Serrat, medio siglo de aldea en aldea
Joan Manuel Serrat celebra sus 50 años escénicos
Paseando su universal cancionero por Donostia y Bilbao
AITZOL SAN SEBASTIÁNBilbao
Actualizado:20/06/2015
De aldea en aldea / el viento lo lleva / siguiendo el sendero / su patria es el mundo / como un vagabundo / va el titiritero. Versos del Joan Manuel Serrat compositor que el Joan Manuel Serrat titiritero lleva haciendo buenos medio siglo. Cincuenta años de guitarra de palo y tablaos resumidos recientemente con una Antología Desordenada, en forma de cuatro discos con 50 canciones y un libro con textos personales y cerca de cien instantáneas. Un soporte sonoro ideal para una triunfal gira de conciertos que le acercan, una vez más, a Euskadi.
El catalán tiene una doble cita con sus acólitos vascos. La primera este misma sábado a orillas del Urumea. El Kursaal, con el billetaje agotado desde hace días, acogerá con los brazos abiertos a partír de las 20.30 horas a este pionero de lo que se dio en llamar la Nova Canço catalana. El domingo el Euskalduna bilbaíno (a la misma hora y con un puñado de entradas en sus taquillas danzando aún el baile de la seducción para los más perezosos), recogerá encantado mañana el testigo para dar cobijo a la voz temblorosa de este cantautor incansable y multifacético donde los haya.
Cuentan las crónicas que todo empezó en la mañana del 18 de febrero de 1965. Ràdioscope era uno de los programas más populares de la radio catalana, se retransmitía a diario y en directo desde el estudio Toresky de Radio Barcelona. Esa mañana Salvador Escamilla, su creador, presentó a un joven del Poble Sec barcelonés que había escrito algunas canciones en catalán. Y no solo le abrió las ondas de la radio más escuchada del momento sino que lo recomendó a una empresa disquera como Edigsa, escudería oficial de un incipiante movimiento musical que pasó a la historia bajo la etiqueta de cançó catalana. Así, en cosa de pocas semanas un aún desconocido Joan Manuel Serrat pasó a grabar su primer disco -un EP titulado Guitarras- incorporándose al colectivo Els Setze Jutges (fue el miembro número trece) e iniciar sus primeras apariciones públicas (el primer concierto lo protagonizó en mayo de ese año en Esplugues de Llobregat).
Serrat, sin embargo, no entró en la agrupación con la idea de reivindicar la lengua y la cultura catalana o como una afición complementaria a un trabajo más serio. Serrat quería ser cantante y como primer paso para lograrlo fue el primero del colectivo que optó por la profesionalización de su entonces incipiente carrera. El tiempo le ha otorgado la razón con rotundidad. Su innato talento musical le ha permitido edificar una envidiable carrera de continuidad al tiempo que ensanchaba su capacidad pulmonar para, cinco décadas después, soplar con fuerza las velitas de un aniversario redondo del que pocos artistas pueden presumir por estos lares.
Languidecía el año 43 del pasado siglo cuando Joan Manuel Serrat (Barcelona, 27 de diciembre) llegó al mundo, para alegría de su padre (obrero y catalán) y su madre (campesina y aragonesa) en forma de niño espabilado. Los estudios de perito agrícola compitieron con deportividad con la doma de las seis cuerdas de una guitarra mientras bañaba sus oídos con las más diversas influencias rítmicas. Así, el folclore catalán, la copla española, el tango, la zarzuela, el bolero, la canción francesa y el cancionero popular latinoamericano fueron macerando sus primeros escarceos musicales.
Referencias que junto a las rimas de autores como Mario Benedetti,Antonio Machado, Miguel Hernandez, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pablo Neruda o León Felipe, entre otros, aún puede rastrearse en el legado de este catalán también conocido como El noi del Poble-sec ('el chico del pueblo seco; en referencia a su barrio natal) en versión peninsular o como el Nano (en versión transoceánica).
De todos esos mimbres nacieron sones que marcarían de forma apabullante el panorama catalán (del momento y hasta nuestros días): Ara que tinc vint anys, Cançó de matinada, o La tieta. Ya en 1967 Serrat realizó sus primeros conciertos en solitario en el barcelonés Palau de La Música Catalana, la meca soñada de cualquier músico, e inmediatamente después protagonizó su primer especial televisivo cantando en catalán para todo el estado. El paso siguiente era lógico y coherente: cantar en castellano, a pesar de la oposición de muchos de sus compañeros de la cançó. De ahí a Eurovisión (un certamen serio por aquel entonces) y el consiguiente jaleo que facilitó la declinación de Serrat a tomar parte (Massiel le sustituyó y triunfó) al tiempo que grababa la canción con la que iba a participar en varios idiomas como demostración sonora de su apertura de miras. Serrat seguía mirando al globo terraqueo como un gran auditorio para su repertorio por encima de fronteras. Su público era todo el mundo y se lanzó a demostrarlo.
Valiente por peteneras cantando en catalán cuando no se podía y en castellano donde no se podía, el autor de canciones tan emblemáticas como Mediterráneo o No hago otra cosa que pensar en ti, Serrat acumula historias (encierros en contra del juicio de Burgos en 1970, exilio y regreso apoteósico; icono de la transición apoyando a Felipe González), anécdotas, canciones, conciertos y reconocimientos (7 doctorados Honoris Causa por su contribución a la música y literatura española, entre otros importantes galardones). Convertido en icono a ambos lados del Atlántico, firma un repertorio universal que, posiblemente, trascienda su propia biografía como parte de la memoria y el cancionero colectivo.
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2015/06/20/558598ab46163fae7f8b4584.html
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