, donde la convivencia rozó casi la perfección. A mí lo que más me molesta de él es su talento, que es insoportable, y también que vaya al gimnasio.
JMS: Joaquín es un tipo complicado, es bien jodido, pero la ventaja es compartir las historias con alguien que sí es talentoso, no sólo es generoso y amable. Hace que cualquier inconveniente sea menor. Pese a la imagen de crápula que él quiere proyectar, en el fondo es un buen muchacho (más risas).
¿Pretenden transmitir algún mensaje particular con el disco y la gira?
JS: Buscar solidaridad y amistad, más allá de lo que se suele hacer en cualquier oficio. Pero las canciones no son inocentes, todas tienen un modo de sentir, un modo de vivir, pero nosotros no aspiramos a mucho más. Si el mundo viviera sin la canciones sería muy feo, pero nosotros no podemos vivir sin ellas.
¿En la creación hay tiempo para reinventarse o prefieren hacer lo que el público les pide?
JMS: Hacer cualquiera de las dos cosas al 100 por ciento es el camino más corto al fracaso. La primera exigencia para esta gira fue hacer un disco nuevo, con canciones nuevas y presentarlas, cambiando todo el concepto del concierto.
Queríamos hacer algo que nos justifica, que nos hace creadores. Si queremos transmitir todo lo nuevo sin tocar los referentes, es un desastre. Pero tampoco podemos hacer lo contrario porque sería como estar anclados al pasado.
Ciudadanos del mundo
En sus diferentes presentaciones, los músicos reconocen que son consultados por diferentes temas de actualidad.
“Muchas veces nos preguntan y sabemos de las cosas tal como lo sabe un ciudadano en el mundo. Nos enteramos de lo que está en los periódicos”, dice Sabina. Pero a la hora de hablar de Chile, Serrat se detiene y entona a Violeta Parra: “Me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura”, canta él, mientras saca aplausos entre sus acompañantes.
“Yo agradezco mucho a los estudiantes que estén dando este paso al frente que la sociedad necesita como estímulo para reconocerse ella misma y no arrastrarse por los designios, los mandatos y por todos aquellos que nos están organizando la vida como no la queremos”, enfatiza el catalán de 68 años.
¿Y qué dice sobre sus expectativas de reencontrarse con el público chileno, que es su próxima parada en la ira?
“Visitar un público tan cómplice como siempre lo hemos tenido, no defraudarlos, llevar nuevas canciones y desde luego comer tan maravillosamente como se come en Santiago: unos buenos marisquitos, y bebernos un buen pisco chileno, pero sin que lo sepa mi mujer, porque ella es peruana”, lanza Joaquín Sabina, para rematar con más bromas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario